lunes, 18 de marzo de 2013

Las Memorias de Vegeta (Entrada 65)



28 de Julio 791 12:00pm

Nuevamente mi mente había quedado en blanco. Mis pensamientos se habían disipado dejándome en un espacio vacío y ausente de cualquier sensación, lo cual era inesperadamente liberador. Hacía mucho que no experimentaba una paz tan plena y una tranquilidad tan densa que era abrumadora.

-        Vegeta… - Llamo la voz de Picorro.
-        Lo se… debo concentrarme.

Hice acopio de mi voluntad y con mi imaginación volví a reconstruir mi entorno; nuevamente estaba en el planeta Vejita y tras mirar un poco a mi alrededor me di cuenta que estaba dentro de mi cuerpo infantil otra vez, de hecho estaba justo en el momento que había estado buscando; a mi lado estaba de pie mi padre con mirada severa clavada en la mujer frente a el. Devolviéndole la mirada con firmeza estaba Rabba, aun manteniendo su reverencia.

Todo ocurrió tal y con mi sueño, mi padre deslindo a Rabba de sus tareas como mi paje y ella se despidió de mí finalmente con un suave movimiento de su mano, con una sonrisa en los labios y lágrimas en sus ojos; mi corazón se sintió pesado al tiempo que miraba su rostro. Quise correr a detenerla, pero el solo hecho de imaginarlo hacia que la escena se distorsionara, sin poder evitarlo vi cómo se alejó hasta quedar fuera de mi vista.

-        Piccoro… no hay alguna manera posible…
-        Lo lamento Vegeta, lo que vez aquí está contenido en tu mente. Tus recuerdos e imaginación son todo lo que vez, con suficiente voluntad podrías hacer lo que quisieras, pero no sería más que una ilusión.
-       
-        Si te sirve de consuelo, esa mujer es parte de tus recuerdos… es real. 

“Real” esa fue la palabra que definió mi búsqueda. En todo el tiempo que había pasado soñando con esa mujer, la duda de si era solo una ficción creada por mi subconsciente me había mantenido anclado en la idea de que era solo un simbolismo, una manera en la que mi mente representaba un deseo que lentamente había emergido sin que me diera cuenta. Pero ahora Piccoro me había dado la certeza de que era una parte genuina de mi memoria; Rabba había sido una persona real en mi vida, mi infancia en el planeta Vejita, y posiblemente la única persona a parte de mi padre con la que tenía una conexión en todo ese mundo que dejo de existir hace tantos años.

De pronto un sentimiento de melancolía inundo mi ser. No fue agradable, pero a la vez tuve la necesidad de explorar más esa sensación; mi curiosidad me impulso a recorrer mis recuerdos rápidamente, segundo a segundo reviví cada experiencia con Rabba una y otra vez. Todos mis sentidos se llenaron de aromas, sonidos, texturas, sabores y colores de una manera tan inmediata que estuve a punto de perder la conciencia a causa de la saturación de mi sistema nervioso. Y en medio de esta explosión de sensaciones una nueva memoria me fue revelada.

Estaba recostado boca arriba y me sentía sumamente confortable, estaba envuelto en calidez y suavidad; un suave aroma llenaba mis fosas nasales y me sentía sumamente tranquilo. Lo único que rompía mi  placentera sensación era lo borrosa que era mi visión, mire a mi alrededor y con esfuerzo recorrí mis alrededores, todo estaba difuso y la luz era tan intensa que me obligaba a cerrar la voz de vez en cuando. Puede distinguir la voz de una mujer y un hombre ablando entre sí, pero no podía hallar ningún sentido en sus palabras, para mi eran como balbuceos sin significado; pero al escuchar la voz femenina la desesperación de mis limitaciones visuales desapareció… era reconfortante… somnífero…

-        ¡DESPIERTA VEGETA!
-        ¡Aaaahhh!

Me desperté hiperventilando y mi pulso estaba tan acelerado como si hubiera corrido por horas, una ligera briza hizo que me percatara que mi frente y pecho estaban empapados en sudor nervioso. Trate de incorporarme pero mi cuerpo no respondió como yo quise, mire alrededor y me di cuenta estaba de vuelta en el templo de Kami Sama; Piccoro estaba entado con las piernas cruzadas y me miraba con consternación.

-        ¿Qué fue lo que paso? – pregunte mientras mi respiración volvía a la normalidad.
-        Entraste en un estado de “estasis” pero tu pulso empezó a disminuir y me vi forzado a despertarte.
-        … No puedo moverme bien.
-        Es normal, llevas 12 horas recostado, en unos minutos recuperaras el control de tu cuerpo, pero te recomiendo que pases la noche aquí para que descanses, le pediré a Mr. Popo que prepare una habitación para ti.
-        ¡Espera! – le detuve al ver que se ponía de pie – aún no hemos terminado.
-        Se lo que vas a decir Vegeta, pero continuar en este momento pondría en riesgo tu vida… además no creo que obtengas nada aun si continuamos.
-       
-        Dime Vegeta, ¿Qué es lo que realmente estas buscando?
-        … - tuve que pensar mi respuesta por un momento, realmente no estaba seguro – quiero saber porque tengo esos sueños, porque ella está en mis recuerdos.
-        No puedo responder del todo esas preguntas, pero puedo decirte que su presencia en tus sueños solo significa que es una persona importante para ti, aun si no puedes recordarla del todo.
-       
-        Descansa hasta que puedas moverte y luego sube, te vendrá bien comer algo – diciendo esto, Piccoro se encamino hacia las escaleras que ascendían hacia la plataforma celeste.
-        Piccoro…
-       
-        … gracias.

Piccoro simplemente asintió con la cabeza y siguió subiendo.

Parece que Bulma acaba de llegar, voy a recibirla. Usualmente pasamos algo de tiempo justos cada que vuelve de sus viajes.

3 comentarios:

Vitrioluz, El Fecundo en Ardides dijo...

Yo sigo creyendo firmemente que son hermanos...

Karime dijo...

es su mama!

Scabbers dijo...

Acá termina otra saga...y me quedé con las ganas de ver al viejo de Vegeta "viendo el futuro" asi moría feliz XD.