27 de Julio 791 8:00pm
-
Te sentí llegar, desde hace rato –
dijo Piccoro – aunque no me explico a qué has venido.
-
… tsk, iré directo al grano
entonces… necesito….
-
¿Hmn?
-
… Necesito… tu…
-
¿Mi qué?... si te refieres a la habitación
del tiempo te recuerdo que tu ya pasaste 2 días enteros, yo no puedes volverla
usar Vegeta.
-
No, necesito tu… ¡argh! ¡Necesito
tu ayuda!
-
…
Piccoro se quedó por un momento callado con expresión
pasmada, y no lo culpaba, para mi había sido sumamente difícil decir esas
palabras.
-
Vaya, es bastante… inesperado – respondió
sin dejar su estado de impresión.
-
¿Podemos hablar adentro? Me estoy
cansando de estar parado aquí en el sol.
-
Está bien, vayamos al comedor del
templo.
Le explique a Piccoro es asunto con mis
sueños, que había sido algo recurrente desde mi adolescencia, pero que no tenía
recuerdos consientes de esa persona, sin embargo aparecía a menudo en mis
sueños.
-
¿Y exactamente conque quieres que
te ayude Vegeta?
-
Tu raza tened una gran habilidad
mental, si no mal recuerdo, El patriarca de Namekusei era capaz de leer la mente,
al menos eso dijo Krillin alguna vez.
-
Efectivamente, pero no todos somos
capaces de hacerlo, no con la misma eficacia.
-
¿Puedes hacerlo o no?
-
Si… pero es arriesgado, si bien
entiendo, lo que quieres es saber si tus sueños son recuerdos reprimidos o
simplemente lo imaginas ¿no es así?
-
Sí.
-
De acuerdo, ¡Mr. Popo! – Llamo Piccoro.
En cuestión de segundos el regordete hombre de
piel negra entro por la puerta del comedor.
-
Llamo usted Piccoros.
-
Mr. Popo, prepara una habitación para
que Vegeta pase la noche.
-
¡Espe…! – comencé a replicar, pero
Piccoro me detuvo alzando una mano tranquilamente para pedirme que esperara.
-
A la orden – respondió Mr. Popo
antes de marcharse.
-
El proceso puede ser bastante
tardado y lo más probable es que termines exhausto, así que será mejor que descanses
cuando terminemos.
-
Ya veo.
-
Ahora acompáñame, hay que hacer
algunos preparativos antes de comenzar.
Picorro me guio al interior del templo, la vez
pasada que había estado aquí no había recorrido el interior, pero sabía por su apariencia
exterior que era mucho más grande que la corporación capsula. Descendimos por
una serie de pasillos y escaleras por algunos minutos hasta llegar a una amplia
habitación que llena de luz, esta entraba por enormes ventanales ubicados a
unos 2 metros del suelo, aquí había una extensa porción de tierra y follaje
rodeado por un sendero de lozas blancas, en el centro había una plataforma
redonda de unos 8 metros de radio. La porción de tierra tenía varios árboles de
distintos tamaños, pero todos eran en si iguales, el tronco delgado y la corteza
de un blanco pardusco, la hojas diminutas y de un verde azulado, la copa de los
arboles era una esfera casi perfecta. De pronto aquel escenario me pareció muy
familiar.
-
Este lugar… esas plantas…
-
Si – respondió Piccoro a la
pregunta que aún no formulaba – son plantas de ayisa, cuando Goku trajo a Dende
a la tierra para ser el nuevo Kami Sama, traía algunas semillas consigo, hace
años que empezó este jardín; dice que lo hace sentir menos lejos de su hogar.
-
Ya veo, Hablando de él, ¿en dónde
esta? No lo he visto, pero tampoco puedo sentir su presencia…
-
Aunque no lo creas, en este mismo
momento está en la habitación del tiempo, entro esta mañana.
-
Ju, así que ese renacuajo al fin decidió
fortalecerse ¿eh?
-
No, a diferencia mía Dende no es
un guerrero, así que no entro ahí para entrenar su cuerpo, sino su espíritu y
su mente; el sabe que tiene mucho que aprender y tiene que pulir sus
habilidades para ser un Kami Sama apto.
-
¡Bah! Seguramente solo está
perdiendo el tiempo.
-
Como sea, las plantas de ayisa no
tienen ninguna otra función en Namekusei que embellecer el paisaje, al menos
eso pensaba. Pero Dende me enseño a preparar un aceite especial a partir de las
hojas de ayisa, dicho aceite tiene propiedades muy variadas, entre ellas el
relajar el cuerpo y permitir que la mente se aclare fácilmente.
-
Entiendo… ¡Espera un momento
Piccoro! ¡de ningún modo voy a dejar que me embadurnes de aceite namekuseijin
degenerado! – reclame completamente exasperado mientras trataba de evitar que
esos horribles pensamientos invadieran mi mente.
-
¡¿De qué demonios estás hablando?!
– respondió Piccoro igualmente exaltado - ¡No voy a hacer eso!... ejem… tomaras
un baño en agua caliente que contiene este aceite, eso te ayudara a relajarte,
eso hará mas fácil el poder leer tu mente.
-
… Más te vale que no se te ocurra
nada extraño insecto verde.
Bajamos nuevamente por las escaleras que había
en un costado de la habitación y llegamos a un recinto lleno de neblina y
humedad.
-
Estos son los baños principales,
al fondo encontraras un cubículo donde puedes desvestirte y al lado están la
bañera, ya está lista, quédate ahí por… una hora – Piccoro alzo sus manos he
hizo aparecer un pequeño reloj de arena – toma, te estaré esperando en el piso
de arriba, sube cuando estés listo; ¿necesitas algo más?
-
No.
Piccoro subió por las escaleras y yo me dirigí
hacia el cubículo, a pesar de toda la neblina, no era tan espesa como para
impedirme ver hacia donde iba. En el cubículo había toallas y batas de diversas
tallas, todas ellas con un diseño muy similar a la ropa de los namekuseijin.
Una vez que me hube quitado la ropa me encamine a la bañera, el suelo de
azulejos estaba húmedo y se sintió frio bajo mis pies; al acercarme a la bañera
pude ver el agua de un tono verde azulado ligeramente más oscuro que el de las
plantas de ayisa, me imagine que era por el aceite. Mirando con detenimiento podía
ver los cúmulos esparcidos del aceite, los cuales flotaban en la superficie al
no poder mezclarse completamente. Introduje una mano para medir la temperatura
del agua y di un pequeño respingo al sentir el líquido casi hirviente, una leve
sensación de dolor corrió de mi mano a mi hombro, pero rápidamente se disipo
una vez que mi piel se acostumbró al calor. Entre lentamente al agua
disfrutando la momentánea sensación de ardor, conforme eme hundía en la bañera
pude percibir el mismo aroma de los campos de Namekusei. Estire mi brazo para
alcanzar el reloj de arena y lo deje corriendo sobre el borde de la bañera; cerré
los ojos y comencé a relajarme.
No me di cuenta, pero me había quedado dormido
por algún tiempo, de pronto mi cuerpo resbalo
y me hundí completamente en el agua. La sensación de mis oídos y mis fosas
nasales al inundarse con agua caliente me despertó de inmediato y me alce
bruscamente para inhalar aire al mismo tiempo que tosía el agua que me había entrado,
me apoye en el borde de la bañera mientras recuperaba el aliento y tras
tallarme la cara con una maño para limpiar la gotas que escurrían por mi cara
pude ver los últimos granos de arena cayendo al fondo del reloj, marcando así
el fin de la hora.
Salí de la bañera y me seque con la toalla, me
puse una de las batas y subí por las escaleras. El cambio de temperatura al
subir al piso de arriba fue vigorizante mente refrescante, podía sentir como la
humedad de mi cabello hacia que se me enfriara la cabeza cada vez que una
corriente de aire circulaba por la habitación, mi piel se sentía igualmente
fresca, pero una sensación ligeramente grasosa así que el roce de los pliegues
de mi carne fueran más suaves de lo normal. Era una sensación confortable.
En el centro de la habitación Piccoro estaba
sentado junto a una colchoneta, tenía sus ojos cerrados y su clásica postura de
brazos cruzados.
-
¿Ya estás listo Vegeta?
-
Terminemos con esto.
-
Bien recuéstate.
-
… - con cautela, hice lo que me pidió
yme tendí en la colchoneta.
-
Antes de comenzar, ¿Estas completamente
seguro de esto Vegeta?
-
¡¿Crees que soy cobarde?! No me
asusta tomar riesgos.
-
No me refiero a eso, si tu sueño
realmente es un recuerdo, y por lo que me cuentas no se debe a una pérdida de
memoria, puede que tu mente lo haya reprimido para protegerte… hay cosas que
son mejor dejarlas en el olvido.
-
¡Solo hazlo!
-
De acuerdo.
Piccoro coso una mano sobre mi frente y
respiro profundamente – cierra los ojos – hice lo que me pidió nuevamente y de
pronto todo se llenó de luz. Por un momento perdí el sentido del tiempo y volvía
recuperarlo cuando sentí el suelo bajo mis pies. Estaba parado, pero no estaba descalzo,
traía puestas botas saiyajin y de hecho tampoco vestía la bata, mis ropas eran
las propias de la realeza de mi planeta natal. De pronto me di cuenta de lo
familiar de mi vestimenta, mire a mí alrededor y supe que estaba en mi habitación,
la habitación del palacio en el planeta Vejita. Busque rápidamente un espejo y
pude confirmar lo que había deducido, frente a mi estaba el rostro de un niño
saiyajin de no más de 6 años, mi rostro.
-
¿Qué significa esto? – me pregunte
en voz alta.
-
Este es tu sueño vegeta – declaro una
potente voz que resonó con eco desde mi cabeza.
-
¿Piccoro?
-
En este momento te estoy mostrando
el espacio que tu mente crea cuando sueñas, puedes moverte libremente, ir a cualquier
lugar. Pero recuerda que esto es una ilusión, no todo lo que veas será real,
tampoco nada que no sea parte de tu memoria podrá ocurrir aquí, ¿Lo entiendes?
-
Creo, que sí.
De pronto el aroma de las rakusa llego a mi nariz, seguí mi sentido del olfato y me gire 180°
guiado por el olor del perfume. Al dar la vuelta pude ver la figura que tantas
veces había visto en mis sueños, parada frente a mí y mirándome con su usual
ternura en los ojos estaba Rabba.
Voy a buscar algo para cenar y continuare más
tarde, Bulma está de viaje, Trunks se fue a visitar a Goten y Bra se quedó a
dormir en casa de Pan, así que podre escribir hasta tarde sin que nadie me
moleste.
1 comentario:
A mi se me hace que Goku y Vegeta son hermanos...
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