4 de Diciembre 791 5:20 pm
Poco a poco Nappa fue
mermando las esperanzas de los terrícolas, primero Ten Shin Han, quien murió
tras realizar un último ataque utilizando lo que le restaba de fuerza y luego
Piccoro al sacrificar su vida para proteger a su discípulo, el pequeño mestizo
tan solo fue un lastre para los demás a pesar de la fuerza latente que mostro,
incluso considere en llevarlo conmigo para convertirlo en mi súbdito, pero
luego de hacer enfurecer a Nappa con un par de ataques que logro asestar, había
sellado su destino, mi lacayo no lo dejaría con vida aun si se lo ordenaba
directamente.
Pero entonces, justo
cuando estaba a punto de aplastarlo de un pisotón, una ráfaga velos se llevó al
niño evitando que mi compañero se manchara las botas con su sangre; Nappa quedo
confundido con la desaparición del niño yo estando lejos pude ver todo con más
claridad. Por increíble que fuera una nube dorada había llegado como un bólido
y envolvió al pequeño saiyajin, quitándolo del camino de una muerte segura,
para cuando Nappa se percató de esto, la nube flotaba plácidamente a tan solo
un metro atrás de el con el niño sobre ella, era algo sumamente extraño; pero aún
más raro era la tenue sombra incorpórea que se proyectaba cerca de Nappa. Mi instinto
me hizo mirar hacia arriba y ahí encontré a su dueño. Enfundado en un traje de
color naranja, flotaba a unos 5 metros sobre el suelo, al cual descendió
rápidamente en línea recta. Al principio no pude ver bien su rostro, el sol del
ocaso aun brillaba lo suficiente como para oscurecer sus facciones teniéndolo a
su espalda, pero el grito del niño llamándolo “Papa” lo confirmo, era
Kakarotto.
Me acerque flotando
hasta quedar a un lado del cadáver de Piccoro, ahora que podía verlo bien sin
duda era un saiyajin de raza pura, aun sin tener una cola, el cabello negro y
alborotado y sus rasgos eran propios de nuestra especie, pero más importante aún,
simplemente por su aspecto pude deducir que se trataba de un soldado de clase
baja. Desde mucho antes de que el planeta Vejita explotase, nuestra gente ya
había dominado la fertilización in vitro y la ingeniería genética; con el fin
de propiciar guerreros superiores, mis ancestros crearon un sistema de castas
(Ver Apéndice), y la reproducción entre estas estaba estrictamente prohibida.
Durante mi infancia pude ver a muchos guerreros similares, idénticos inclusive
podría decirse, esto se debía a que la clase soldado eran seres diseñados con
el fin de ser prescindibles, con una fuerza óptima para el combate y gran
resistencia, pero poco poder latente, es por eso que se les consideraba de
clase baja.
-
¿Puedo
saber a qué diablos viniste Kakarotto? – le pregunte al recién llegado sin
realmente esperar una respuesta – Espero que no digas la misma tontería que lo
demás, ¡Nunca nos derrotaras!... espero que te quede claro imbécil.
Ignorándome por
completo, Kakarotto camino lentamente hacia el namekuseijin y le reviso el
pulso dándose cuenta de su destino. Su hijo
le explico entre lágrimas como se había sacrificado por él, causándole
una visible sorpresa; luego miro a los alrededores y se percató de los cuerpos
de los otros dos peleadores.
-
¡Je, je! También
había un enano que voló en mil pedazos – comento Nappa burlándose – ¡Lo
hubieras visto!
Nappa continúo
mofándose de Kakarotto y alardeando de cómo lo mandaría de vuelta al otro
mundo, completamente ajeno a lo que mi rastreador me estaba mostrando, su poder
de pelea se iba incrementando segundo a segundo sin detenerse. Comenzó a
caminar en dirección a Nappa, provocando que este le lanzase un puñetazo que
termino abanicando el aire. Para el debió parecer como si desapareciera ante
sus ojos, pero yo pude ver con claridad como acelero súbitamente para pasar de
donde estaba Napa y siguió caminado hacia su hijo y luego hacia su otro amigo
tendido en el suelo. Se arrodillo y hablo con ellos por un momento para luego
girarse para mirarnos antes de volver a caminar de vuelta con nosotros. Su paso
era decidido y su mirada firmemente colocada en mi compañero.
-
¿Por qué
me miras con tanto odio? – le pregunto Nappa - ¿Acaso quieres que te mate tan rápido?
-
¡Jamás les
perdonare lo que han hecho! – Respondió Kakarotto alzando la voz al tiempo que
su poder de pelea hacia lo mismo
-
¿Siete
mil?... Ocho mil ¡y sigue aumentando! – el suelo se resquebrajo a su alrededor
y los fragmentos se alzaron levitados por su poder cuando grito, cuando de
repente se detuvo abruptamente.
-
¡Vegeta!
¿de cuánto es su poder de pelea? – me pregunto Nappa confundido por aquella
demostración.
-
¡Es de más
de Ocho mil! – le respondí al tiempo que me quitaba el rastreador y lo
despedazaba en mi mano. Era frustrantemente evidente que no me serviría de
nada, no con este sujeto.
-
¡¿Qué?!
¡¿Ocho mil?! ¡Debe ser un error! ¡la maquina sufrió una descompostura!
-
No te
sorprendas… aún no he usado el Kaiou Ken – le advirtió Kakarotto.
-
¿Kayo-que?
-
¡Cállate!
– sin esperar más Nappa sucumbió a la provocación y se lanzó al ataque – ¡Nunca
podrás vencer al gran Nappa!
Corriendo a hacia su
oponente, Nappa trato de sujetarlo entre sus brazos, pero igual que antes,
Kakarotto acelero de repente, saltando y dando una voltereta en el aire para
plantar un punta pie en la nuca de su atacante, lo suficientemente fuerte para
mandarlo de buces contra el suelo.
-
Eres un
fracasado – declaro Kakarotto hacia Nappa quien apenas se levantaba con el
rostro enrojecido por el golpe.
-
¡¿Cómo me
llamaste?! ¡¿Fracasado?!
-
Así es, me
acabo de dar cuenta por el golpe que te di.
Nappa volvió a ceder a
sus instintos y ataco ferozmente con una ráfaga de golpes de y patadas que
habrían desecho en segundos a cualquiera de los otros inútiles con los que
peleo; pero Kakarotto evitaba cada uno de ellos, los esquivaba con una
facilidad que daba la impresión de que leía la mente de su contrincante. Luego
de un derechazo especialmente torpe de Nappa, Kakarotto desapareció de nuevo
para hacer distancia con él. Las habilidades que estaba demostrando me hicieron
cuestionarme sobre su poder de pelea cuando peleo contra Raditz, ¿Cómo se había
vuelto tan fuerte en tan corto tiempo?
Entonces Kakarotto
corrió hacia Nappa solo para volver a desaparecer frente a sus narices dando un
salto y aterrizando sobre su cabeza. Nappa trato de atraparlo con las manos,
quedándose completamente abierto cuando Kakarotto dio una pirueta hacia atrás
para quedar frente a él, y le propino un único puñetazo en el abdomen haciendo
que se doblara jadeando mientras el aire escapaba de sus pulmones.
-
Ese golpe…
es de parte del pequeño Chaos – anuncio.
-
… - Nappa
cayo de rodillas al suelo incapaz de sostenerse por más de unos segundos
mientras se sujetaba el estómago; tan solo le tomo un segundo y voltear a mirar
a los ojos a Kakarotto para que su ira superara su dolor y asfixia.
Lanzo un manotazo
gruñendo con dificultad, el cual fue fácilmente evadido por Kakarotto. A este
le siguieron una patada y un izquierdazo que de igual manera no alcanzaron su
objetivo, pero tras este último, Kakarotto hizo su movimiento.
-
¡Este es
departe de Yamcha! – grito al tiempo que golpeo el rostro de Nappa con su puño
izquierdo, mandándolo a volar varios metros hacia atrás, rebotando contra una
roca saliente del suelo y despedazándola con su descomunal cuerpo, no, no fue así,
el golpe lo empujo con tal potencia que eso no basto para detenerle, justo
estuvo a punto de golpear otra roca metros más atrás cuando Nappa por fin venció
a la inercia y se elevó en el aire para reagruparse.
Aun más enardecido,
Nappa acumulo su energía y la disparo en una ráfaga explosiva hacia su agresor.
Kakarotto permaneció en el mismo lugar donde se había quedado después de mandar
a volar a Nappa, y por toda respuesta, se limitó a alzar los brazos y gritar
justo ante el impacto del proyectil de Nappa, nulificando por completo. Me
encontraba casi tan sorprendido como el mismo Nappa, no podía dar crédito a lo
que veía. Antes de que este pudiera hacer algo más, Kakarotto salto con gran
impulso elevándose por encima de Nappa.
-
¡Esto es
por Ten Shin Han! – Declaro al tiempo que golpeaba su nuca con un golpe de
martillo a dos manos. No bastándole con eso, acelero para alcanzar a Nappa en
su descenso e interceptarlo en su caída – ¡Y este golpe, es de parte de
Piccoro!
Con una patada certera
a sus costillas, lo mando a volar contra una formación rocosa de gran tamaño
varios metros a lo lejos, enterrándola en esta mientras se rompía al colisionar
con la mole de aquel saiyajin. No obstante, Nappa emergió de entre los
escombros de un salto, gritando y vociferando completamente fuera de sus
cabales.
-
¡DEMONIOS!
¡Estoy orgulloso de ser un soldado distinguido! ¡Y de ninguna manera seré
derrotado por un soldado de clase baja como tú! ¡No te lo perdonare! ¡¡Acabare
contigo!! – gritoneaba mientras marchaba hacia el que lo había humillado.
-
¡Eres un imbécil!
– le grite, logrando detenerlo en el acto - ¡Tranquilízate! ¡Ordena tus ideas,
y veras que podrás derrotarlo! Eso es todo lo que tienes que hacer.
-
… - Los
gruñidos de Nappa dieron paso a jadeos que se convirtieron en una larga y
profunda respiración – ya veo… gracias a ti pude recapacitar – dijo sin
quitarle los ojos de encima a Kakarotto.
El muy animal, estaba
apenas bajo control, sin duda yo tendría que tomar las riendas muy pronto.
Nappa comenzó a alardear de su renovada tranquilidad y convicción para pelear,
al tiempo que hacia menos la actitud de su oponente; pero no era que Kakarotto
se creyera más fuerte que Nappa, tranquilidad provenía de su seguridad de ganar
la pelea. Nappa concentro su energía causando que el suelo a su alrededor crujiera,
pero Kakarotto ni se inmutaba. En pocos segundos estuvo listo para realizar su
ataque, alzando la mano con los dedos índices y medio extendidos, provoco una
explosión con su técnica favorita La Explosión
Volcánica una técnica devastadora y de gran alcance, que tenía el beneficio
de masajear su ego por su impacto visual, en realidad era una técnica muy
sencilla, Nappa simplemente transfería su energía por el suelo hasta la ubicación
de su objetivo y la hacía estallar tras acumularla. El único inconveniente es
que requería de contacto con el suelo y dependiendo de la potencia que quisiera
usar, más tiempo requería para prepararla. Por supuesto, contra un oponente
como Kakarotto, quien era capaz de sentir el poder de pelea de su adversario,
esta técnica perdía mucha de su efectividad. Sorprendentemente, Nappa pareció
pensar lo mismo, ya que estuvo atento al
momento que Kakarotto emergió de entre el humo y polvareda de la explosión para
darle alcance, lanzándose como un bólido luminoso envuelto en su energía para
potenciar sus ataques así como también aumentar su velocidad, haciendo que Kakarotto
por fin tuviera que responder bloqueando y contraatacando.
El intercambio de
golpes duro menos de un par de minutos, pero Nappa mostraba indicios de fatiga,
nunca había sido la clase de peleador técnico que tuviese que pelear por
periodos extendidos de tiempo, su estilo de combate de basaba en superar a sus
enemigos con simple fuerza bruta, pero de vez en cuando, una idea
suficientemente buena brotaba de aquella cabeza calva. Hubo una breve pausa en
la que Kakarotto le hizo un cumplido por pelear mejor; por un momento pensé que
perdería el control nuevamente, sin embargo, solo respondió mordazmente antes
de lanzar una ráfaga aniquiladora desde su boca, aprovechando la poca distancia
entre ellos causada por la pelea cuerpo a cuerpo, a esa distancia seguro le causaría
un gran daño.
Todo sucedió en una milésima
de segundo, Kakarotto respondió al ataque de Nappa con un disparo de energía
propio con ambas manos. Ambos poderes chocaron en el reducido espacio entre
ellos, transformándose en una masa brillante por unos segundos para luego
desaparecer sin dejar rastro. Nappa estaba atónito, yo mismo no podía creer lo
sucedido; responder con un ataque de energía a otro, era posible sin duda,
incluso a corta distancia, pero igualar el poder de este para contrarrestarlo
requiere gran dominio de la propia energía, más aun para hacerlo al instante,
la única otra posibilidad era que Kakarotto tuviera una capacidad de emisión de
energía muy superior a la de Nappa. A este paso, el muy idiota terminaría muerto,
o en el peor de los casos, completamente lisiado.
-
¡Ya fue
suficiente! ¡Baja de inmediato Nappa! – Le ordene - ¡Esta claro que no podrás
ganarle!... yo me encargare de él.
-
¡¿Ah?!... –
a regañadientes, Nappa obedeció y comenzó a descender, no sin antes mencionarle
a Kakarotto el honor que sería morir a manos del guerrero más poderoso de
nuestra raza – Ya verás que rápido acabara Vegeta contigo… ¡Pero no creas que
yo me quedare con los brazos cruzados!
Nappa acelero de
repente en dirección hacia donde estaban el niño y el otro enano calvo, tomando
por sorpresa a Kakarotto, quien a pesar de darle caza rápidamente no pudo
alcanzarle, el ataque de Nappa era inevitable.
-
¡KAIOU KEN!
– grito repentinamente Kakarotto y su cuerpo se envolvió de luminiscencia carmesí
al tiempo que su velocidad aumento de golpe.
Alcanzo a Nappa justo
antes de que pudiera atacar a sus presas, impactando su espalda con ambos
puños, y haciendo que su columna crujiera audiblemente. Luego acelero de nuevo
para rebasarlo en su caída y atraparlo para sostenerlo con una sola mano sobre
su cabeza. Era imposible, ¿Cómo había incrementado su fuerza y velocidad tan
repentinamente?; Kakarotto lanzo a Nappa hacia mí, quien cayó a mis pies
profiriendo quejidos de dolor.
Ugh, de pronto sentí una
sensación desagradable en el estómago, no sé si recordar el tembloroso y
magullado cuerpo de Nappa me dio asco, o mi instinto me está advirtiendo que Bra
está probando alguna receta nueva en la cocina, esa niña es tan bella como su
madre, pero no heredo el toque culinario de su abuela, será mejor que vaya a
evitar una catástrofe gastronómica.