28 de Julio 791 12:00pm
Nuevamente mi mente había quedado en blanco.
Mis pensamientos se habían disipado dejándome en un espacio vacío y ausente de
cualquier sensación, lo cual era inesperadamente liberador. Hacía mucho que no
experimentaba una paz tan plena y una tranquilidad tan densa que era
abrumadora.
-
Vegeta… - Llamo la voz de Picorro.
-
Lo se… debo concentrarme.
Hice acopio de mi voluntad y con mi
imaginación volví a reconstruir mi entorno; nuevamente estaba en el planeta
Vejita y tras mirar un poco a mi alrededor me di cuenta que estaba dentro de mi
cuerpo infantil otra vez, de hecho estaba justo en el momento que había estado
buscando; a mi lado estaba de pie mi padre con mirada severa clavada en la
mujer frente a el. Devolviéndole la mirada con firmeza estaba Rabba, aun
manteniendo su reverencia.
Todo ocurrió tal y con mi sueño, mi padre
deslindo a Rabba de sus tareas como mi paje y ella se despidió de mí finalmente
con un suave movimiento de su mano, con una sonrisa en los labios y lágrimas en
sus ojos; mi corazón se sintió pesado al tiempo que miraba su rostro. Quise
correr a detenerla, pero el solo hecho de imaginarlo hacia que la escena se distorsionara,
sin poder evitarlo vi cómo se alejó hasta quedar fuera de mi vista.
-
Piccoro… no hay alguna manera
posible…
-
Lo lamento Vegeta, lo que vez aquí
está contenido en tu mente. Tus recuerdos e imaginación son todo lo que vez,
con suficiente voluntad podrías hacer lo que quisieras, pero no sería más que
una ilusión.
-
…
-
Si te sirve de consuelo, esa mujer
es parte de tus recuerdos… es real.
“Real” esa fue la palabra que definió mi búsqueda.
En todo el tiempo que había pasado soñando con esa mujer, la duda de si era
solo una ficción creada por mi subconsciente me había mantenido anclado en la
idea de que era solo un simbolismo, una manera en la que mi mente representaba un
deseo que lentamente había emergido sin que me diera cuenta. Pero ahora Piccoro
me había dado la certeza de que era una parte genuina de mi memoria; Rabba había
sido una persona real en mi vida, mi infancia en el planeta Vejita, y
posiblemente la única persona a parte de mi padre con la que tenía una conexión
en todo ese mundo que dejo de existir hace tantos años.
De pronto un sentimiento de melancolía inundo
mi ser. No fue agradable, pero a la vez tuve la necesidad de explorar más esa sensación;
mi curiosidad me impulso a recorrer mis recuerdos rápidamente, segundo a
segundo reviví cada experiencia con Rabba una y otra vez. Todos mis sentidos se
llenaron de aromas, sonidos, texturas, sabores y colores de una manera tan
inmediata que estuve a punto de perder la conciencia a causa de la saturación de
mi sistema nervioso. Y en medio de esta explosión de sensaciones una nueva
memoria me fue revelada.
Estaba recostado boca arriba y me sentía sumamente
confortable, estaba envuelto en calidez y suavidad; un suave aroma llenaba mis
fosas nasales y me sentía sumamente tranquilo. Lo único que rompía mi placentera sensación era lo borrosa que era
mi visión, mire a mi alrededor y con esfuerzo recorrí mis alrededores, todo
estaba difuso y la luz era tan intensa que me obligaba a cerrar la voz de vez
en cuando. Puede distinguir la voz de una mujer y un hombre ablando entre sí,
pero no podía hallar ningún sentido en sus palabras, para mi eran como
balbuceos sin significado; pero al escuchar la voz femenina la desesperación de
mis limitaciones visuales desapareció… era reconfortante… somnífero…
-
¡DESPIERTA VEGETA!
-
¡Aaaahhh!
Me desperté hiperventilando y mi pulso estaba
tan acelerado como si hubiera corrido por horas, una ligera briza hizo que me
percatara que mi frente y pecho estaban empapados en sudor nervioso. Trate de
incorporarme pero mi cuerpo no respondió como yo quise, mire alrededor y me di
cuenta estaba de vuelta en el templo de Kami Sama; Piccoro estaba entado con
las piernas cruzadas y me miraba con consternación.
-
¿Qué fue lo que paso? – pregunte mientras
mi respiración volvía a la normalidad.
-
Entraste en un estado de “estasis”
pero tu pulso empezó a disminuir y me vi forzado a despertarte.
-
… No puedo moverme bien.
-
Es normal, llevas 12 horas
recostado, en unos minutos recuperaras el control de tu cuerpo, pero te
recomiendo que pases la noche aquí para que descanses, le pediré a Mr. Popo que
prepare una habitación para ti.
-
¡Espera! – le detuve al ver que se
ponía de pie – aún no hemos terminado.
-
Se lo que vas a decir Vegeta, pero
continuar en este momento pondría en riesgo tu vida… además no creo que
obtengas nada aun si continuamos.
-
…
-
Dime Vegeta, ¿Qué es lo que
realmente estas buscando?
-
… - tuve que pensar mi respuesta
por un momento, realmente no estaba seguro – quiero saber porque tengo esos
sueños, porque ella está en mis recuerdos.
-
No puedo responder del todo esas
preguntas, pero puedo decirte que su presencia en tus sueños solo significa que
es una persona importante para ti, aun si no puedes recordarla del todo.
-
…
-
Descansa hasta que puedas moverte
y luego sube, te vendrá bien comer algo – diciendo esto, Piccoro se encamino
hacia las escaleras que ascendían hacia la plataforma celeste.
-
Piccoro…
-
…
-
… gracias.
Piccoro simplemente asintió con la cabeza y siguió
subiendo.
Parece que Bulma acaba de llegar, voy a
recibirla. Usualmente pasamos algo de tiempo justos cada que vuelve de sus
viajes.
3 comentarios:
Yo sigo creyendo firmemente que son hermanos...
es su mama!
Acá termina otra saga...y me quedé con las ganas de ver al viejo de Vegeta "viendo el futuro" asi moría feliz XD.
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