sábado, 10 de febrero de 2018

Las Memorias de Vegeta (Entrada 115)


21 de Noviembre 791

Los siguientes días pasaron con mucha calma, después de la intensa batalla no me sentía con ganas de retomar mi entrenamiento inmediatamente; no solamente para descansar mi cuerpo, realmente no lo necesitaba gracias a que Dende había sanado mis heridas. Sin embargo mi espíritu y mi mente seguían cansados por el enfrentamiento, sin duda no había sido tan largo como aquella pesadilla años atrás cuando buscaba las esferas del dragón para obtener la inmortalidad, pero si había sido más pesado al morir tantas veces seguidas en tan solo unos días.

Mi mente divago por un momento entre los recuerdos de la pelea y sin poderlo evitar mi subconsciente comenzó a sopesar mis experiencias en el planeta natal de Piccoro y los recientes acontecimientos; aun después de poco más de una década los colores, aromas y sensaciones de ese lugar seguían vivos en mi mente. Recuerdo haber despertado en la cámara de sanación, como las gotas del fluido curativo escurrían por mi piel y una sensación desagradable en la base de mi espina, el doctor, un hombre mayor de una apariencia reptiliana me informo que a pesar de sus esfuerzos no fue posible reconstruir mi cola, a lo que respondí que no era de importancia y ya crecería por sí sola, al menos eso esperaba; sabía que la cola podía crecer nuevamente, sobre todo durante la infancia pero en algunos casos también durante la adultez, era un fenómeno relacionado con nuestra fisionomía, el cuerpo de un saiyajin sufría cambios sumamente drásticos al convertirse en un mono gigante, los cuales seria incapacitantes para cualquier ser viviente que no contase con un metabolismo capaz de manejar dichos cambios.

Luego de un breve resumen acerca de mi condición el doctor me entrego prendas de vestir y una armadura nueva, esta era mucho más sencilla que mi armadura anterior, no tenía el faldón para proteger las caderas y las partes nobles, solo el peto y las hombreras -“por lo menos el blanca”- pensé mientras me la ponía, nunca me agrado alguna otra combinación de colores en mi traje de combate. El doctor me ofreció un rastreador nuevo también, sin embargo lo rechace, inesperadamente el interactuar con Kakarotto y los demás terrícolas despertó en mi esa habilidad que ellos tenían para sentir el poder de pelea de los oponentes a su alrededor, al principio no estaba seguro de que era, pero empecé a sentir una presencia, una especie de presión en mi ser que emanaba de los demás, aun no era una sensación del todo nítida, pero estaba seguro de que podría perfeccionarla. Salí de la unidad médica con la intensión de prepararme para viajar a Namekusei y obtener las esferas del dragón tan pronto como fuese posible y luego iría de vuelta a la tierra para moler a golpes a Kakarotto y a todo el que se interpusiera en mi camino.

Antes de viajar debía hacer algunos preparativos, alquilar una nave, comprar raciones alimenticias y suministros médicos solo por si llegasen a ser necesarios, afortunadamente Nappa y yo habíamos terminado una misión antes de embarcarnos en todo ese problema en la tierra, así que habíamos  sido pagados generosamente, dentro de los rangos del ejercito de Freezer no era el más adinerado, pero tenía lo suficiente para no tener que preocuparme por el dinero, aunque claro, si lo comparo con mi vida actual, la fortuna de Bulma supera con creces mi modesta vida de mercenario; con el “desafortunado fallecimiento” de mi compañero en la tierra, tan solo tenía que llenar algunas formas y podría hacerme de sus ingresos también, detestaba la burocracia, tomaría un par de días terminar los tramites, eso al menos me daría tiempo de averiguar lo suficiente sobre Namekusei y sus habitantes. Iba pensando en esto cuando una aguda y desagradable voz llamo mi atención, era Kiwi, un repugnante soldado con un nivel de pelea cercano al mío, al menos lo era antes de mi pelea en la tierra. In mediatamente comenzó a preguntarme por Nappa y Raditz para después el mismo responderse al decir que fueron aniquilados y luego siguió parloteando acerca de lo molesto que estaba “el gran Freezer” por haber ido a la tierra sin autorización, cuando me seguí de largo, me sujeto del hombro para detenerme.

-          Freezer no está en este planeta – Ya sabía yo eso gracias a que me lo dijo el doctor mientras me examinaba – ahora quita tu sucia mano de mi hombro.
-          ¡Ah! – Kiwi me soltó  y seguí caminando, pero este se adelantó para encararme – aun así creo que te va a perdonar, ya que se puso muy feliz cuando se enteró de tu gran descubrimiento.
-          ¡¿Qué?!
-          Así es, el gran Freezer está feliz porque podrá obtener la vida eterna.
-          ¡Entonces el no está aquí porque se fue a!... – un escalofrió comenzó a bajar por mi espina.
-          ¡Sí! Se fue a buscar esas esferas del dragón – contesto ese bufón disfrutando de mi desesperación – supe que tú también querías la vida eterna, pero es una lástima Vegeta… ya que después de obtener las esferas del dragón el gran Freezer planea destruir a todos los Namekusei para que nadie más pueda usar las esferas.


Freezer debía haber escuchado todo a través de los rastreadores. Salí corriendo a toda velocidad hacia la plataforma de lanzamiento, tenía que apresurarme, Freezer me llevaba días de ventaja, a medio camino me topé con el Doctor que me había atendido, llevaba consigo el rastreador que me había ofrecido anteriormente, se lo arrebate de las manos y arranque de nuevo, mi habilidad para sentir el poder de pelea de los demás no estaba aún refinada, además me sería útil para saber la localización y las comunicaciones de Freezer y sus hombres. Salte a la primera capsula espacial que encontré y la hice despegar, dejando a Kiwi detrás de mí; programe las coordenadas en la computadora de vuelo, era una fortuna que Namekusei estuviera en las cartas estelares de navegación, de lo contrario habría sido imposible viajar ahí. La ira y la ansiedad crecían en mi interior con la misma rapidez que la nave tomaba velocidad, ¡esas esferas eran mías! No iba a permitir que Freezer se apoderara de ellas.

-          ¡Oye Papa! – llamo la infantil voz de Trunks sacándome de mis pensamientos – el abuelo dijo que te está buscando.
-          ¿Mmmm? Me pregunto que querrá… ¿Qué tienes en el brazo? – le pregunte a mi hijo al ver que  tenía una bandita en el dorso del codo.
-          ¿Esto? ¡Ah! Es que el abuelo me saco sangre, dijo que era para un experimento.

Me encamine al laboratorio del profesor, seguramente lo encontraría ahí, si le había pedido una muestra de sangre a Trunks seguramente debía ser por algo. Cuando entre al laboratorio, el Dr. Briefs estaba inclinado sobre un microscopio.

-          ¿Me estaba buscando Dr.?
-          En efecto Vegeta – respondió sonriendo ampliamente – preguntarte algunas cosas, si no estás ocupado claro.
-          … - asentí en silencio.
-          Toma asiento – señalo aun banco a un lado del suyo junto a una mesa de trabajo y se encamino hacia un pequeño refrigerador en una esquina ¿Quieres algo de beber?
-          Estoy bien así… aunque pensándolo bien, deme una cerveza.
-          ¿Huh? ¡Vaya! Nueva vida nuevos gustos ¿eh?
-          … ¿Entonces sabe qué? – pregunte mientras él me pasaba la lata de cerveza.
-          ¿Qué moriste? ¡Claro! Todos morimos muchacho, aunque si mal no recuerdo no es la primera vez para ti ¿cierto?
-          … - nuevamente asentí mientras le daba un trago a la cerveza.
-          Y si no mal recuerdo, después de volver a la vida cambiaste, cambiaste la vida de todos en esta casa a decir verdad… - siguiendo mi ejemplo, el Dr. Briefs le dio un largo trago su lata - ¡Ahhh! Los humanos somos criaturas complejas, nos gustan los ciclos; por eso es que hacemos propósitos de año nuevo, o decidimos hacer cosas nuevas a principio de la semana. Pero, “volver a la vida” ¡caramba! Eso sí que es “darle vuelta a la página” ¿no crees?
-          Personalmente, creo que en lugar de avanzar retrocedí aún más.
-          ¿Lo dices por lo que ocurrió en el torneo de las artes marciales?
-          … - asentí por tercera vez con la mirada clavada en la lata de cerveza en mis manos; una sensación desagradable se acumulaba en mi estómago, pero no era la cerveza bajando por mi garganta.
-          Lo vi por televisión, mi mujer y yo estábamos muy sorprendidos y preocupados, por Bulma, por Trunks… y por ti claro.
-          ¡¿Eh?! – lo mire a los ojos con sorpresa, su tono de voz había cambiado de repente, y a través de sus gruesos lentes pude ver sus ojos vidriosos.
-          De verdad me sentí muy angustiado… hubo un momento en que las cámaras de televisión captaron tu rostro y no pude reconocerte, al menos por un momento.
-          Ese… era yo, abandone todo lo que conocía para poder pelear una vez más con Kakarotto, Goku sin reservas… ¡el solo iba a estar en la tierra por un día y luego todo lo que paso con Majin Boo!...
-          … - Sentí una mano firme posarse en mi hombro – Estoy feliz de que estés de vuelta con nosotros hijo.

Mi suegro sonreía de la manera afable de siempre, como si entendiera sin tener que decírselo que estaba arrepentido por mis acciones, con un nudo en mi garganta no pude decir palabra alguna, así que volví a asentir nuevamente. Tras unos momentos, de calma en los que me pedio que le relatase como fue la batalla, mi ánimo volvió, dejando atrás la pesadumbre de aquellos sentimientos de culpa.

-          Y dime ¿vas a tratar de transformarte en ese tal “súper saiyajin fase 3”? – me pregunto mientras abría su segunda cerveza.
-          No, ciertamente es una transformación poderosa, pero también tiene muchas deficiencias, para empezar consume demasiada estamina, y es difícil concentrar la energía.
-          Supe que los niños, Trunks y Goten también pudieron hacer esa transformación.
-          Si… pero únicamente cuando se fusionan.
-          ¡Oh sí! La fusión, sabes algo más sobre eso, en verdad me parece muy interesante.
-          No sé mucho, el método por el que se fusionaron los niños es distinto al que usamos Kakarotto yo.
-          ¡…! ¡Tú! ¡Tú te fusionaste con Goku! – la sorpresa que se llevo fue tanta que por un momento pensé que se le caería su cerveza de las manos - ¡tienes que dejarme hacerte pruebas! ¡por favor!
-          ¿Pruebas? ¿por eso le saco sangre a Trunks?
-          Precisamente, después de que me conto sus aventuras me intereso mucho saber qué tipo de cambios presento su cuerpo, pensé que solo podría tener a Trunks como sujeto de pruebas, ya que Milk hace que Goten sea un poco más… “inaccesible” pero teniéndote a ti y a Trunks sería una excelente oportunidad para estudiar este fenómeno, me gustaría también tener a Goku, pero ya sabes cómo es con las agujas.
-          ¡Ja ja ja! Ciertamente, claro Dr., haga sus pruebas, pero solo le advierto que no me fusionare con ese tarado de nuevo.
-          ¡Oh! Es una lástima, de verdad esperaba poder ver la fusión por mi propia cuenta.
-          Los niños seguro querrán mostrarse con gusto, además la fusión que hicimos Kakarotto y yo no es posible sin unos pendientes mágicos que nos dieron los supremos Kaiou samas.
-          Sin duda ustedes tienen aventuras fuera de este mundo.

Pase un par de horas más platicando con el padre de Bulma sobre los detalles de la fusión, realmente no había mucho que contar, mis recuerdos de aquella experiencia eran confusos ya que mis sentidos estaban entre mezclados con los de Kakarotto; acordamos la pruebas que haríamos y poco después la madre de Bulma nos llamó para comer.

Me está dando algo de hambre iré a buscar algo que recalentar, como Trunks y Bulma están ocupados con la compañía solo estamos Bra y yo, así que no creo que quiera pedir una pizza.

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