14 de Septiembre 791
El gelatinoso gusano
se elevó por encima de nosotros y abrió sus fauces justo antes de lanzarse
contra Kakarotto, quien seguía aun cubierto por aquellos parásitos verdes.
-
Kakarotto
– alcance apenas a gritar cuando la enorme criatura lanzo el mordisco, pero
Kakarotto logro repelerla usando su ki. El gusano cayo estrepitosamente al
suelo retorciéndose, por mi parte el estallido provocado me lanzó contra una
pared carnosa en la que me hundí como si se tratase de una mullida cama - ¡Eres
un desgraciado Kakarotto! Dijiste que no exagerara con mis poderes, seguramente
ya noto todo esto.
-
¿Eh? ¿De
verdad lo crees? Porque hice todo lo posible por no llamar la atención de Majin
Boo – se excusó el idiota.
Mi replica se vio
interrumpida por un ruido desde la oscuridad. De entre las sombras un segundo
gusano apareció e hizo que un escalofrió de recorriera la espalda al ver como
reptaba hacia nosotros; sin embargo cambio súbitamente de dirección y se aproximó
al primer gusano que yacía aun tirado inconsciente - ¡Hermano! – se lamentó
aquel parasito mientras se frotaba contra el otro como si tratara de abrazarle,
yo por mi parte me encontraba más sorprendido de que semejante criatura pudiese
hablar.
-
¡Papa!
¡lastimaron a mi hermano! – clamo el gusano llamando a su progenitor.
-
¿escuchaste eso? Dijo papa – indago Kakarotto
no menos sorprendido que yo – presiento que sin quererlo nos metimos en más
problemas.
-
¡AAHH! ¡Kakarotto!
¡aunque no lo creas detesto las cosas asquerosas como las lombrices! – en
efecto, siempre he detestado los insectos, principalmente por eso hice volar
aquel planeta lleno de alimañas cuando veníamos Nappa y yo de camino a la
tierra la primera vez hace tantos años atrás. La “tierra” se estremeció
mientras un tercer parasito diez veces más grande repto hasta nosotros.
-
¡Mira lo sabía!
Ya vino su papa – dijo Kakarotto
-
¡Uhg!
Estoy… uhg apunto… de vomitar – anuncie mientras trataba de contener mis
arcadas.
-
¡Papa!
¡Esos chicos me estaban molestando! – acuso el primer gusano llamando la
atención de su padre quien luego se giró haca nosotros, a pesar de que no tenía
ojos a la vista, sentí que nos escrudiñaba con la mirada.
-
¡Kakarotto,
yo creo que de todos modos ya se dio cuenta! No debemos preocuparnos de lo que
hagamos ya.
-
Bueno si…
pero es que… Vegeta – comenzó a decir con dudas Kakarotto mientras yo me ponía
de pie sobreponiéndome a mi asco.
-
¡Haaaa! –
dispare una docena de proyectiles luminosos al tiempo que Kakarotto imploraba
que me detuviese y para mi horror el padre lombriz los devoro dando mordiscos
sin mayor problema, para luego solo eructar satisfecho con el bocadillo.
-
¡Papa
acaba de una buena vez con esos sujetos!
-
¡Si, acábalos!
El padre se acercó más
para examinarnos, sentí que las náuseas hacían que me flaquearan las piernas y
Kakarotto no hacia más que gritar, los hijos sonreían con malicia expectante a
ver que hacia su padre con nosotros. Pero para la sorpresa de todos, el padre
extendió un tentáculo a manera de mano y golpeo con este al primer gusano.
-
¡¿Pero
papa porque nos haces esto?!
-
¡Seguramente
ustedes andaban haciendo travesuras! – respondió el padre con una firme y
varonil voz - ¡¿Cuántas veces tengo que repetirlo para que entiendan?! ¡”no se
alejen de la manada”! ¡les fascina desobedecer a su padre! – tanto Kakarotto
como yo no dábamos crédito a la escena frente a nosotros, luego de una pausa el
padre se encaró de nuevo a nuestro lado y hablo con tono amable – Disculpen
caballeros, quiero saber si mis hijos cometieron alguna grosería.
-
¿Alguna… grosería?
– pregunto Kakarotto.
-
¡aeh ! s,
si se acerca un milímetro más lo hare pedazos – advertí de manera no muy convincente.
-
Bueno, yo
conozco a mis hijos y sé que les gusta asustar a los visitantes, es una
costumbre que tienen.
-
¡Pues que
maleducados los tiene señor! ¡No tienen buenos modales! – le respondí
recuperando un poco de control sobre mis funciones corporales.
-
¡Ah! Por
cierto, ¿no habrás visto a otras personas como nosotros? Un muchacho, dos niños
y un sujeto con la cara verde, es que los andamos buscando – inquirió Kakarotto
de una manera tan casual que me sentí mal de haberles gritado.
-
¡Yo si los
he visto! – dijo uno de los gusanos, a este punto ya ni sabía cuál era cual.
-
¡Yo
también vi una persona verde! – agrego el otro hijo acercándose más y
haciéndome perder la poca compostura que me quedaba.
-
Ah, ese
debe ser Piccoro, ¡Y díganme! ¿en dónde se encuentran ahora? – pregunto con entusiasmo
el mequetrefe de Kakarotto.
-
La persona
de color verde estaba en la parte de arriba – dijo el primer gusano.
-
¡Sí! Las personas
que yo vi también estaban ahí.
Ambos gusanos señalaron
con sus tentáculos hacia lo que era el “techo” de la caverna donde estábamos, Kakarotto
y yo alzamos la vista siguiendo su indicación, pero antes de poder decir o
preguntar cualquier otra cosa un estremecimiento acompañado de un ensordecedor ruido
sacudió los interiores de Majin Boo. Un líquido de color verde blancuzco se desbordó
por los conductos adyacentes -¡Oh no, Majin Boo debe haber ido al baño!- dijo el padre gusano antes de verse arrastrado
junto a nosotros montones de comida. Kakarotto trataba de sacarle aún más información
a la familia de parásitos, pero ellos ya estaban fuera de nuestro alcance en
medio de la corriente.
-
¡Esas
lombrices dijeron que Majin Boo estaba en el baño! – le grite a Kakarotto.
-
¡Eso
significa que nosotros terminaremos en el!... – respondió visiblemente
alarmado.
-
¡Demonios!
Negándome a convertirme
en deshechos, libere mi ki y comencé a volar para escapar de ahí sin importarme
que Boo pudiera percatarse de mi presencia; Kakarotto no queriendo sufrir tan
miserable destino, siguió mi ejemplo y escapo de la corriente digestiva,
tomando velocidad impacte contra la pared de tejidos intestinales por encima mío
y la atravesé como un bólido dejando detrás de mí a Kakarotto mientras me
imploraba que le esperase. Seguimos elevándonos sin detenernos esperando que la
conmoción causada en el sistema digestivo hiciera que pasáramos desapercibidos
mientras nos abriamos camino por el cuerpo de ese monstruo. Ahora que sabía dónde
habíamos estado, era más fácil orientarme. Si habíamos estado a punto de salir
por “ahí” abajo, lo único que debía hacer era subir hasta que encontracemos
rastros de Trunks y los demás.
A pesar de que nuestro
trayecto se hizo más fácil, tuvimos que detenernos varias veces para buscar en
los recovecos de Majin Boo, no estábamos seguros de donde podrían estar
aquellos a los que absorbió. Incluso encontramos lo que parecía ser el corazón de
Majin Boo y me cruzo por la mente el hacerlo estallar para asesinarlo desde
dentro, pero mi lógica me decía que si no había muerto después de aquella explosión
en la que perdí mi vida, algo tan simple no lo mataría. Lo peor de la travesía
fue tener la compañía de ese tonto de Kakarotto, el muy idiota no dejaba de curiosear
por todos lados y hacer preguntas tontas sobre el funcionamiento de Majin Boo y
su organismo; yo mismo tenia mis propias preguntas, pero no habiendo alguien más
inteligente que yo en aquel lugar, pues no había quien me las respondiera.
Luego de bastante tiempo flotamos lentamente a través de lo que me pareció era
el esófago, le advertí a Kakarotto que no tocase nada en absoluto, el más mínimo
rose le causaría un cosquilleo a Majin Boo que le haría aclararse la garganta y
enviaría un bolo de saliva que nos haría imposible subir o en el peor de los
casos podría ocasionarle reflujo, haciendo que tuviésemos que escapar del ácido
estomacal nuevamente, Cuando pasamos por la boca y los senos paranasales mi
cerebro urdió un plan de escape para cuando hubiésemos cumplido con nuestra misión
de rescate. Subimos un poco más y llegamos lo que debía ser el cerebro; para mi
sorpresa, no era para nada como me lo esperaba, en lugar de un órgano bien
definido, la cabeza de Majin Boo estaba llena de sinuosos caminos creados por
lo que parecían ser nervios y tendones, algunos de estos caminos eran tan
estrechos que no pudimos desplazarnos más volando, decidimos seguir nuestro
recorrido a pie y dimos con un túnel que desembocaba en un bifurcación.
Voy a prepararme otra
taza de café y seguiré escribiendo, como hoy es domingo Bulma y los muchachos
no despertaran sino hasta más tarde, podre escribir con toda comodidad.
2 comentarios:
Esta misma semana, buscando fanfics sobre Dragon Ball me he encontrado con tu blog. Llevas más de siete años con las Memorias de Vegeta y eso me parece increíble. Te doy la enhorabuena por ello. Además, de siempre he sido una persona que me ha gustado saber que había más allá de la historia que se cuenta y poder conocer el transfondo de su vida junto a su familia me está encantando. No dejes de escribir, aunque sea ya de vez en cuando. Felicidades desde el otro lado del charco
Me alegro mucho de que sea de tu agrado, y aun falta bastante por escribir. Gracias pr tu comentario!
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