martes, 2 de julio de 2013

Las Memorias de Vegeta (Entrada 77)


8 de agosto 791 7:15am

El hombre del traje café escudriñaba con la mirada alzando una ceja e inclinándose hacia atrás como si quisiera verme desde más lejos, tenía las manos en los bolsillos y su prominente abdomen saltaba al frente como una gelatina con camisa.

-        Así que vienes recomendado por Briefs ¿Eh? – inquirió el robusto hombre.
-        … - Asentí y acto seguido me puse de pie, hombre me extendió su mano para estrecharla.
-        Soy el director de la empresa, puedes llamarme White.
-        Vegeta – dije al estrecharle la mano.
-        ¡Bien Vegeta! ¿Sabes ya que es lo que vas a hacer aquí?
-        Aún no.
-        Bueno, según la carta de Briefs, solo estarás con nosotros el día de hoy, por lo que te pondremos en mensajería  local.
-        ¿Mensajería local?
-        Ya sabes hombre, repartir el correo.
-        … - asentí nuevamente con algo de duda.

Sabia a lo que se refería con mensajería local, pero no estaba tan seguro de que fuera el trabajo adecuado para mí.  White me guio a través del vestíbulo y entramos a la parte trasera, donde  decenas de personas corrían de un lado a otro, cargando paquetes y sobres de diversos tamaños. Pequeños vehículos jalaban  remolques cargados de embalaje y otras cuantas personas se mantenían con las manos ocupadas separando y clasificando la correspondencia que llegaba de todos lados a través de una intrincada serie de toboganes y tubos presurizados.  

Atravesamos toda el área de arribos y salimos a lo que parecía una especie de garaje, donde se estaban cargando varios camiones con la paquetería, mientras que varios repartidores entraban y salían en bicicleta, llevando consigo más paquetes.

-        Te pondremos en una ruta sencilla, aunque algo larga – dijo White mientras examinaba un tablero electrónico en la pared que marcaba lo que parecían ser las calles de la ciudad. Presiono un botón en el tablero, y de una rendija emergió una diminuta tarjeta – Este chip es tu ruta preestablecida, todo lo que tienes que hacer es ponerlo en tu GPS y te guiara a tu destino, solo deja las cartas en los buzones, sencillo ¿no?

White tomo un aparato del tamaño de un control remoto e inserto la tarjeta en este.

-        ¿Quieres hacer tu ruta en bicicleta o prefieres hacerla a pie? – Pregunto White.
-        Iré caminando, no me gustan las bicicletas – la verdad nunca había conducido una.
-        Bien, entonces comienza lo antes posible – dijo tendiéndome el aparato y una bolsa de cuero cargada con correspondencia.

Tras darme unas cuantas indicaciones más, una camisa de la oficina de correos y una visera, White se despidió de mí y emprendí mi camino. Eran casi las 9:00am cuando hice mi primera entrega y tras analizar un poco la ruta del GPS me di cuenta que si lo hacía a la velocidad normal de un terrícola me tomaría horas. Por lo que usando un tercio de mi velocidad máxima termine mi labor en tan solo media hora, regresando a la oficina mucho antes de lo esperado, dejando a White y a los demás repartidores boquiabiertos. En un principio White temió que hubiera tirado simplemente las cartas por ahí, pero tras revisar mi GPS y la lista de entrega se dio cuenta de lo contrario, tras recibir mi pago pensé en volver a casa temprano, pero dado que el trabajo era muy sencillo acepte ayudar con 5 rutas más, aumentando mi paga por mucho.

Son las 8:30am vaya a ver que desayuno y quizás entrene un poco en la cámara de gravedad antes de seguir escribiendo.

2 comentarios:

Scabbers dijo...

Se está llenando de guita el príncipe saiyajin...màs vale que le compre el anillo deseado a Bulma...

keaNera dijo...

si! si!! queremos leer la boda!! y la luna de miel :-P