8 de Agosto 791
Al día siguiente me levante temprano para
desayunar; eran las 5:30am, mi siguiente trabajo empezaba a las 7:00am, pero no
tenía idea de que era lo que era lo que me esperaba, por lo que quería llegar
un poco más temprano.
Baje las escaleras, tenía antojo de cereal,
fruta y algo de tocino frito. Iba entrando a la cocina cuando de pronto casi me
estrello con Bulma.
-
¡Ah! L, lo siento – dijo con pena
al verme.
-
… No hay problema.
Vestía su traje de oficina color vino, el que
siempre usaba cuando sabía que tenía un dia difícil frente a ella, decía que la
llenaba de confianza. En una mano llevaba una taza de café a medio terminar y
en la otra un periódico, probablemente estaba checando las acciones de la compañía
como hacia cada martes. Desde la funesta noche de la cena, no habíamos estado
tan cerca uno del otro, me daba la impresión de que había ajustado su horario
para coincidir lo menos posible conmigo.
-
Bueno, se me hace tarde… - se excusó
desviando la mirada y sacándome la vuelta sin más.
-
…
Anteriormente, me habría sonreído y me habría besado
antes de irse, pero ahora estaba distante… y para mi sorpresa eso me incomodo
mucho. Tome mi desayuno de manera muy a disgusto, y me fui a bañar una vez
termine. La madre de Bulma sugirió que me vistiera con camisa y pantalón de vestir
para este trabajo así que simplemente tome un par de pantalones negros y camisa
azul de manga larga, mi calzado eran unos mocasines de color café oscuro, en lo
personal prefiero usar botas, son mucho más cómodas.
Una vez que estuve listo, tome la carta del
Dr. Briefs y la hoja con los datos del empleo. Eran las 6:30am así que decidí
ir volar hasta el lugar de la cita. Al igual que mi trabajo del día anterior
esta era una subsidiaria de la corporación capsula, por lo que mi entrada a
trabajar fue inmediata. Al llegar me encontré con un enorme edificio color
amarillo con enormes letras en rojo que decían “West City Express” y aun lado
estaba el logo de la compañía de Bulma. Al entrar al vestíbulo una joven me
saludo desde el mostrador.
-
Bienvenido, en que podemos
ayudarle.
-
… Esto – dije secamente tendiéndole
la carta.
-
Un momento, por favor tome
asiento.
Me senté en uno de los mullidos sillones del vestíbulo
y tome una revista para pasar el tiempo; unos diez minutos después la joven volvió
acompañada de un hombre de cara dura y traje color café.
Voy a prepararme una taza de café, hoy tendré
bastante tiempo ya que toda la familia esta fuera, así que aprovechare para
escribir a mis anchas.
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