domingo, 17 de junio de 2018

Las Memorias de Vegeta (Entrada 120)


25 de Noviembre 791

Tomo algunos minutos pero finalmente Bulma despertó. Con lentitud abrió los ojos y tardo un momento en recuperar por completo la conciencia, yo estaba sentado en una silla al lado de la cama pon los codos apoyados sobre mis rodillas y con mis dedos entrelazados, la miraba inquisitivante como si tratase de dicernir sus pensamientos. Al verme sus ojos se abrieron compretamente y dio un respingo hacia atrás, ahora que lo pienso mi pose seguramente se veía amenazante en aquella habitación sombria; eran casi las doce del medio dia, pero había cerrado las cortinas para mantener la habitación fresca, el calor siempre le ha molestado a mi mujer.

-          ¿Cómo te sientes? – pregunte tratando de suvisar mi voz.
-          … Estoy… bien ¿Qué fue lo que paso?
-          Te desmayaste, me tope contigo cuando Sali de la cámara de gravedad y…
-          ¡Mph!... – Bulma se llevo una mano a la boca y sus ojos se cristalizaron con lagrimas, bajo la mirada mientras agachava la cabeza, a pesar de la oscuridad del cuarto pude notar su rostro enrojeciéndose.
-          ¿Qué sucede? – me me acerque a ella sentándome a su lado en la cama con genuina precupacion, no era común la manera en la que estaba actuando, quice poner una mano en su hombro para reconfortarla pero en el momento que la toque se entremecio.
-          ¡Ah! – con sorprente rapidez se alejo de mi y abandono la cama poniéndose de pie, me miro con sus ojos aun mas llorosos y con una mano se sujeto el hombro donde yo la  había tocado… luego se dio la vuelta para evitar mirarme.
-          … - mis pensamentos se arremolinaban mientras mi pulso iba acelerándose, era incomodo, dolorosamente incomodo - ¿Qué es?...
-         
-          ¿Qué es lo que te hecho para que actúes asi conmigo?
-          … - miraba hacia al piso sin mostrar animo de voltear a verme – tu… tu no tienes la culpa.
-          ¿…?
-          Te vi… cuanto nos topamos, te vi transformado en super saiyajin y recordé lo sucedido en el torneo…
-          ¿Ehh? – lentamente mi mente empezó a darme la respuesta y no me agradaba.
-          Me asuste, al recordarte de esa manera, siendo cruel y asesinado sin escrupulos a esas personas… crei por un momento que aquel hombre estaba otra vez frente a mi.

Trague saliva con dificultad, el inspirar temor es algo a lo que estaba acostumbrado y disfrutaba en cierta manera, pero hasta entonces jamas hubiera creido que desearía no poder hacerlo. No tenia palabras, entendia por completo la situación de Bulma pero no podía responderle; mis ojos miraron en todas direcciones involuntariamente mientras mi mente analizaba sus palabras, mis recuerdo y mis sentimientos, pero nada salio de mi boca. De pronto Bulma se giro por completo dándome la espalda.

-          Nesecito estar a solas…

Dijo secamente antes de salir del cuarto y yo me q  uede ahí parado en el momento mas impotente de toda mi vida sin poder hacer algo al respecto. La habitación se quedo en completo silencio mientras el sonido de los pasos de Bulma se alejaban mas y mas de mi; me deje caer sobre la cama para sentarme, los resortes del colchón sedieron ante mi peso dejando que me hundiese un poco. Me restregué el rostro con las manos y me revolví el cabello mientras en mi mente el rostro temeroso de mi esposa se me hacia presente una y otra vez. ¿Cómo es que no me di cuenta antes? Las experiencias que ella había pasado habían sido tanto o mas traumáticas que las mias, el haber muerto a manos de Majin Boo, el saberme muerto y el verme abandonarla a ella y a Trunks sin explicación alguna, ¿Cómo no iba a detestarme después de eso?

No podía coordinar mis ideas, una sensación de culpa sin igual me embargaba y me hacia sentir un hueco en el estomago. No me sentía capaz de nada, no sabia que podría decirle a mi mujer, como explicárselo a mis suegros, como mirarles a la cara. Sali de casa por la ventana de la habitación tras ponerme una camisa yh pantalones limpios. No quería ver a nadie, no podía ver a nadie; vole sin rumpo por varias horas hasta que me di cuenta que me había alejado de la ciudad, no me sentía con ánimo de volver. Cerre los ojos por un momento y me concentre en lo que estaba buscando, sin problemas pude sentir la familiar presencia del ki que me guiaría a mi destino. Abri los ojos y acelere en dirección al templo de Kami sama.

Para cuando llegue el sol ya se estaba poniendo, los blancos adoquines de la plataforma celeste comenzaban a tomar un tono azulado conforme los rayos del sol desaparecion. Apenas di unos pasos hacia el resinto del templo cuando la grave y sonora voz de Piccoro rompió el silencio.

-          Me sorprendi al darme cuenta de que eras tu el que se aproximaba… ¿Qué estas haciendo aquí Vegeta?
-          … Necesito tu ayuda Piccoro… - le dije con no mucho animo.
-          … - Piccoro abrió los ojos completamente lleno de sorpresa, algo muy comprensible.

Le explique la situación a grandes rasgos, dándole algunos de los detalles de los sucedido en los últimos días; nos habíamos quedado al borde de la plataforma celestial, quería privacidad y no me sentía de humor como para someterme al escrutionio de “dios”.



-          Sigo sin entender como esperas que te ayude, por si no te has dado cuenta mi especie no tiene conyujes.
-          No es por eso que viene a buscarte, de toda la bola de mentecatos aliados con Kakarotto, tu eres el único que podría entender mi situación, se que en el pasado tu también fuiste un asesino sanguinario.
-          … - la expresión de su rostro se endurecio por un momento, al parecer no le había agradado el comentario – mis cicunstancias son muy distintas a las tuyas, yo vine a este mundo como “el hijo” de Piccoro Daimaku, aunque mi esencia proviene de del, mi mente siempre fue independiente desde mi nacimiento, si además de eso tomas en cuenta que me he fusionado no solo con el anterior Kami sama sino también con otro Namekuseijin, lo que queda del malvado rey Piccoro en mi interior no es mas que un recuerdo.
-          ¡No me vengas con esa basura filosofica! ¡Tu y yo perseguíamos el mismo obejetivo hasta cierto momento! ¡matar a Kakarotto! Pero este, ¡maldito planeta! Nos suaviso, su gente no dejo de acercarse a nosotros hasta derribar los munos de nuestro ego, llamese Gohan o Bulma, eso no importa. Estas personas nos cambiaron, tomaron lo que conocíamos como lo correcto e hicieron trizas nuestros ideales… nos convirtieron en terrícolas.
-          ¿Y acaso eso es algo malo?... yo soy un extraño aun entre la gente de mi planeta y tu ni siquiera tienes un planeta al que volver. Mira frente a ti Vegeta – impero con un gesto de su mano abarcando el horizonte, desde las alturas del templo de Kami sama la curvatura de la tierra se mostraba mas evidente – todo este mundo, cada planta, cada animal, cada persona fue recreado por las esferas del dragon y eso nos incluye a ti y a mi. ¿No te parece que el haber nacido otra vez es la excusa perfecta para dejar el pasado y volver a comenzar?
-          Este mundo podrá ser nuevo, pero el pasado aun sigue ahí, lo que hice no me importa, ¡ya he expiado esos pecados con cada gota de sangre que derrame peleando contra ese monstruo de Majin Boo!... pero lo que no soporto… - sentía como el nuedo en mi garganta se apretaba mas queriendo impedir que me salieran las palabras – es no saber como lidiar con las consecuencias… t, tengo… tengo miedo de que ella no me perdone jamas.
-          ¿Lo harias tu si estuvieras en sus zapatos?
-          … No… - el peso de mis propias palabras recayó en mi corazón haciendo que mi animo decayera a un mas.
-          … ¿Tu que dices Bulma? – pregunto Piccoro de repente volteando a mirar atrás.
-          ¡…! Me gire y vi mi esposa parada detrás de nosotros a unos cuantos metros. Sus ojos estaban llenos de lagrimas y podía como su cuerpo temblaba rebosante de emociones - ¡¿Piccoro que clase de truco es este?!
-          ¡Je! – cuando me explicaste lo que ocurria, le pedi telepáticamente a Mr. Popo que fuese por Bulma y la trajera en la alfombra mágica.
-          V, Ve, ¡Vegeta! – Bulma rompió en llanto mientras corria hacia mi, se arrojo a mis brazos tan fuerte que por poco sentí que nos caeríamos al vacio - ¡Disculpame por favor Vegeta!
-          ¡¿Estabas escuchando?! ¡Piccoro! ¡Sabandija eso jugar sucio! – estaba sumamente avergonzado, tanto que mi confusión y tristeza me habían abandonado.
-          Te lo dije, yo no se de estas cosas del matrimonio, pero si se que no es conmigo con quien necesitas hablar… los dejare a solas – y asi de fácil el Namekuseijin se dio la vulta y se retiro a sus aposentos.
-          ¡Vegeta! De verdad lo siento…
-          N, ¡No! Todo fue mi culpa… yo fui quien hizo todas esas cosas.
-          Pero yo deje que un mal recuerdo me controlara, es obvio que aquel hombre no era mi esposo.
-          ¡No, no, no! – negué frenéticamente con la cabeza – todo lo que paso, todo lo que hice, fue por un capricho, yo me permiti lastimarte.
-          … - Bulma me beso suavemente y luego me miro – tu jamas me has lastimado Vegeta… me has protegido y me haz amado todos estos años aun a costa de tu preciado orgullo; cuando Goku murió tu sufriste su aunsencia igual que nosotros, pero nadie pudo ayudarte a sobre llevarlo, asi que lo enterraste dentro de ti hasta que se convirtió en eso que Babidi vio en ti para controlarte… no era maldad… era tristeza, o almenos a si me lo explico mi mama je je.
-          ¿Tu madre?
-          Si, cuando Sali de la habitación hable con ella y me explico que lo que sentía era en parte mi propia culpa por no haberme dado cuenta por lo que estabas pasando y que mi miedo no era hacia ti, sino al no poder apoyarte de nuevo…
-          … ¡Ahhh! – suspire mirando al cielo – ¿como es que tu madre siempre sabe que decir?
-          ¡Ja ja! No lo se – respondio Bulma secándose las lagrimas de los ojos.

Volvimos a casa en con la ayuda de Mr. Popo y su alfombra mágica, antes de irnos le dedique una mirada de agradecimiento a Piccoro y asentí; cuando estuvimos de vuelta, los padres de Bulma y Trunks ya estaban dormidos. Fuimos directo a la alcoba y tan solo nos recostamos, juntos y abrazados; no sentí el impulso de mi libido, no porque no deseara a mi esposa, sino porque quería estar a su lado, ella de igual manera solo se refugio en mis brazos y permanecimos asi hasta quedar dormidos.

Aquella noche dormi como un bebe, todo el peso que se había acumulado por mis dudas y mi culpa por fin había sido retirado de mis hombros. Por primera vez, entendí que no todo depende de mi fuerza, sino también de mi propia debilidad y como dejo que me controle. Esta noche creo que dormiré muy bien al lado de mi mujer, mas aun, creo que soñare añgo agradable.

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