domingo, 7 de octubre de 2012

Las Memorias de Vegeta (Entrada 50)



21 de Julio de 791 2:32pm

La investigación del Dr. Briefs se vio pausada un par de días por su carga de trabajo en la corporación capsula, por lo que aproveche para retomar el ritmo de mi entrenamiento. Era mucho más fácil ejercitarme cuando no tenia todos los sensores aderidos a mi cuerpo, además podía hacer uso de el generador de gravedad tanto como quería, no podía aumentar a mas de 50g cuando realizábamos los experimentos porque el qeuipo no lo soportaba.

En mis ratos de descanso leía un poco en la biblioteca de la casa, el único lugar donde me podía librar de la presencia del pequeño Trunks, quien desde que fue capaz de caminar sin ayuda correteaba sin parar por todos lados; sus pequeños pasos y carcajadas resonaban por todas las habitaciones, asi que tener un rato tranquilo y a solas se había vuelto muy difícil. Bulma insistía en que pasara algo de tiempo con el, sin embargo no tenia intenciones de desperdiciar mi tiempo con el mocoso, no al menos hasta que estuviera en edad de comenzar a entrenar.

Por alguna razón Trunks no se acercaba a la biblioteca, quizá el penetrante aroma de los libros viejos y sus cubiertas de piel le desagradaba o tal vez la abrumadora cantidad de libros apilados en los estantes lo hacia sentir como si se fueran a caer encima. El acervo de la biblioteca era muy impresionante. El padre de Bulma había coleccionado libros de toda clase, algunos incluso eran tan viejos que estaban protegidos en vitrinas especiales a prueba de humedad. Habia también manuscritos provenientes de civilizaciones antiguas y registros históricos que databan de fechas desconocidas, algunos incluso no figuraban en el calendario actual, lo cual daba indicios y una era previa a la que vivíamos. En cierta ocasión el Dr. Briefs me platico de las teorías de los historiadores acerca de un cataclismo que devasto la tierra hace miles de años, dando forma a los continentes como ahora se conocen y causando las raras evoluciones en las especies que ahora habitaban el planeta.


También fue aquí donde el libro en el que se hablaba sobre las esferas del dragón, el cual había impulsado a Bulma a ir en su búsqueda por primera vez, básicamente era una antología de leyendas acerca de las esferas y el dios dragón. Me pregunte mas de una vez que deseo es el que la llevo a buscarlas en primer lugar, pero siempre que le preguntaba directamente por ello se sonrojaba y evadía la pregunta.

Habían pasado ya unos 5 días desde que pusimos en alto los experimentos y comencé a darme cuenta de la enorme cantidad de  tiempo libre que tenia en mis manos; nunca antes había pensado en no dedicar todo el día a mi entrenamiento, pero ahora mi objetivo no era fortalecerme a corto plazo, no había una amenaza inminente, ningún enemigo poderoso aparecería dentro de un tiempo determinado y tampoco me enfrentaría a Kakarotto… por primera vez en mi vida estaba experimentando lo que era la paz absoluta… y era muy aburrido. Pasaba gran parte del día deambulando por la casa, volando por los alrededores o huyendo de Trunks y de su abuela, quienes trataban de exasperarme con su presencia cada que me encontraba en casa. Bulma incluso llego a sugerir que consiguiera un empleo cuando le comente lo aburrido que estaba, a lo cual obviamente no accedí, como iba yo, el príncipe de los saiyajin a rebajarme al servir alguien mas.

Conforme pasaban los días, las obligaciones del padre de Bulma lo mantenían fuera de casa la mayor parte del día, simposios y conferencias le eran solicitados constantemente, y los técnicos de las diversas fabricas de la corporación capsula pedían su asistencia por lo menos 1 vez al día, en verdad era un hombre muy ocupado. Pasar tanto tiempo sin hacer nada estaba empezando a afectar mi humor, por lo que me encerraba largas horas en la biblioteca después de entrenar para evitar el contacto con los demás, saliendo solo para consumir mis alimentos o ir a la cama; si bien había mucho que leer, esta actividad no satisfacía mis ansias de productividad, por lo que en un intento desesperado de romper con la monotonía decidí salir a “convivir” con los humanos de la ciudad, y apenas había caminado 3 cuadras fuera de corporación capsula cuando di media vuelta y volvi a casa; los trozos de platica que llegaban a mis oídos mientras caminaba me recordaron rápidamente porque detesto tanto a esta gente, su vánales preocupaciones, sus insignificantes logros diarios y sobre todo su enorme debilidad, todo eso aunado al conformismo que llenaba sus vidas me revolvía el estomago. Las personas de la ciudad no eran para nada como las describían los libros que había leído. ¿Dónde estaban las grandes mentes que habían plasmado sus ideas en esas paginas? O los conquistadores de antaño que lucharon en grandes batallas por el control de territorios, todo el tiempo que pase entre Kakarotto y sus allegados me había mostrado que en este mundo había seres humanos de valía y honor, débiles sin duda, pero al menos sabían dar la cara cuando había problemas. En cambio las masas de sabandijas que poblaban esta y otras ciudades solo iban por la vida desperdiciando el tiempo en fruslerías.

Cuando llegue a casa Bulma estaba en el jardín jugando con Trunks.

-          Ah, Vegeta, ¿en donde te habías metido?
-          Iba a dar un paseo, pero la ciudad esta llena de insectos.
-          ¿insectos? Que raro, no debería haber muchos bichos en esta época del año.
-          Me refiero a los insectos de dos patas que infestan las calles.
-          ¡Ja! Pero que grosero – espeto con altanería – pues te recuerdo que tu luces exactamente como esos “insectos”.
-          No me compares con ellos, yo soy un orgulloso saiyajin.
-          Un insecto saiyajin entonces ja ja ja.
-          ¡Ay pero como fastidias mujer insecto!
-          … seto… - interrumpió una vocecita aguda nuestra “discusión”.
-          ¿Dijiste algo? – le pregunte a Bulma.
-          N, no.
-          … seto…

Ambos volteamos hacia abajo, en dirección al pequeño que nos miraba muy entretenido.

-          Inseto, ja ja ja ja ja.
-         
-         
Por un momento permanecimos en silencio, yo no entendía bien lo que pasaba pero Bulma comenzó a sonreir.

-          ¡Hablo! – vitoreo mientras alzaba al niño a la altura de su cabeza – a ver Trunks cariñito, di “mama”.
-          … inseto – respondió mientras señalaba a su madre con su diminuto dedo y la cara de Bulma se torno de espato.
-          JA JA JA JA JA pero si que es inteligente este niño – me mofe estridentemente.
-          ¡Ay cállate tarado! ¡no puedo creer que esta sea su primera palabra!
-          ¡Bah! ¿y que importancia tiene eso?
-          ¿A si? Trunks dile algo a tu padre.
-          … - El niño me miro en silencio por un momento y luego me señalo – Inseto
-          Ja, que te parece eso ¿Eh? – Bulma estaba de buen humor aunque un poco decepcionada por la primera palabra de nuestro hijo, pero al menos ese jocoso momento me había animado un poco y aminorado mi aburrimiento.

Voy a comer algo antes de seguir escribiendo y veré si Trunks estudio las lecciones de idioma saiyajin que le deje antier.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Wow! muy padre, ya tenía tiempo sin leerte, pero como siempre me encantó ;)

Espero que no tardes mucho en actualizar ^^