27 de Julio 791 10:15pm
Al verla frente a mi instintivamente avance y
trate de tocarla y comenzó a desvanecerse en el aire.
-
Vegeta, debes mantener el control
de tus pensamientos –resonó la voz de Piccoro en mi mente.
-
¿Qué es lo que está pasando?
-
Como te dije todo lo que hay aquí
es parte de tu mente, las personas, los objetos, todo lo que percibes está
ligado a tus pensamientos.
-
¿Pero entonces porque ha
desaparecido? – sentía un nudo en la garganta, el haber visto a Rabba tan
vívidamente había sido impactante – hace un momento incluso pude percibir su
aroma.
-
Aquello que te parece más real es
un pensamiento fuertemente arraigado en tu subconsciente, pero para descubrir
si es una memoria o una invención de tu mente creada con tus recuerdos tendrás
que explorar este mundo que has creado en el trasfondo de tus pensamientos.
Tarde unos segundos en entender las palabras
de Piccoro, el concepto era demasiado abstracto para entenderlo
automáticamente. Volví a concentrarme en el aroma que había percibido hace un
momento y como por arte de magia Rabba volvió a aparecer ante mis ojos. Era tal
como la había visto en mis sueños varias veces, pero ahora podía apreciar su
rostro con mayor detalle; sus ojos eran grandes y de un café tan intenso que
casi parecía negro, tenía pestañas largas que acentuaban la línea de sus
parpados. Su reluciente cabello negro caía en su frente con gruesos mechones y
hasta la mitad de su espalda por detrás, posiblemente era aún más largo, ya que
lo llevaba amarrado en una cola de caballo. Traía puesto un leotardo blanco y
una armadura color purpura sin hombreras, con protectores a las caderas; sus
guantes y botas eran blancos pero tenían opresores en las muñecas y cobillos,
una moda muy popular entre las mujeres de mi planeta en sus últimos días. Traía
un rastreador del lado derecho con display de color azul. Sus músculos estaban
bien definidos, pero no eran tan grandes como en la mayoría de las mujeres que
había visto, lo que acentuaba aún más sus rasgos femeninos. En pocas palabras,
era una mujer muy hermosa.
De pronta Rabba alzo un dedo apuntando al
techo y comenzó a hablar – el rey me ha asignado como su paje el día de hoy y
pienso cumplir con mi misión – recordaba bien esas palabras, fue su pequeño
discurso de introducción cuando le ordene que se fuera. En ese momento sus
palabras fueron como música para mis oídos, aun cuando sabía que solo era el
remanente de mis recuerdos su voz era tan clara como si estuviera viviendo ese
momento en ese preciso instante.
-
Piccoro – me dirigí al
Namekuseijin - ¿Cómo hago para ver otro recuerdo?
-
Solo tienes que concentrarte en ese recuerdo en específico,
trata de visualizarlo y este se materializara frente a ti.
Cerré los ojos y volví recorrer los pasillos
de mi mente, tuve por un momento la sensación de flotar y luego pude percibir
el fuerte aroma de la comida. Al abrir mis ojos me percaté de que estaba con
Rabba en el comedor, estábamos sentados junto a uno de los grandes ventanales
que daba hacia los puertos de aterrizaje que estaban a varios kilómetros de
nosotros; los estruendos de las naves que arribaban al planeta se podían escuchar
con fuerza aun a través del cristal de la ventana. Pero mi atención estaba
centrada en la figura que se aproximaba a mis espaldas, al principio era
borroso, pero cuando sujeto mi hombro pude verlo con claridad, era la vivía imagen
de Kakarotto, pero se veía mucho mayor, además su semblante estaba lleno de agresividad,
lo cual era común en un saiyajin de su clase. Haciendo memoria, no era algo tan
extraño, ya que un saiyajin comúnmente procreaba con veintenas de mujeres, por
lo que era muy posible que ese hombre y Kakarotto tuvieran algún parentesco. Mire
a Rabba y alcance a ver como su sonrisa se transformaba en una mueca violenta
justo antes de que gritara y golpeara al hombre con el rostro de Kakarotto en
la barbilla haciéndolo atravesar la ventana y caer varios metros atrás en los
jardines. Luego de excusarse Rabba voló en dirección a el mientras yo me quede
sentado.
-
Piccoro, quiero escuchar lo que están
diciendo.
-
Ya te lo dije Vegeta, si no forma
parte de tus recuerdos entonces no existe, esto no es el mundo real, las leyes
de la física no aplican aquí.
-
¡Argh! Demonios… - me sentía frustrado
al estar tan cerca, podía ver que el soldado hablaba con familiaridad con ella
por la manera en la que sus labios gesticulaban
- ¡Eso es! – dije en voz alta.
Me concentre en los labios de aquel soldado
con el fin de verlos tan claramente como fuera posible; si no podía escuchar lo
que decían, al menos podía intentar leer sus labios. La plática rápidamente fue
subiendo de intensidad, ya que pronto sus articulaciones al hablar se hicieron más
rápidas y repentinas; no podía seguir el hilo de lo que decían, asique me
concentre nuevamente y la escena se repitió frente a mis ojos. Decenas de veces
el ciclo se repitió a mi voluntad, hasta el punto donde el soldado señalo en mi
dirección; hasta ese momento apenas había podido descifrar que él le estaba
reclamando por su ausencia en un algún lugar y que efectivamente al señalarme
se había sorprendido de quien era yo. Ahora solo tenía que leer los labios de
Rabba, pero al concentrarme en ella me percate que todo ese tiempo solo había estado
viendo su espalda…
Me quede pasmado, solo en ese momento me di
cuenta que en ningún momento de esa platica pude ver el rostro de aquella mujer.
Sus ademanes con las manos eran agresivos y sin ninguna coherencia, por lo que
no pude obtener ninguna información de ellos. Deje que mis recuerdos siguieran
avanzando y cuando Rabba se dio la vuelta para volver a mi lado note algo en su
rostro, conforme se acercó pude confirmar que sus ojos estaban llorosos. Sus palabras
fueron exactamente las mismas que había escuchado en mis sueños, la única diferencia
es que ahora podía sentir la tristeza de su voz, esto me causaba una pesadumbre
difícil de asimilar, era como si parte de esa tristeza estuviera dirigida a mí.
Comencé a sentirme sumamente incómodo y
con la urgencia de salir de ahí, al mismo tiempo que luchaba con esa sensación todo
en mi alrededor comenzó a oscurecerse y a quedar en silencio.
-
Vegeta no pierdas la concentración
– dijo la estruendosa voz de Piccoro.
-
¿Ah?
Precipitadamente todo se llenó de luz cegándome
por unos instantes. Al tiempo que el resplandor se desvanecía, comencé a escuchar
voces y a ver a mi alrededor a varias personas con armadura de combate. Una
abrumadora sensación de miedo se apodero de mí y se convirtió en terror al ver
a Freezer sentado en podio flotante, a su lado estaban Zarbon y Dodoria, frente
a el estaba mi padre y… yo mismo
Son casi las 11:30pm, siento que mis parpados
pesan una tonelada, será mejor que me vaya a dormir y continúe mañana temprano, Bulma y los muchachos no deberían
volver hasta después del medio día, así que poder escribir sin molestias.
1 comentario:
Eres malo... XD me dejaste con la intriga en el corazón...
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