10 de Julio 4:45pm
Desperté en mi habitación del palacio, estaba
sudoroso y mi respiración era pesada. Había tenido una pesadilla que no
recordaba, ya era la cuarta vez que ocurría; quizás el saber que solo en un
siclo solar mas mi padre me entregaría al servicio de Freezer me estresaba más
de lo que creía. No, no podía ser eso, yo era el príncipe de los saiyajin, mi
padre lo había dicho, yo seguramente me convertiría en el legendario súper
saiyajin, esa manera de pensar no era apropiada. Me levante de la cama y me
encamine al lavatorio para sacudirme el adormecimiento, el cielo brillaba con
un tono rosado a través de la ventana, seguramente hacia poco que había
amanecido, pronto Nappa llegaría con un súbdito para traer mis alimentos.
El intercomunicador sonó mientras me aseaba,
pensé que seria Nappa con ese tono estúpido que siempre usa al hablar conmigo,
desearía que dejasen de tratarme como un niño, soy un guerrero de clase alta,
aun a mi edad soy mas poderoso que la mayoría de los guerreros de clase media.
-
Muy buenos días alteza – dijo una
voz femenina.
-
¿eh? ¿Quién demonios eres? ¿en
donde esta Nappa?
-
El sr. Nappa tuvo que salir por
ordenes de su padre, yo estaré a su servicio por el día de hoy.
-
Tsk – ese imbécil, seguramente se
había ido a destruir algún planeta y me había dejado aquí aburriéndome.
-
Si me lo permite majestad, le he traído
una muda de ropa limpia y su desayuno.
-
Lo que sea, solo entra y déjalo.
Salí del lavatorio con la toalla colgada al
hombro, me gustaba sentir el frio después de asearme, la frescura era
vigorizante. Pero para mi sorpresa mi habitación nos estaba sola, para al pie
de mi cama estaba una mujer de cabello negro y largo, entallada en una armadura
de batalla femenina de color purpura, en sus manos estaban mis prendas y a su
lado un carrito de servicio con lo que supuse eran mis alimentos. Se quedo por
unos segundos quieta viéndome pero luego desvió la vista hacia la ventana, solo
cuando una briza mañanera me rozo la cintura recordé que estaba desnudo y
mojado. Sentí que mi cara se enrojecía rápidamente y solo atine a cubrirme con
la toalla.
-
¡Estúpida! ¿Porque demonios te me
quedas viendo? – replique al tiempo que le arrebataba la ropa de las manos y corría
de vuelta al lavatorio.
-
Lo lamento mucho alteza, no creí
que estuviera aseándose – respondió cortésmente, pero pude imaginar que se moría
de risa por dentro... me las iba a pagar esa tonta.
Salí del lavatorio y ella seguía ahí todavía,
me miraba con una tenue sonrisa y con las manos entrelazadas por delante de
ella. Por alguna razón parecía emocionada y a la vez nerviosa.
-
¿Pero que demonios estas haciendo?
Ya puedes irte.
-
Pe- pero su alteza, estoy aquí
para servirle por el resto del dia, son ordenes directas de su padre el rey.
-
No necesito de ti, así que
lárgate.
La mujer no parecía entender lo que le decía,
se limito a permanecer de pie en medio de la habitación mientras desayunaba.
Fue un suplicio soportar su mirada mientras comia. De vez en cuando deambulaba por el cuarto para después volver
a mirarme antes de voltear otra vez, esta actitud arruino mi apetito, por lo
que deje mi desayuno a medias. Me encamine hacia la puerta mientras aseguraba
mi capa sobre mis hombros cuando me di cuenta que ella me estaba siguiendo.
-
Deja de seguirme, recoge esos
trastos si tanto deseas servirme.
-
Con todo respeto alteza- comenzó a
decir mientras señalaba al techo con un dedo – el rey me ha asignado como su
paje por el día de hoy y pienso cumplir con mi misión.
-
Grrr, ¡basta! Soy el príncipe de
los saiyajin y obedecerás mis ordenes y si te digo que me dejes a solas me
dejaras a solas.
Estaba tan agitado por la altanería de esta
mujer que mi capa se desprendió de uno de sus seguros cayendo a mis tobillos. Rápidamente
ella se arrodillo a recogerla y antes de que pudiera reaccionar la estaba
abrochando nuevamente en mi hombro izquierdo; al tenerla tan cerca pude
percibir el aroma de su cabello que era de un negro mucho mas brillante que el
de otras mujeres saiyajin que había visto; la fragancia que me asaltaba era muy
similar a las rakusa recién cortadas.
Por lo general las mujeres cuidaban más su apariencia que los hombres, pero era
inusual que usaran lociones o perfumes.
No pasaron mas de tres segundos cuando se puso
de pie sonriente y satisfecha. Tarde solo un momento en recobrar la compostura
mientras mi cara se comenzaba a enrojecer otra vez, carraspee y me di la vuelta
para salir de la habitación – de nada – dijo tranquilamente. Nuestros pasos
resonaron por el vacío pasillo, pude notar la gran diferencia entre sus pisadas
y las mías, su sonido era ligero pero constante, posiblemente era por sus
botas, las cuales tenían un medio tacón que resonaba agudamente al caminar. Me
imagine que era una guerrera de clase baja, una saiyajin de elite jamás usaría
algo tan impráctico. Al salir del pasillo la luz del medio día llenaba de
anaranjado el cielo, el clima estaba caluroso, pero mi cabello seguía húmedo,
proporcionándome un poco de frescura con cada ligera brisa; por su parte la
mujer se limito a seguirme a menos de un metro de distancia. Su presencia
comenzaba a irritarme cada vez más y realmente no había decidido que hacer o
donde ir. Hasta donde sabia Nappa estaba en una misión por encargo de mi padre
y el probablemente estaría reportando los avances en las conquistas de los
planetas al Freezer, el solo pensar en ver la repugnante cara de ese gusano me
ponía de malas, y para colmo de males mi padre iba a ponerme a su servicio como
parte de un tratado a cambio de expandir nuestro dominio sobre la galaxia.
-
¿Alteza? – llamo mi incomoda
compañera.
-
¿Qué es lo que quieres?
-
Creo que ya que tiene tiempo
libre, podría quizás involucrarse mas en sus deberes reales.
-
¿De que demonios esas hablando?
-
Me refiero a las responsabilidades
del príncipe – nuevamente apunto al cielo mientras sermoneaba – Cuando su
abuelo, Vegeta XIV (ver apéndice)
reinaba, su padre tomo a su cargo el archivo histórico de nuestra raza, el aivarc (ver apéndice).
-
Tsk, no digas tonterías, mi padre jamás
se enterraría en una pila de documentos y libros viejos, esa es tarea de los
ancianos, no de un guerrero de elite como los miembros de la familia real.
-
No debería menospreciar la
historia alteza.
-
No lo hago, hace ya tiempo que
estudie en el sistema ho-on.
-
No lo dudo mi príncipe, pero el ho-on solo abarca una pequeña parte de
nuestro legado.
¿A caso esta mujer no entendía a quien se dirigía?
Su manera de hablar a pesar de ser cortes distaba mucho del respeto que debía
mostrarme. Sin embargo me intrigaba el hecho de si realmente mi padre había llevado
a cabo tan aberrante tarea por lo que acepte que me guiara la cámara de
archivos. Simplemente sonrió y comenzó a elevarse en el aire – sígame por favor
– dijo antes de acelerar, me sorprendió lo rápido que tomo velocidad, odio admitir
que tuve que esforzarme para seguirle el paso. No tardamos mucho en llegar al
edificio del aivarc el cual como imaginaba
estaba prácticamente desierto salvo por algunos ancianos, Pobres diablos a los
que se les había negado el derecho de morir en batalla, ya sea por deserción o
por simplemente ser demasiado débiles para ser soldados, pocas cosas son tan deshonrosas
para un saiyajin que llegar a la edad avanzada, en la cual ya no eres un
guerrero de verdad, solo un estorbo.
Descendimos en una explanada donde un trio de
ancianos discutía, sus ropas eran túnicas blancas y hombreras ceremoniales, muy
similar a los médicos en las estaciones espaciales.
-
¡Grandísimo necio! – bramo el más
alto de los viejos - ¿Cómo te atreves a dudar de la existencia de Gaimoya el conquistador?
-
Otra vez lo entendiste todo mal…
no dudo de su existencia, pero creo que hay muy pocos registros de sus batallas
– Le respondió un anciano jorobado y con barba enredada.
-
Ustedes dos siempre discutiendo lo
mismo, por eso no progresamos en el inventario del archivo – objeto un anciano
de baja estatura que apoyaba ambas manos en un bastón.
-
¡Silencio! – ordeno la mujer al
tiempo que tocaba el suelo – Están en presencia de su alteza el príncipe
Vegeta.
Los tres vejestorios parecían no haberse dado
cuenta de nuestra llegada en medio de su platica, pero al escuchar la voz de mi
paje se irguieron tanto como pudieron en completo silencio. Al verme pude notar
que no sabían como reaccionar, quizá dudaban en arrodillarse o permanecer de
pie, me imagine que sus atrofiadas articulaciones hacían de aquella decisión
algo difícil, por lo que decidí dejarlo pasar. De pronto los ojos del más alto
se posaron en mi compañera y su semblante se relajo.
-
Ah, pero si es usted señorita
Rabba, que susto me ha dado – la mujer pareció palidecer al escuchar su nombre.
-
S, si, he traído al príncipe para
que supervise las tareas del archivo – su tono tranquilo de antes parecía
haberse esfumado de repente.
-
Mmm, ya veo – El anciano volvió a
mirarme con curiosidad – Mi nombre es Peparu joven amo, estos – dijo señalando
a sus interlocutores – son mis colegas.
-
Soy Ropogi – dijo el jorobado.
-
Terike, para servirle – agrego el más
bajo.
-
Por favor, síganos, le pondré al
tanto de nuestras labores.
El mas alto comenzó a caminar lentamente hacia
la entrada del aivarc seguido por por
sus colegas y nosotros dos. Rabba como parecía llamarse esta mujer había vuelto
a retomar su compostura.
-
¿Ese es tu nombre? ¿Rabba? – le
pregunte.
-
Si… discúlpeme por no presentarme
debidamente con usted.
-
Como si me importara… solo quiero
saber quien me esta haciendo perder el tiempo con estos ancianos decrépitos.
-
Je, quizá no lo parezca, pero
Peparu y esos dos solían ser guerreros de elite.
-
Mientes, ¿Cómo es posible? Un
guerrero de elite jamás se deshonraría llegando a ese estado tan marchito.
-
Vera usted, su abuelo considero
que preservar los archivos era importante, sobre todo en estos tiempos en los
que nuestra raza guerrera se esta propagando por toda la galaxia. Por lo que
puso al “trio inmortal” a cargo de proteger nuestro legado
-
¿El trio inmortal?
-
Así es, la razón por la que Peparu
y sus compañeros han llegado a esta edad es porque jamás han sido derrotados
alteza.
Tenia que estar bromeando, podía creerme que
nunca hubieran sido vencidos, incluso que mi abuelo los hubiera castigado
poniéndoles semejante tarea, pero no que un equipo de guerreros elite se pasara
su vejez desempolvando libros.
La entrada del aivarc era un enorme arco de granito, sobre este había un grabado
de unos saiyajin combatiendo los tsufurujin estos últimos se veían diminutos al
compararlos con los demás; recordé cuando estudie la conquista de Gaimoya, siempre me pregunte como habría
sido acabar con esos insectos, no me parecía que fuera algo tan impresionante
al pensar detenidamente en ello. Rabba caminaba al lado de Peparu que parecía discutir
algo con ella, esta se limitaba a asentir y sonreír como boba, mientras que a
mi me flanqueaban Ropogi y Terike caminando pesadamente. El interior del edificio
estaba lleno de estantes y libreros, podía verse en el recinto varios
escritorios donde mas ancianos revisaban pergaminos, otros tantos consultaban
bases de datos y otros parecían discutir; seguimos avanzando hasta llegar a una
sala circular en la que la luz caía desde el techo, al voltear hacia arriba vi
que la luz se filtraba a través de un vitral, el vidrio resplandeciente me cegó
por un momento y…
Desperté tumbado en el pasto, el sol me daba
en la cara y la brisa salada del mar inundaba mis fosas nasales; Krillin estaba
parado a mi lado mirando al horizonte, me di cuenta rápidamente que había estado
inconsciente.
Creo que iré a por una taza de café antes de
continuar… Si no mal recuerdo Bulma compro una mezcla de café bastante caro, me
pregunto donde lo habrá escondido.
6 comentarios:
FUCK AL FIN YA ME STAVA PREOCUPANDO...
guao eres un maestro me encantan las memorias de vegeta sigue escribiendo!!
Me encanta el blog
quee buenO que la hiciste creia que habias tenidO un Accidente...LoL TE QUEDO PERFECTA.
cuando subes la 35 estoy muy ansiosa en leerla y creo que muchas personas que leen esto estan de acuerdo verda??
ME ENCANTAN LAS MEMORIAS DE VEGETA Y LO QUE MAS ME GUSTA ES QUE SIGUES CONSERVANDO EL CARACTER Y LA PERSONALIDAD TAN CARACTERISTICA DE VEGETA... SIGUE ASI, TIENES MUCHO TALENTO, DEBERIAS SACAR UN LIBRO... Y CUANTAS ENTRADAS PIENSAS HACER??
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