domingo, 3 de octubre de 2010

Las Memorias de Vegeta (Entrada 7)


 23 de Junio 791

Mi vida diaria se veía ahora adornada por el matiz de compañera, cada mañana era agradable entrar a la cocina y verla con el desayuno listo para ser servido, mis sesiones entrenamiento no eran del todo solitarias, ahora Bulma de vez cuando vigilaba mis signos vitales; por las tardes insistía en pasar tiempo juntos, aunque esto no me parecía tan necesario lo disfrutaba en cierto modo, poco a poco iba conociendo mas a mi consorte y las costumbres terrícolas; y a menudo por la noche ella se escabullía a mi habitación para tener un poco de “tiempo de calidad”.

Sin embargo estos momentos de sosiego no me distraían del peligro inminente que se acercaba, conforme los días se hacían semanas y las semanas meses, faltaba ya solo un año para la profetizada aparición de los androides. ¡Un maldito año solamente! el tiempo se había ido volando y yo seguía sin poder transformarme en súper saiyajin, Kakarotto probablemente entrenaba tan duro como yo… no, el no estaba usando la cámara de gravedad así sin duda sus poderes no habrían de incrementarse tanto, pero el hecho de que ese gusano estuviera por encima de mi era tan agobiante como cuando estaba bajo el yugo de Freezer, además ese mocoso del futuro nunca menciono si yo logre transformarme, pero si el lo logro yo debía ser capaz de hacerlo, como guerrero de elite no podía permitirme quedarme atrás.

Estas dudas y preocupaciones me acosaban al punto de privarme del sueño mas de una noche, incluso después de mis encuentros nocturnos con Bulma salía de la casa y me alejaba de la ciudad para seguir entrenando hasta el amanecer, Bulma peso que quizás mi entrenamiento y ella estaban acabando con mi vigor usual por lo que comenzó a abstenerse de ves en cuando.

El entrenamiento diario, aunado a la recuperación de mis heridas causadas por este me fortaleció, mi fuerza y velocidad aumentaron, mis reflejos eran mas precisos y mi estamina iba en aumento; pero mi nivel aun seguía muy por debajo del que pude apreciar en un súper saiyajin, mi energía, así como la cantidad que podía expulsar de golpe había alcanzado un limite, sin importar cuanto me esforzara no conseguía igualar el poder destructivo de Kakarotto. A veces podía sentir su ki aumentando de manera abrupta, lo cual solo podía significar que estaba transformado, axial me daba cuenta de gran diferencia entre nuestros poderes, cada vez que lo percibía era como si abofeteara, como si se riera en mi cara… ¡ese miserable!, ¡¿Cómo lo había logrado?!, ¡¿Qué se desato en su cuerpo para provocar el cambio?!, era obvio que la ira jugaba un papel importante en esto, pero no era solo eso, algo mas me hacia falta.  

El estrés ya estaba haciéndose notorio físicamente, el descanso no aliviaba del todo mi dolor muscular y en los últimos meses mis entradas habían crecido un poco, señal de que estaba perdiendo cabello. Pero estas preocupaciones eran nada comparado con la bomba que Bulma me detonaría en la cama una noche. Ese día al igual que otros mi entrenamiento fue agotador pero sin resultados, así que aun mientras retozábamos en la cama mi mente seguía en el entrenamiento, analizado, especulando cual era el método que me llevaría a alcanzar mi meta, tras terminar permanecimos  recostados abrazados el uno al otro.

-         ¿Vegeta?-  pregunto Bulma mientras hacia círculos con su dedo en mi pecho.
-         ¿Qué sucede?
-         Tengo algo que decirte, no me he sentido bien desde hace unas semanas.
-         ¿Estas enferma?... ve a ver al medico entonces – no estaba prestando mucha atención, en mi cabeza solo había lugar para mi codiciado objetivo.
-         … Ya lo hice.
-         ¿Y?...
-        
-           - Ella guardo silencio un momento y yo hice lo mismo, no tenia deseos de hablar así que si desistía de parlotear tanto mejor para mi.
-         Estoy embarazada…

Creo que nunca había escuchado unas palabras tan claras, de pronto mi cerebro se vació hasta el ultimo rincón y lo que salio de su boca siguió haciendo eco en mis pensamientos. Me incorpore para quedar sentado y la mire con los ojos totalmente abiertos, en la tenue oscuridad pude ver su rostro preocupado, sus ojos me miraban clamando por una respuesta.

Que idiota había sido, esto era algo que debí haber visto venir, pero el entrenamiento y mi propia inexperiencia en los asuntos carnales me hizo olvidar un detalle importante. En el planeta vejita, cuando un saiyajin llegaba a la madures su esperma era guardado en una cámara criogénica y se sometía a una cirugía de esterilización, con el fin de evitar los embarazos no deseados, así como permitirle disfrutar de su vida sexual sin preocupaciones. Para las mujeres el procedimiento era similar, pero no estoy seguro como era. Sin embargo el planeta vejita y mi civilización fueron destruidos cuando yo era un niño, por lo que nunca recibí la cirugía, fue un enorme descuido de mi parte.

-         Dime algo por favor, no te quedes mirándome así.
-         No se que decir.
-         ¿Estas molesto?, ¿estas feliz?.
-         Estoy sorprendido - Mi cabeza daba vueltas, estaba seguro de que mi padre no había pasado por algo así en toda su vida, de pronto la suave mano de Bulma se pozo en mi hombro.
-         Vamos a tener un hijo- me dijo sonriendo, inesperadamente, eso aclaro mi mente.
-         Un hijo… - eso lo resolvía todo, esto no era un error, era un logro.

Un hijo, un príncipe saiyajin, un heredero; después de todo mi meta siempre había sido apoderarme del universo después de vencer a Kakarotto, restaurar el imperio saiyajin, entonces un vástago era algo natural y necesario.
Tras unos días Bulma dio el anuncio a su familia durante el desayuno, su madre se puso a dar salto de gusto por toda la casa, tarareando y riendo mas que de costumbre, su padre nos felicito y me dio unas palmadas en la espalda, he de admitirlo este hombre me agradaba bastante, quizás era porque en cierto modo me recordaba a mi propio padre, despreocupado y siempre con algo en la cabeza.

Con el tiempo el embarazo de Bulma se fue desarrollando, su madre y ella pasaban mucho tiempo juntas preparando una habitación para el bebe, mientras que el Dr. Breifs dejo de lado su trabajo por un tiempo y empezó a construir juguetes para su futuro nieto. No paso mucho tiempo antes de enterarnos que seria un niño, yo por mi parte empezaba a notar extraños cambios en Bulma, su apetito casi rivalizaba con el mió, su humor cambiaba drásticamente, sentía nauseas dolores repentinos, eso y el notable aumento de peso. Su padre me dijo que era totalmente normal, que durante el embarazo las mujeres sufren un desequilibrio hormonal que produce estos cambios, me contó también que durante el embarazo de su esposa fue la única vez que la vio de mal humor en su vida.

Trunks me esta llamando, hoy es el cumpleaños de su madre asi que le haremos una fiesta sorpresa, continuare mañana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

esta increíble me fascino.

Anónimo dijo...

De por si Vegeta siempre me causo un cariño especial y con estos textos veo el lado gentil y humano que siempre sospeché que tenía en el fondo. ME ENCANTÓ.

MUCHAS GRACIAS POR ESTE BLOG ha hecho mis fantasías algo mas palpable :)

Anónimo dijo...


a mi al principio de dragon ball me caia mal y ahora es mi pareja favorita de la serie por que sera

Anónimo dijo...


a mi al principio vegeta me caia mal pero despues se convirtio en mi personaje favorito por su caracter soy mujer y tengo el caracter de vegeta por que sera