lunes, 10 de septiembre de 2018

Las Memorias de Vegeta (Entrada 122)


27 de Noviembre 791

Algunos días después de la visita de Gohan recibimos una invitación para ir a casa de Kakarotto, aparentemente querían celebrar el cumpleaños de Milk; algo que siempre le reconoceré a esa mujer es que tiene buen sazón, por lo que mientras hubiese comida yo estaba más que de acuerdo en ir. No me apetecía el bullicio de la demás bola de insectos, o tener que aguantar las borracheras del maestro Roshi, pero almenas el estar en la misma habitación que Kakarotto por unas horas se había vuelto más tolerable.

Bulma mando pedir a un chef reconocido algunos platillos para presumir su buen gusto culinario, la verdad es que siempre se ha sentido acomplejada por no ser tan buena en la cocina como la mujer de Kakarotto; pero siempre le he dicho que no es para tanto, ella tiene otros “talentos”… usualmente se lo digo acompañado de una suave nalgada, a lo que ella siempre responde sonrojándose y llamándome tonto o algo por el estilo. La verdad es que poco me importan sus habilidades culinarias, cuando se es el esposo de la mujer más adinerada del mundo tu paladar tiene acceso a un número ilimitado de platillos.

Trunks aún seguía algo decepcionado de que pospusiéramos nuestro encuentro, pero se animó bastante al saber que visitaríamos la casa de Goten, siendo un niño de ciudad le era bastante refrescante visitar la montaña; si bien el volar le permitía ir a donde quisiera con facilidad, Bulma no le permitía andar vagando a su antojo, aunque el muy astuto siempre se escabullía, algunas veces con mi ayuda al hacerme de la vista gorda, personalmente pensaba que era importante que desarrollara su independencia como todo niño saiyajin de su edad. A pesar de lo mimado que su madre y sus abuelos lo tenían Trunks siempre había mostrado un carácter fuerte y aptitud para el liderazgo, al menos con Goten, además ya había demostrado que no se dejaba hacer menos por otros, como aquel mocoso escuálido que trato de oponérsele en el torneo de las artes marciales; de no ser porque no había oponentes adecuados para él, lo habría participar más en los torneos, pero es en parte la desventaja de haber sido el niño más fuerte del planeta. De cualquier modo, Trunks y Goten tenían una cierta rivalidad que era saludable para ambos, pero sin duda la naturaleza competitiva de mi hijo hacia que pusiese más empeño en superar su fuerza, mientras que para Goten bastaba con divertirse con lo que fuera que estuviesen haciendo.

Al medio día de ese sábado partimos hacia la montaña Paos. Dado que no se trataba de algo formal una camisa y unos pantalones de mezclilla sencillos me bastaron por atuendo, Bulma por otro lado había salido temprano a comprar algunas cosas para la fiesta y un regalo para Milk, así como también algunas joyas para su colección; Francamente no entiendo para que necesita tantos adornos, aunque debo admitir que sabe muy bien como lucirlos. Me pidió que la acompañase pero no me daban ganas de ir caminando detrás de ella mientras arrasaba con los inventarios de las tiendas, pero como buen esposo que soy me asegure de conseguirle un ayudante. Ya desde hacía algún tiempo Majin Boo, el Boo gordo que se había quedado a vivir con Mr. Satán se había vuelto una visita habitual en la corporación capsula, siempre acompañando al “Campeón” quien había iniciado una campaña para promocionar la nueva línea de máquinas de ejercicio que la corporación había desarrollado. En un principio el padre de Bulma me pidió a mí que hiciera como imagen, pero al ver lo fastidioso del trabajo entre rudas de prensa, sesiones fotográficas y tener que fingir que me costaba trabajo usar las rudimentarias máquinas de ejercicio para terrícolas decidí no hacerlo.


Aprovechando que aquel par estaba de visita y que más tarde nos acompañarían a casa de Kakarotto le pedí a Mr. Satán que me prestase a Majin Boo para que acompañara a mi mujer. Por supuesto Bulma aceptó a regañadientes mi buen gesto; definitivamente no es fácil ser un esposo tan amable y considerado como yo. Más tarde cuando volvió no tuvo tiempo de cambiarse debido a un asalto en la joyería en la que estaba comprando, si bien los ladrones se rindieron al toparse con el regordete Boo, la policía le quito tiempo al pedirle que declarase acerca del atraco. Por fortuna se toparon con Gohan y Videl que estaban como de costumbre jugando a ser súper héroes, así que cuando llegaron todos juntos a casa no tardamos mucho en partir.

Ya un vez ahí Trunks de inmediato corrió a encontrarse con Goten y empezaron a jugar aterrorizando a las criaturas salvajes de la montaña, Videl y Bulma acompañaron a Milk con los preparativos de la comida, la joven en particular se había vuelto bastante hábil en la cocina, por supuesto todos sus esfuerzos iban en base a agradar a su potencial suegra, aunque en mi opinión la basta fortuna de su padre bastaba para que obtuviese el beneplácito de la madre de Gohan. Por mi parte me limite a pasar el rato en la sala escuchando a Mr. Satán narrando sus “hazañas” en el mundo de las artes marciales, Gohan cumplía con su papel de buen novio escuchando las historias del padre de su querida mientras Kakarotto estaba simplemente escuchando e interrumpiendo la conversación para preguntar a gritos si la comida ya estaba lista. La plática insulsa y las exageraciones de Mr. Satán fueron como potentes somníferos, tanto así que no me di cuenta cuando quede dormido.

-          Te pareces mucho a tu querido padre – dijo el gran Freezer sentado desde su podio flotante, su voz hizo eco en el salón haciendo que sonara aún más grave de lo que era.
-          Tal como lo solicito gran Freezer, le he traído a mi hijo – Declaro mi padre aun en reverencia hacia el mandamás, no podía ver bien su rostro pero podía notar la tensión en su quijada y en las venas de su cuello.
-          Acércate muchacho – ordeno.
-          … - Camine lentamente hacia el podio, a los lados de este estaban dos soldados de rango alto, uno de piel azulada y cabello verde y otro grotescamente obeso de piel rosada, para mi sorpresa, el gran Freezer se alzó volando de su podio para descender y pararse frente a mí. Alce la vista solo un poco y con eso me basto para verle a la cara.
-          ¡Mocoso insolente como te atreves a alzarle la vista al gran Freezer! – Grito el sujeto de cabello verde avanzando hacia mí a grandes zancadas.
-          Tranquilízate soldado Zaabon – Le detuvo Freezer con calma alzando una mano para indicarle que parara y luego me miro a los ojos - ¿Sabes quién soy yo niño?
-          … - Sus ojos rojos eran tan penetrantes que desviaban mi atención del resto de su apariencia, la multitud de colores de su piel, su cabeza cornuda y redonda y los femeninos labios purpuras quedaban eclipsados por aquellos ojos color sangre – Usted es el gran Freezer, soberano de la galaxia.
-          En efecto, y ¿Quién eres tú?
-          Soy Vegeta, príncipe de los saiyajin… - trague saliva como si fuese una amarga medicina y pude ver en los ojos de Freezer un brillo de expectativa – y su leal sirviente… - agregue mientras bajaba la cabeza y me postraba con una rodilla al suelo.
-          ¡Muy bien dicho! – dijo complacido – haz educado bien a tu hijo, cuidare bien de él, espero que los saiyajin sigan trabajando para mi tan arduamente como siempre, ¡Jo jo jo jo! – se dio la vuelta dándonos la espalda a mí y a mi padre para luego subir nuevamente a su podio, cada una de sus palabras estaba llena de condescendencia y amabilidad tan falsa que me revolvía el estómago – Porte de pie muchacho – ordeno.
-          Gran Freezer, mi hijo aun es joven y tiene mucho que aprender, pero sé que le servirá bien, por ello le suplico que permita que le acompañe su paje y tutor… ¡Nappa!

A la orden de mi padre Nappa entro al salón con paso firme y postura erguida y al ponerse a mi lado hizo una reverencia. La verdad estaba sorprendido, pensé que Nappa solo nos había acompañado como escolta. Freezer lo miro y presionó un botón en su rastreador.

-          Por tu poder de pelea puedo ver que eres un soldado de clase alta, ¿Por qué un soldado como tu hace de niñera? – pregunto Freezer con tono burlón, a lo que le siguieron las ligeras risas de sus acompañantes.
-          Mi familia ha servido a los reyes y príncipes de los saiyajin por generaciones, es mi deber y honor haber heredado esta encomienda… se lo suplico, permítame continuar con mi labor.
-          Comprendo, soldado Nappa, continúa entonces con tu servicio… ¡Dodoria!
-          ¡Si Gran Freezer!

La enorme bola de grasa se acercó a mí y me di cuenta que traía un pequeño maletín en las manos lo abrió frente a mí y me revelo un rastreador nuevo.

-          Este es un pequeño presente para conmemorar que te has unido a mis filas – dijo Freezer sonriendo.
-          Se lo agradezco Gran Freezer – cruce mi brazo sobre el pecho e hice una caravana tal y como mi padre me había instruido.
-          Ahora quiero que lo actives y me digas de cuanto es mi poder de pelea.
-          ¿…? ¡Sí! – Tome el rastreador y me lo coloque al lado izquierdo de mi cabeza,  presioné el botón principal del rastreador y de inmediato la figura de Freezer fue contorneada de amarillo, las lecturas del rastreador aparecieron frenéticamente por unos segundo mientras las cifras iban subiendo – qui, quinientos treinta mil…
-          Exacto, quiero que tengas muy presente ese número siempre que te dirijas a mi ¿quedo claro?
-          … Si gran Freezer.

Luego Freezer nos ordenó a mí y a Nappa que saliésemos, mi padre y el discutirían asuntos de negocios; mire a Nappa de reojo y note una expresión funesta en su rostro, siempre estaba mal encarado, pero cuando fruncía el ceño de esa manera era porque algo le disgustaba.

-          ¿Qué sucede Nappa?
-          N, ¡No es nada príncipe!
-          Esa horrenda cara tuya es muy fácil de leer, ¿Qué te fastidia tanto?
-          Por primera vez en mi vida me siento como un inútil… 530,000 es un poder de pelea monstruoso, ni siquiera el rey podría…
-          ¡Deja de pensar estupideces Nappa! – le ordene – algún día… algún día yo seré más fuerte que mi padre y yo mismo me encargare de aniquilar a Freezer.
-          S, si…

Mi cuerpo temblaba levemente, a pesar de mis palabras también había quedado pasmado ante el abrumador poder de Freezer, Nappa tenía razón, para él no éramos más que insectos, no me quedaba duda de eso.

-          ¡Vegeta!
-          ¡¿Eh?! Me despertó el estridente y molesto ruido de la voz de Kakarotto.
-          ¿De verdad te quedaste dormido?-
-          Cl, ¡Claro que no tonto! Solo estaba descansando mis ojos.
-          ¡Ah! Bueno, solo quería decirte que la comida ya está lista.

De mala gana acompañe a Kakarotto a fuera de la casa donde habían colocado una gran mesa plegable de madera, en ella una gran cantidad de comida estaba dispuesta, no cabía duda que era un banquete pensado para los saiyajin. Durante la comida estuve por supuesto sentado al lado de Bulma y Trunks, de nuestro mismo lado de la mesa estaban sentado Gohan, Videl y Mr. Satán, mientras que del otro Kakarotto, Milk y Goten disfrutaban de sus alimentos, Majin Boo siendo de tan gran tamaño se sentó aparte de nosotros acompañado por el perro que venía con él y Mr. Satán al lado de una montaña de comida, un parte de temía por la seguridad de aquel animal, quizás Boo se lo comería de un bocado en medio de su festín sin darse cuenta. Mas noche cuando todo mundo hubo terminado de comer Kakarotto saco una enorme tina de metal y la puso sobre unos bloques de cemento, coloco leña debajo en el espacio entre los bloques y lleno la tina con agua para luego encender el fuego.

-          Oye Kakarotto, no es que no me guste la sopa, pero la verdad estoy satisfecho por ahora, no creo que necesiten preparar tanta.
-          ¿Sopa? Ja ja ja no Vegeta, esta tina es para bañarnos.
-          ¡¿Qué?!
-          Sí, mi abuelito y yo solíamos hacerlo cuando era niño, Gohan y yo también compartíamos el baño a veces ¿Verdad hijo? – pregunto dirigiéndose al joven.
-          Eh, si, si lo recuerdo.
-          Es muy divertido y relajante, ¿Qué te parece la idea Vegeta?
-          ¡No digas tonterías, tarado! – negué alzando la voz mientras notaba como se me acaloraba el rostro.
-          ¿No quiere? Que lastima ustedes que dicen niños ¿Quieren entrar en la tina conmigo?
-          ¡Sí! – respondieron los niños al unísono.

Luego de un rato el agua había tomado buena temperatura y mientras los demás entraron a casa a beber café yo me quede viendo a los tres chiflados que rápidamente se desvistieron y saltaron al agua, al principio le costó algo de trabajo a Trunks tolerar el agua caliente, mientras Goten y Kakarotto estaban muy cómodos, pero pronto los tras estaban chapoteando y jugando en el agua. Al ver que no eran rivales para el campeón de la “lucha de tina” como se hizo llamar Kakarotto ambos niños saltaron fuera del agua y se pusieron muy serios antes de empezar a moverse coreografiada mente haciendo los pasos de la fusión; en medio de un resplandor el niño de cabello raro conocido como Gotenks apareció y salto de vuelta a la tina sin darle tiempo de reaccionar a Kakarotto.

-          ¡Son unos tramposos! ¿Por qué usaron la fusión? – protesto Kakarotto.
-          ¡Esta vez te venceré! – declaro Gotenks con su doble voz.
-          ¡Ahora verán! – Con un alarido la tina estallo en una explosión de agua y luz dejando a un confundido Gotenks sobre su trasero y a un desnudo Kakarotto transformado en súper saiyajin resplandeciendo en medio de la noche.

Los demás que estaban dentro de la casa salieron al escuchar el estruendo y mientras que Boo, Satán y Bulma reían divertidos, Gohan y especialmente Videl se quedaron pasmados de vergüenza, mientras que Milk salió dando gritos con toallas en la mano para que se cubriera y empezó a corretear al niño de cabello bicolor que corría en círculos alrededor de Kakarotto que reía a carcajadas regodeándose en su simpleza… -“pero que vulgares” – me dije a mi mismo apartando la vista del desnudo trasero de aquellos idiotas.

Aún tengo en la mente bien presente los recuerdos de aquí día para bien o para mal, y aunque no disfruto en absoluto tener la imagen de Kakarotto desnudo en mi mente, los sabores de la comida en la montaña Paos y la frescura de la vida silvestre alejada de la ruidosa ciudad es una buena memoria que me viene de vez en cuando.



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