sábado, 28 de octubre de 2017

Las Memorias de Vegeta (Entrada 112)

17 de Septiembre 791

Sobre poniéndome al dolor inunde cada fibra muscular de mi cuerpo con ki para sostenerme en pie, di un par de pasos y me moví a velocidad supersónica para reaparecer detrás de Majin Boo con la intención de sorprenderle con un golpe; pero este respondió con sus reflejos inhumanos atrapando mi puño en su mano, cuando trato de pagarme con la misma moneda yo hice lo mismo y quedamos atrapados sujetándonos uno al otro, empujando cada quien en su favor para superar en fuerza al adversario, pronto la fuerza muscular dio paso a la expulsión de ki para potenciar nuestra fortaleza. Hasta este punto había podido igualarme a ese monstruo, pero el esfuerzo me requería de completa concentración solo para seguirle el paso mientras el incrementaba más y más su fuerza con su energía latente.

Mis ojos se clavaron en su rostro infantil que mostraba su sádica sonrisa, los ojos rojos en medio de la macula negra parecían escrudiñar mi cara en busca de cada mueca de dolor. El desgraciado monstruo se regodeaba al saber que cada segundo que me aferraba a él, era un infierno en mi carne. Tan centrado estaba en esto que no me percate del momento en el me lanzo un puntapié al abdomen; la compresión de mi diafragma aunado al dolor de mis costillas fracturadas hizo que todo intento de respirar fuera inútil, la breve falta de oxígeno hizo que soltase mi agarra sobre Majin Boo, y la fuerza de la patada me saco volando por los aires, pero en pleno vuelo algo repto alrededor de mi sujetándolo. Mi instinto de supervivencia entro en acción tratando de sujetar aquello aprisiono mis vías aéreas, pero no fue lo suficientemente rápido. Mi cuerpo emitió un ahogado grito de dolor mientras que con mis manos hacia todo lo posible porque mi cuello no se rompiera, apenas y podía ver algo con tanta presión acumulándose en mi cabeza, pero me di cuenta de que lo sujetaba era el brazo estirado de Majin Boo.

De repente me vi jalado hacia el suelo y con horror me di cuenta de que Boo me estaba acercado hacia él, me bajo hasta dejarme suspendido sobre el suelo, al ver la malicia en su rostro pude leer sus intenciones – “vamos a ver cuánto aguantas” – le escuche decir en mi mente sin que pronunciase una palabra, por primera vez sentí miedo de lo que ese monstruo deforme pudiese hacerme, y mis temores se reafirmaron cuando volví a alzarme por los aires extendiendo aún más su brazo. Luego, de alguna manera convirtió su ki en una potente carga eléctrica y la dirigió hacia mí para electrocutarme con ella; la sensación no me era desconocida, ya que mi cuerpo de saiyajin desprendía descargas eléctricas conforme mi poder incrementaba, pero no era algo que hiciese a voluntad, sino un subproducto de expulsar explosivamente el ki. No podría decir la cantidad de voltios que recorrieron mi cuerpo, pero sé que aun humano ordinario lo hubieran rostizado como un ave que se posa en un cable de alta tensión. Podía sentir como le electricidad causaba que mi corazón empezara a fibrilar, si no hacía algo terminaría teniendo un paro cardiaco, en ese momento mi mente, aunque fatigada, me dio la respuesta, con gran esfuerzo expulse mi ki hasta que se transformó en una carga eléctrica propia, apenas suficientemente fuerte como para oponerse a la de Majin Boo.

Al darse cuenta de que había descubierto como detener su diversión, Majin Boo paso a la siguiente manera que se le ocurrió para torturarme, con la longitud sobrante de su brazo envolvió mi cuerpo entero como una boa constrictor, a pesar de mis gritos de dolor pude escuchar clara mente el crujir de algunos de mis huesos. No contento con esto, el demonio rosado comenzó a azotarme de un lado a otro usándome como bola de demolición, de haber estado vivo hubiera muerto desde el primer impacto, pero en mi condición actual, iba y venía del limbo una y otra vez. Kakarotto había dicho que si me aniquilaba estando así desaparecería por completo, no parecía tan malo comparándolo con el dolor que estaba sintiendo. De pronto sentí como me soltó y antes de que pudiera reaccionar algo enorme me golpeo por la espalda empujándome hasta que me incruste en el suelo. Tras tan solo por unos segundos volví a “morir” y al reincorporarme inhale fuerte mente llenando mis pulmones tanto como el dolor me lo permitió. Entonces pude ver la imagen borrosa de Kakarotto acercándose desde donde había estado viendo todo el degradante espectáculo.


-          ¡Ni se te ocurra venir! – le grite tan alto como pude - ¡demonios! ¿de quién crees que es la culpa de ponerme así? ¡Tú lo sabes! – me tome un momento para frotar mi lastimado cuello, por fortuna ese mal nacido no me había arrancado la cabeza - ¡Reúne toda la energía posible! – le ordene.
-         

Kakarotto pareció entenderlo, pero antes de que pudiese decir algo, la mano de Boo emergió de entre la tierra y me sujetó de la garganta sin permitirme hacer algo para defenderme esta vez; sentí que mi cuerpo dejo el suelo nuevamente y quedo colgado, mi cerebro privado de oxigeno estaba con todas sus alarmas encendidas tratando de mantenerme con vida, el resto de mi cuerpo ya no respondió, deje de sentir dolor y perdí la conciencia. Cuando volvi a despertar está en el suelo, fueron los alaridos de Majin Boo los que me despertaron; por lo que podía ver se sujetaba la cabeza de dolor y junto a él estaba… ¿Mr. Satán? ¿Qué demonios hacia ese insecto ahí? ¿Y Kakarotto donde estaba? Lo busque con mi vista y me percaté de que estaba un poco alejado por encima de ellos mirándolos con cara de idiota.

-          Ka… Ka, Kakarotto – apenas y podía vencer el cansancio y el dolor que volvía apoderarse de mi deshecho cuerpo para hablar - ¿Qué estás haciendo? ¡esta es tu oportunidad! ¡reúne la energía necesaria!
-          ¡Sí! ¡Si, ya lo sé! – afirmo el estúpido greñudo recordando que tenía algo que hacer además de estar ahí flotando con su cabeza llena de helio.

De pronto los bramidos de Majin Boo cesaron y este pareció juguetear con algo en su boca, se irguió inhalando profundamente por los orificios que tenía por nariz y lanzo un espeso escupitajo que estallo en una nube de humo en el aire de la cual apareció el Majin Boo gordo que termino por caer pesadamente al suelo. ¿Cuánto más extraño se iba a volver ese gusano? Por un momento la confusión hizo que el dolor se desvaneciera por completo, pero solo por un momento desafortunadamente.

-          ¡Es Majin Boo! – Grito Mr. Satán.
-          Haahhh, Haaahhh, Haaaah – Majin Boo Jadeaba con una sonrisa de satisfacción en los labios  algo en él había cambiado.
-          ¡Majin Boo! – Mr. Satán corrió al lado de la bola de grasa que yacía tendida en el suelo, parecía estar tratando de reanimarlo. De pronto se giró hacia el Majin Boo niño y lo miro con fiereza - ¡Como te atreves! ¡Lastimaste a Majin Boo! ¡Más vale que te prepares porque el gran Mr. Satán te dará tu merecido! – lo amenazo señalándole con un dedo.
-          … - Majin Boo sonrió diabólicamente y se acercó lentamente al incauto mequetrefe frente a él.

Al ver esto Mr. Satán trato de disuadirlo con uno de sus ridículos discursos y justificaciones para no pelear, sin embargo no dieron resultado con el infante demoniaco, este siguió avanzando con una gran sonrisa en la cara, como si disfrutara el estar a punto de hacer algo que hasta ahora había tenido prohibido. Para mi sorpresa Mr. Satán no termino huyendo como siempre lo hacía, sino que se cuadro frente a Boo y se pudo en guardia, cuando este se puso a su alcance le lanzó una veintena de puñetazos que golpearon el rostro de Majin Boo sin encontrar resistencia alguna… aunque tampoco surtieron efecto alguno. Cuando Mr. Satán ceso su ataque, Majin Boo contra ataco con único golpe extendiendo su brazo hasta que su puño toco la nariz de su adversario y este salió volando; el impacto no lo pato pero su nariz había quedado enrojecida e hizo que empezase a rodar por el suelo y lloriquear cosas ininteligibles.

Cuando se puso de pie rápidamente puso pies en polvorosa para alejarse Majin Boo quien ahora se carcajeaba de gusto; Mr. Satán seguía alardeando sobre como lo “había perdonado” y “lo dejaría marcharse por esta vez” todo sin dejar de hacer distancia entre los dos. Y antes de que aquel bigotón se quedara sin saliva, Majin Boo se lanzó como una serpiente contra un ratón. Todo fue tan rápido que casi no me lo creí; Mr. Satán corrió a un velocidad sobre humana tratando de escapar de su agresor, pero aun así su velocidad era la de un caracol comparada con la de Majin Boo y justo cuando estaba por darle alcance un disparo de energía se interpuso en el camino de Boo haciendo que se frenara al instante. Seguí la trayectoria del disparo con mis ojos y descubrí al Majin Boo gordo de pie y con el brazo aun extendido tras disparar, su cara redonda mostraba un semblante de decisión.

-          ¡No me simpatizas! ¡Molestas a Mr. Satán! – le grito con su aguda voz.
-          … - en medio de esta breve pausa había perdido la noción del tiempo hasta que el dolor de mi cuerpo me devolvió a la realidad, aún seguía tirado en el suelo apenas siendo capaz de moverme, así que solo pude girarme para ver a Kakarotto - ¡¿Cuánto tiempo más te vas a tardar?! ¡¿todavía no, Kakarotto?!
-          ¡Aun no Vegeta! ¡pero sucede algo extraño!... había reunido el máximo poder, pero la energía que había reunido ha empezado a disminuir, ¡no entiendo que me pasa! – Kakarotto me miro consternado al decir eso, sabía que no me estaba mintiendo.
-          ¡¿Qué?! ¡eso no puede ser! – le respondí.
-          ¡YAAAAGHH!

El grito de guerra a lo lejos nos interrumpió, ambos Majin Boo habían empezado a combatir, a pesar de ser prácticamente el mismo ser estaba claro quien tenía la ventaja. El niño era más fuerte y rápido y respondía a los ataques del gordo sin problema, sin embargo este último era más ingenioso con sus ataque, logrando tomarlo desprevenido un par de veces e incluso lastimándolo con un disparo de energía, aun si ambos seguían siendo prácticamente invulnerables. Por mi parte, había recuperado un poco mis fuerzas y pude ponerme de pie, pero mi hombro izquierdo aún seguía dislocado.

-          ¡Kakarotto reacciona de una vez! – le grite - ¡¿Cuánto tiempo más necesitas?! ¡ese gordo no resistirá mucho tiempo peleando con el otro! ¡Agh! – el hablar tanto era una tortura con las costillas rotas - ¡¿Aun no?! ¡¿aún no puedes reunir tu energía?!
-           ¡Maldición! – grito seguido de algo inaudible mientras su cara se llenó de frustración, el ki que emanaba del cuerpo de Kakarotto se disipo en un fuerte resplandor para desaparecer en un instante junto con su transformación en súper saiyajin fase 3.
-          ¡¿QUE?! ¡¿Qué fue lo que paso?! – le pregunte sin entender lo que ocurría.
-          ¡NO! ¡no puede ser! – rabio Kakarotto tan confundido como yo.

Kakarotto comenzó a descender a donde yo estaba, se veía agotado. Yo me encare para ver hacia la batalla que ahora nos era ajena; los monstruos seguían intercambiando ataques mientras M. Satán vitoreaba por el Majin Boo gordo.

-          ¡Rayos! Parece que este juego esta tornándose de mal el peor… ¡Que exasperante! – comente con un poco de humor pesimista.
-          … - Kakarotto aterrizo detrás de mi jadeando completamente sin energía, le faltaba el aliento y en su mirada podía ver su angustia al  haber agotado su último recurso.
-          ¡Eres un inútil! – le grite - ¡todos mis esfuerzos fueron en vano! ¡¿Qué tienes pensado hacer?!
-          … lo siento mucho Vegeta, ¡Maldición! Cuando estaba muerto esto no me costaba ningún trabajo, ahora veo que luchando como mortal mi ki disminuye fácilmente, y más cuando me transformo en súper saiyajin fase 3… estoy perdido, realmente no sé qué hacer – confeso finalmente con una amarga sonrisa.
-          Jum – le sonreí de vuelta resignándome, por mucho que doliera admitirlo si Kakarotto no podía hacer algo entonces mucho menos yo podría.

Volví m atención a la batalla entre los dos monstruos rosados, había llegado al punto que tanto me temía, el Boo niño superaba con creces al Boo gordo y ahora se hacía notar por  la manera en la que lo estaba apaleando. Incluso llego un momento donde lo tuvo sujeto en una llave por el cuello y Mr. Satán y un cachorro que no tengo idea de donde salió tuvieron que correr en su ayuda, lanzando mordidas, golpes y patadas que eran tan inútiles como tratar de apagar un incendio soplándole; esto hasta que el Majin Boo niño se hartó y golpeo a Mr. Satán con su antena mandándolo a volar, lo que fue suficiente aliciente para que el Majin Boo gordo se liberase y retomase su ataque. Pero sin importar cuan resistente fuese, los ataques del niño eran más poderosos, y comenzaban a causar desgaste en su contrincante.

-          Que desgracia – comenzó a decir Kakarotto – esto es terrible, si no hacemos algo lo va a matar.
-          … - el que aquel gordinflón sobreviviese era la última de mis preocupaciones, en cuanto lo aniquilasen seria nuestro turno, Majin Boo mataría a Kakarotto y a esa sabandija de Mr. Satán y en cuanto a mí, ni siquiera el otro mundo… mis pensamientos se interrumpieron por si solos, una nueva idea estaba surgiendo mientras era el espectador de aquella masacre y recordé que no éramos los únicos - ¡Supremo Kaiou sama, Dende! – grite al cielo clamando por los dioses - ¡Sé que pueden vernos y escucharnos a través de esa bola de cristal! ¡¿Me escuchan?! ¡si realmente me escuchan respóndanme de una buena vez!
-          Si podemos escucharteescuche en mi cabeza la voz del supremo Kaiou anciano.
-          ¡Entonces quiero que reúnan las esferas del dragón de Namekusei! ¡Háganlo ya, no hay tiempo que perder!
-          ¿Y para que se necesitan? – pregunto Dende esta vez.
-          ¡No quiero escuchar más excusas! ¡Solo reúnan las esferas!

Tras unos momentos discutieron las tres deidades sobre mi petición, el anciano aún estaba renuente a usarlas, pero finalmente Dende pudo convencerle, luego deje de escucharles en mi cabeza.

-          Parece ser que ya se marcharon – dije más para mí mismo que para Kakarotto.
-          Pero… Vegeta dime, ¿Qué es lo que vas a hacer? – pregunto Kakarotto confundido – Ten en cuenta que aún es demasiado pronto para usar las esferas del dragón.
-          Kakarotto dime… ¿Cuántas veces haz salvado a la tierra?
-          ¿Eh? ¿qué? No entiendo ¿Por qué me preguntas eso Vegeta?
-          ¡Te pregunto qué “¿Cuántas veces la haz salvado?”!
-          Ahhh… no, no estoy seguro de cuantas veces fueron.
-          A veces es bueno dejar que los terrícolas carguen con esa responsabilidad.
-          ¡¿Ehhhh?!

Es bastante noche, así que seguiré escribiendo mañana temprano, según el pronóstico del tiempo mañana será un día agradable, aprovechare para desayunar y luego escribiré en la terraza de la corporación capsula.


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