28 de Agosto 791
Me quede de pie por unos minutos en completo
silencio mientras los latidos de mi corazón retumbaban en mi pecho y mis
pulmones jalaban tanto aire como podían. Podía sentir mis palpitaciones en las
sienes, las puntas de mis dedos y el cuello; mi cuerpo me lo estaba diciendo
“este es tu límite”, un pensamiento que muchas otras veces me había rondado la
cabeza, pero que hasta ahora había logrado vencer a través de mi esfuerzo y
dedicación. ¿Cuántas veces había superado ya mis límites para alcanzar a Kakarotto? Me había levantado del lodo de la
humillación una y otra vez solo para encontrarme con una meta aún más lejana, y
sin embargo me había puesto a la altura siempre.
-
¿Cómo te sientes Vegeta?- la voz
de mi suegro a través del altavoz en laboratorio me saco de mis pensamientos.
-
¡Eh!... sí, estoy bien… ¿Qué dicen
los análisis Dr.?
-
Ammm, veamos… a comparación de los
últimos resultados… estas 30% por encima de tu rendimiento anterior.
¡Treinta por ciento! Entonces ¿porque? ¡¿Por
qué no podía superar los poderes de un súper saiyajin?! Si los resultados eran
correctos, mi poder seguía creciendo, pero no lograba la siguiente
transformación. Ahora sabía cuál era el catalizador, pero aun así no había
alcanzado mi objetivo.
Salí del laboratorio y me di una larga ducha,
el agua caliente siempre me ayudaba a aclarar mis pensamientos. Aún era temprano, así que Bulma no había
regresado de las oficinas de la corporación capsula; al salir del baño fui a
nuestra habitación, al entrar el aroma del perfume de mi esposa aun impregnaba
el cuarto, me quite la toalla que llevaba en la cintura y la arroje sobre la
cama aun distendida. Poco después de que nos casamos, Bulma hizo construir un
vestidor más grande en nuestra recamara, así que ahora también mi ropa estaba
aquí; entre en el vestidor y fui recibido por mi reflejo desde 3 espejos de
cuerpo completo, en mi piel aun escurrían unas pocas gotas de agua que caían
desde mi cabello húmedo, estas se perdían entre las muchas cicatrices en mi
cuerpo. A mi derecha estaba mi guarda ropa y
a mi izquierda el de mi mujer, el cual era notoriamente mayor, nunca he
entendido del todo porque necesita tanta ropa, pero me encanta como luce con
ella.
Me vestí con una camisa azul, pantalones de
vestir blancos y zapatos negros; en los últimos meses había tomado gusto en vestirme
elegantemente, a Bulma le gustaba y a mí me agradaba mi apariencia vestido de
esta forma, además comparado con el ajustado traje de batalla saiyajin era muy
liberadora la soltura de estas prendas, aunque no era lo más apto para
combatir. Me puse un poco de la colonia que Bulma me regalo unos meses atrás – me pregunto ¿Cómo es que esa mujer siempre
sabe que regalarme? – me dije a mi mismo el aroma a madera y bosque lleno
mis fosas nasales y me encamine hacia la ventana del cuarto. Parado en la
terraza que daba al patio trasero me pregunte por un momento si sería mejor
salir en el Súper V1 pero decidí ir caminando,
simplemente quería distraerme un poco, así que un paseo por la ciudad estaría
bien. Tome mi billetera del buro de mi lado de la cama y salí de casa.
Las calles estaban bulliciosas como cualquier
otro día entre semana. Policías dirigiendo el tráfico, autos sonando sus
bocinas, hombres y mujeres de todas las edades parloteando mientras caminaban;
con el tiempo me fui acostumbrando a su presencia asi que después de tantos
años, podía andar por la calle sin que me exasperaran con solo existir. Al
principio no entendía como estas sabandijas podían vivir de manera tan
intrascendente, pero luego comprendí que era como comparar la vida de una
hormiga con la de un halcón, no conocen un mundo más de sus narices, así que es
imposible que vieran el mundo de la manera que lo hacemos nosotros. Para Bulma
y un puñado de terrícolas es una realidad distinta; ellos han presenciado cosas
fura de este mundo, algunos se han codeado literalmente con los dioses,
mientras el resto de los insectos de la tierra van por la vida ignorando lo que
sucede a su alrededor.
Siendo
demasiado temprano como para visitar el bar de Mike decidí pasar algo de tiempo
en el centro comercial, de vez en cuando la librería tenía algún buen libro que
comprar y en la cafetería de a lado podía disfrutar de una buena taza de café mientras
leía las primeras páginas. El centro comercial quedaba relativamente retirado
del vecindario donde estaba la corporación capsula, así que me eleve lo más
discretamente posible para volar. Me importaba un bledo que la gente me viera
pero era un fastidio cuando alguno se le ocurría hacer preguntas. Una vez en el
aire solo me tomo alrededor de 5 minutos llegar al centro comercial. Como de
costumbre estaba casi totalmente abarrotado; a pesar de que la mayoría de los
autos cuentan con la función para guardarse en capsulas mucha gente prefiere
dejarlos en el estacionamiento, fue una suerte que trajera mi auto, a mí
tampoco me gusta convertirlo en capsula porque se llena de polvo a causa de la explosión
al sacarlo de ella.
-
Buenos días Sr. Vegeta – Me saludo
la encargada desde el mostrador tan pronto entre en la biblioteca.
-
… - Le respondí el saludo con la
mano.
-
Nos llegaron hoy nuevos ejemplares
que quizá le interesen.
-
Bien, los revisare.
-
Si gusta tomar asiento hare que se
los lleven en un momento, ¿Café?
-
Por favor.
Me senté en la sala de lectura dentro de la librería.
Me gustaba en particular el servicio aquí, tenían un acuerdo con la cafetería para
atender en conjunto a los compradores, lo que hacía que cada visita fuera una
experiencia muy agradable y como ya era un cliente regular la encargada ya sabía
cuáles eran mis gustos.
Sentado en un mullido sofá y con una pequeña
pila de libros enfrente espere a que llegara mi café. Un par de horas y 3 tazas
de café después me había leído la introducción de todos los libros que me
trajeron, elegí los 5 que más me gustaron y llame a la encargada.
-
Comprare estos.
-
Como diga, ¿quiere que se los
mandemos a casa?
-
Desde luego.
De ahí me pase al departamento de caballeros
en la tienda de ropa, desde hacía algún tiempo le había tomado el gusto al
aroma a ropa nueva así que siempre que venía procuraba darme una vuelta. Pronto
me llamo la atención una chamarra de piel color avellana y decidí comprarla,
una de las mayores ventajas de que tu esposa sea la heredera de corporación más
grande del mundo es que no tienes que pasar por penurias con el dinero.
Y eran poco más de las 2 de la tarde así que
me detuve en un restaurante dentro del mismo centro comercial y comí una buena ración
de costillas. Si algo tengo que reconocerle a los terrícolas es que tienen una
gran habilidad culinaria. En mis días como mercenario espacial probé muchos
tipos de comida y cuando vivía en el planeta Vejita llegue a comer lo mejor que
tenía la gastronomía de mi pueblo, pero sin duda la variedad que ofrecía la
tierra era mucho mejor. En particular uno de mis platillos favoritos era el
sushi aunque nunca despreciaba los buenos cortes de carne.
Luego de la comida decidí que era hora de
volver a casa, seguramente Bulma se enojaría por haber comido por mi cuenta,
pero ese día quería relajarme lo más posible. Nuevamente tome el vuelo y volví
con rapidez a casa, como era de esperarse toda la familia estaba reunida en la
mesa, incluso estaba Goten que al parecer había venido a jugar con Trunks y
Milk que lo había traído, probablemente se quedaría el resto de la tarde. Comparadoras,
Ella y Bulma eran muy distintas, no solo en edad y apariencia, sino en su carácter,
mientras Milk estaba completamente absorta en su papel de madre, Bulma era una
mujer más polifacética, madre, esposa, empresaria, inventora e incluso
aventurera, viera por donde lo viera mi mujer era fabulosa.
-
¿Mmmm? Sucedió algo bueno Vegeta-
Pregunto de repente Bulma confundida pero visiblemente alegre.
-
¿Eh? No en realidad, ¿Por qué lo
preguntas?
-
Es que estas mucho más sonriente
que de costumbre.
En ese momento lo entendí todo. Fue como si
alguien me mostrara la pieza que faltaba en el rompecabezas. Toda mi vida había
sido un guerrero sin escrúpulos, impulsado por la venganza y el orgullo, mi
entrenamiento constante había sido con la única meta de superar a Kakarotto y
por mucho tiempo estuvo claro el camino a seguir. Mire en retrospectiva mi
vida; mi infancia y adolescencia como prisionero de Freezer, Mi edad adulta a
su servicio, mi batalla personal e inconclusa con mi rival y mi sanguinaria
marcha por el planeta natal de Piccoro, y si ponía a ese hombre en una balanza
contra el hombre que estaba sentado con su familia en ese momento podía ver una
gran diferencia.
La ira y rencor que llenaban mi corazón habían
sido remplazados por paz y alegría en mi nueva vida, algo que posiblemente ya sabía
pero no había reconocido hasta ese momento. Yo no estaba sonriente porque algo
bueno hubiera pasado, sonreía porque cada día en la tierra, en compañía de
estas personas era bueno… Yo era feliz.
Ahora entendía porque no me había transformado
en algo más que un súper saiyajin, a diferencia de Gohan, ya no podía sentir
una genuina sed de sangre. Tan solo quedaba el hueco de la rivalidad que
Kakarotto había dejado tras su muerte.
Incluso hoy en día y tras todo lo que ha
pasado, me despierto por las mañanas y veo el rostro de mi esposa durmiendo a
mi lado, contemplo las sonrisas de mis hijos durante el desayuno y no logro
concebir otra manera de ver la vida… Creo que dejare de escribir por hoy, hoy está
toda la familia en casa no sería mala idea pasar algo de tiempo con ellos.
3 comentarios:
Mas vale que Vegeta consiga el nivel SS2 antes e NAvidad, asi puedo comer turrón y sidra sin problemas XD. Saludos
Jaja ya se no lo consigue y cuando llegan los androides ojala Aun no
<3
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