domingo, 3 de marzo de 2013

Las Memorias de Vegeta (Entrada 63)



27 de Julio 791 10:15pm

Al verla frente a mi instintivamente avance y trate de tocarla y comenzó a desvanecerse en el aire.

-        Vegeta, debes mantener el control de tus pensamientos –resonó la voz de Piccoro en mi mente.
-        ¿Qué es lo que está pasando?
-        Como te dije todo lo que hay aquí es parte de tu mente, las personas, los objetos, todo lo que percibes está ligado a tus pensamientos.
-        ¿Pero entonces porque ha desaparecido? – sentía un nudo en la garganta, el haber visto a Rabba tan vívidamente había sido impactante – hace un momento incluso pude percibir su aroma.
-        Aquello que te parece más real es un pensamiento fuertemente arraigado en tu subconsciente, pero para descubrir si es una memoria o una invención de tu mente creada con tus recuerdos tendrás que explorar este mundo que has creado en el trasfondo de tus pensamientos.

Tarde unos segundos en entender las palabras de Piccoro, el concepto era demasiado abstracto para entenderlo automáticamente. Volví a concentrarme en el aroma que había percibido hace un momento y como por arte de magia Rabba volvió a aparecer ante mis ojos. Era tal como la había visto en mis sueños varias veces, pero ahora podía apreciar su rostro con mayor detalle; sus ojos eran grandes y de un café tan intenso que casi parecía negro, tenía pestañas largas que acentuaban la línea de sus parpados. Su reluciente cabello negro caía en su frente con gruesos mechones y hasta la mitad de su espalda por detrás, posiblemente era aún más largo, ya que lo llevaba amarrado en una cola de caballo. Traía puesto un leotardo blanco y una armadura color purpura sin hombreras, con protectores a las caderas; sus guantes y botas eran blancos pero tenían opresores en las muñecas y cobillos, una moda muy popular entre las mujeres de mi planeta en sus últimos días. Traía un rastreador del lado derecho con display de color azul. Sus músculos estaban bien definidos, pero no eran tan grandes como en la mayoría de las mujeres que había visto, lo que acentuaba aún más sus rasgos femeninos. En pocas palabras, era una mujer muy hermosa.


De pronta Rabba alzo un dedo apuntando al techo y comenzó a hablar – el rey me ha asignado como su paje el día de hoy y pienso cumplir con mi misión – recordaba bien esas palabras, fue su pequeño discurso de introducción cuando le ordene que se fuera. En ese momento sus palabras fueron como música para mis oídos, aun cuando sabía que solo era el remanente de mis recuerdos su voz era tan clara como si estuviera viviendo ese momento en ese preciso instante.

-        Piccoro – me dirigí al Namekuseijin - ¿Cómo hago para ver otro recuerdo?
-        Solo tienes que  concentrarte en ese recuerdo en específico, trata de visualizarlo y este se materializara frente a ti.

Cerré los ojos y volví recorrer los pasillos de mi mente, tuve por un momento la sensación de flotar y luego pude percibir el fuerte aroma de la comida. Al abrir mis ojos me percaté de que estaba con Rabba en el comedor, estábamos sentados junto a uno de los grandes ventanales que daba hacia los puertos de aterrizaje que estaban a varios kilómetros de nosotros; los estruendos de las naves que arribaban al planeta se podían escuchar con fuerza aun a través del cristal de la ventana. Pero mi atención estaba centrada en la figura que se aproximaba a mis espaldas, al principio era borroso, pero cuando sujeto mi hombro pude verlo con claridad, era la vivía imagen de Kakarotto, pero se veía mucho mayor, además su semblante estaba lleno de agresividad, lo cual era común en un saiyajin de su clase. Haciendo memoria, no era algo tan extraño, ya que un saiyajin comúnmente procreaba con veintenas de mujeres, por lo que era muy posible que ese hombre y Kakarotto tuvieran algún parentesco. Mire a Rabba y alcance a ver como su sonrisa se transformaba en una mueca violenta justo antes de que gritara y golpeara al hombre con el rostro de Kakarotto en la barbilla haciéndolo atravesar la ventana y caer varios metros atrás en los jardines. Luego de excusarse Rabba voló en dirección a el mientras yo me quede sentado.

-        Piccoro, quiero escuchar lo que están diciendo.
-        Ya te lo dije Vegeta, si no forma parte de tus recuerdos entonces no existe, esto no es el mundo real, las leyes de la física no aplican aquí.
-        ¡Argh! Demonios… - me sentía frustrado al estar tan cerca, podía ver que el soldado hablaba con familiaridad con ella por la manera en la que sus labios gesticulaban  - ¡Eso es! – dije en voz alta.

Me concentre en los labios de aquel soldado con el fin de verlos tan claramente como fuera posible; si no podía escuchar lo que decían, al menos podía intentar leer sus labios. La plática rápidamente fue subiendo de intensidad, ya que pronto sus articulaciones al hablar se hicieron más rápidas y repentinas; no podía seguir el hilo de lo que decían, asique me concentre nuevamente y la escena se repitió frente a mis ojos. Decenas de veces el ciclo se repitió a mi voluntad, hasta el punto donde el soldado señalo en mi dirección; hasta ese momento apenas había podido descifrar que él le estaba reclamando por su ausencia en un algún lugar y que efectivamente al señalarme se había sorprendido de quien era yo. Ahora solo tenía que leer los labios de Rabba, pero al concentrarme en ella me percate que todo ese tiempo solo había estado viendo su espalda…

Me quede pasmado, solo en ese momento me di cuenta que en ningún momento de esa platica pude ver el rostro de aquella mujer. Sus ademanes con las manos eran agresivos y sin ninguna coherencia, por lo que no pude obtener ninguna información de ellos. Deje que mis recuerdos siguieran avanzando y cuando Rabba se dio la vuelta para volver a mi lado note algo en su rostro, conforme se acercó pude confirmar que sus ojos estaban llorosos. Sus palabras fueron exactamente las mismas que había escuchado en mis sueños, la única diferencia es que ahora podía sentir la tristeza de su voz, esto me causaba una pesadumbre difícil de asimilar, era como si parte de esa tristeza estuviera dirigida a mí.  Comencé a sentirme sumamente incómodo y con la urgencia de salir de ahí, al mismo tiempo que luchaba con esa sensación todo en mi alrededor comenzó a oscurecerse y a quedar en silencio.

-        Vegeta no pierdas la concentración – dijo la estruendosa voz de Piccoro.
-        ¿Ah?

Precipitadamente todo se llenó de luz cegándome por unos instantes. Al tiempo que el resplandor se desvanecía, comencé a escuchar voces y a ver a mi alrededor a varias personas con armadura de combate. Una abrumadora sensación de miedo se apodero de mí y se convirtió en terror al ver a Freezer sentado en podio flotante, a su lado estaban Zarbon y Dodoria, frente a el estaba mi padre y… yo mismo

Son casi las 11:30pm, siento que mis parpados pesan una tonelada, será mejor que me vaya a dormir y continúe  mañana temprano, Bulma y los muchachos no deberían volver hasta después del medio día, así que poder escribir sin molestias.

1 comentario:

Vitrioluz, El Fecundo en Ardides dijo...

Eres malo... XD me dejaste con la intriga en el corazón...