domingo, 17 de febrero de 2013

Las Memorias de Vegeta (Entrada 62)



27 de Julio 791 8:00pm

-        Te sentí llegar, desde hace rato – dijo Piccoro – aunque no me explico a qué has venido.
-        … tsk, iré directo al grano entonces… necesito….
-        ¿Hmn?
-        … Necesito… tu…
-        ¿Mi qué?... si te refieres a la habitación del tiempo te recuerdo que tu ya pasaste 2 días enteros, yo no puedes volverla usar Vegeta.
-        No, necesito tu… ¡argh! ¡Necesito tu ayuda!
-       

Piccoro se quedó por un momento callado con expresión pasmada, y no lo culpaba, para mi había sido sumamente difícil decir esas palabras.

-        Vaya, es bastante… inesperado – respondió sin dejar su estado de impresión.
-        ¿Podemos hablar adentro? Me estoy cansando de estar parado aquí en el sol.
-        Está bien, vayamos al comedor del templo.

Le explique a Piccoro es asunto con mis sueños, que había sido algo recurrente desde mi adolescencia, pero que no tenía recuerdos consientes de esa persona, sin embargo aparecía a menudo en mis sueños.

-        ¿Y exactamente conque quieres que te ayude Vegeta?
-        Tu raza tened una gran habilidad mental, si no mal recuerdo, El patriarca de Namekusei era capaz de leer la mente, al menos eso dijo Krillin alguna vez.
-        Efectivamente, pero no todos somos capaces de hacerlo, no con la misma eficacia.
-        ¿Puedes hacerlo o no?
-        Si… pero es arriesgado, si bien entiendo, lo que quieres es saber si tus sueños son recuerdos reprimidos o simplemente lo imaginas ¿no es así?
-        Sí.
-        De acuerdo, ¡Mr. Popo! – Llamo Piccoro.

En cuestión de segundos el regordete hombre de piel negra entro por la puerta del comedor.

-        Llamo usted Piccoros.
-        Mr. Popo, prepara una habitación para que Vegeta pase la noche.
-        ¡Espe…! – comencé a replicar, pero Piccoro me detuvo alzando una mano tranquilamente para pedirme que esperara.
-        A la orden – respondió Mr. Popo antes de marcharse.
-        El proceso puede ser bastante tardado y lo más probable es que termines exhausto, así que será mejor que descanses cuando terminemos.
-        Ya veo.
-        Ahora acompáñame, hay que hacer algunos preparativos antes de comenzar.

Picorro me guio al interior del templo, la vez pasada que había estado aquí no había recorrido el interior, pero sabía por su apariencia exterior que era mucho más grande que la corporación capsula. Descendimos por una serie de pasillos y escaleras por algunos minutos hasta llegar a una amplia habitación que llena de luz, esta entraba por enormes ventanales ubicados a unos 2 metros del suelo, aquí había una extensa porción de tierra y follaje rodeado por un sendero de lozas blancas, en el centro había una plataforma redonda de unos 8 metros de radio. La porción de tierra tenía varios árboles de distintos tamaños, pero todos eran en si iguales, el tronco delgado y la corteza de un blanco pardusco, la hojas diminutas y de un verde azulado, la copa de los arboles era una esfera casi perfecta. De pronto aquel escenario me pareció muy familiar.

-        Este lugar… esas plantas…
-        Si – respondió Piccoro a la pregunta que aún no formulaba – son plantas de ayisa, cuando Goku trajo a Dende a la tierra para ser el nuevo Kami Sama, traía algunas semillas consigo, hace años que empezó este jardín; dice que lo hace sentir menos lejos de su hogar.
-        Ya veo, Hablando de él, ¿en dónde esta? No lo he visto, pero tampoco puedo sentir su presencia…
-        Aunque no lo creas, en este mismo momento está en la habitación del tiempo, entro esta mañana.
-        Ju, así que ese renacuajo al fin decidió fortalecerse ¿eh?
-        No, a diferencia mía Dende no es un guerrero, así que no entro ahí para entrenar su cuerpo, sino su espíritu y su mente; el sabe que tiene mucho que aprender y tiene que pulir sus habilidades para ser un Kami Sama apto.
-        ¡Bah! Seguramente solo está perdiendo el tiempo.
-        Como sea, las plantas de ayisa no tienen ninguna otra función en Namekusei que embellecer el paisaje, al menos eso pensaba. Pero Dende me enseño a preparar un aceite especial a partir de las hojas de ayisa, dicho aceite tiene propiedades muy variadas, entre ellas el relajar el cuerpo y permitir que la mente se aclare fácilmente.
-        Entiendo… ¡Espera un momento Piccoro! ¡de ningún modo voy a dejar que me embadurnes de aceite namekuseijin degenerado! – reclame completamente exasperado mientras trataba de evitar que esos horribles pensamientos invadieran mi mente.
-        ¡¿De qué demonios estás hablando?! – respondió Piccoro igualmente exaltado - ¡No voy a hacer eso!... ejem… tomaras un baño en agua caliente que contiene este aceite, eso te ayudara a relajarte, eso hará mas fácil el poder leer tu mente.
-        … Más te vale que no se te ocurra nada extraño insecto verde.

Bajamos nuevamente por las escaleras que había en un costado de la habitación y llegamos a un recinto lleno de neblina y humedad.

-        Estos son los baños principales, al fondo encontraras un cubículo donde puedes desvestirte y al lado están la bañera, ya está lista, quédate ahí por… una hora – Piccoro alzo sus manos he hizo aparecer un pequeño reloj de arena – toma, te estaré esperando en el piso de arriba, sube cuando estés listo; ¿necesitas algo más?
-        No.

Piccoro subió por las escaleras y yo me dirigí hacia el cubículo, a pesar de toda la neblina, no era tan espesa como para impedirme ver hacia donde iba. En el cubículo había toallas y batas de diversas tallas, todas ellas con un diseño muy similar a la ropa de los namekuseijin. Una vez que me hube quitado la ropa me encamine a la bañera, el suelo de azulejos estaba húmedo y se sintió frio bajo mis pies; al acercarme a la bañera pude ver el agua de un tono verde azulado ligeramente más oscuro que el de las plantas de ayisa, me imagine que era por el aceite. Mirando con detenimiento podía ver los cúmulos esparcidos del aceite, los cuales flotaban en la superficie al no poder mezclarse completamente. Introduje una mano para medir la temperatura del agua y di un pequeño respingo al sentir el líquido casi hirviente, una leve sensación de dolor corrió de mi mano a mi hombro, pero rápidamente se disipo una vez que mi piel se acostumbró al calor. Entre lentamente al agua disfrutando la momentánea sensación de ardor, conforme eme hundía en la bañera pude percibir el mismo aroma de los campos de Namekusei. Estire mi brazo para alcanzar el reloj de arena y lo deje corriendo sobre el borde de la bañera; cerré los ojos y comencé a relajarme.

No me di cuenta, pero me había quedado dormido por algún tiempo,  de pronto mi cuerpo resbalo y me hundí completamente en el agua. La sensación de mis oídos y mis fosas nasales al inundarse con agua caliente me despertó de inmediato y me alce bruscamente para inhalar aire al mismo tiempo que tosía el agua que me había entrado, me apoye en el borde de la bañera mientras recuperaba el aliento y tras tallarme la cara con una maño para limpiar la gotas que escurrían por mi cara pude ver los últimos granos de arena cayendo al fondo del reloj, marcando así el fin de la hora.

Salí de la bañera y me seque con la toalla, me puse una de las batas y subí por las escaleras. El cambio de temperatura al subir al piso de arriba fue vigorizante mente refrescante, podía sentir como la humedad de mi cabello hacia que se me enfriara la cabeza cada vez que una corriente de aire circulaba por la habitación, mi piel se sentía igualmente fresca, pero una sensación ligeramente grasosa así que el roce de los pliegues de mi carne fueran más suaves de lo normal. Era una sensación confortable.

En el centro de la habitación Piccoro estaba sentado junto a una colchoneta, tenía sus ojos cerrados y su clásica postura de brazos cruzados.

-        ¿Ya estás listo Vegeta?
-        Terminemos con esto.
-        Bien recuéstate.
-        … - con cautela, hice lo que me pidió yme tendí en la colchoneta.
-        Antes de comenzar, ¿Estas completamente seguro de esto Vegeta?
-        ¡¿Crees que soy cobarde?! No me asusta tomar riesgos.
-        No me refiero a eso, si tu sueño realmente es un recuerdo, y por lo que me cuentas no se debe a una pérdida de memoria, puede que tu mente lo haya reprimido para protegerte… hay cosas que son mejor dejarlas en el olvido.
-        ¡Solo hazlo!
-        De acuerdo.

Piccoro coso una mano sobre mi frente y respiro profundamente – cierra los ojos – hice lo que me pidió nuevamente y de pronto todo se llenó de luz. Por un momento perdí el sentido del tiempo y volvía recuperarlo cuando sentí el suelo bajo mis pies. Estaba parado, pero no estaba descalzo, traía puestas botas saiyajin y de hecho tampoco vestía la bata, mis ropas eran las propias de la realeza de mi planeta natal. De pronto me di cuenta de lo familiar de mi vestimenta, mire a mí alrededor y supe que estaba en mi habitación, la habitación del palacio en el planeta Vejita. Busque rápidamente un espejo y pude confirmar lo que había deducido, frente a mi estaba el rostro de un niño saiyajin de no más de 6 años, mi rostro.

-        ¿Qué significa esto? – me pregunte en voz alta.
-        Este es tu sueño vegeta – declaro una potente voz que resonó con eco desde mi cabeza.
-        ¿Piccoro?
-        En este momento te estoy mostrando el espacio que tu mente crea cuando sueñas, puedes moverte libremente, ir a cualquier lugar. Pero recuerda que esto es una ilusión, no todo lo que veas será real, tampoco nada que no sea parte de tu memoria podrá ocurrir aquí, ¿Lo entiendes?
-        Creo, que sí.

De pronto el aroma de las rakusa llego a mi nariz, seguí mi sentido del olfato y me gire 180° guiado por el olor del perfume. Al dar la vuelta pude ver la figura que tantas veces había visto en mis sueños, parada frente a mí y mirándome con su usual ternura en los ojos estaba Rabba.

Voy a buscar algo para cenar y continuare más tarde, Bulma está de viaje, Trunks se fue a visitar a Goten y Bra se quedó a dormir en casa de Pan, así que podre escribir hasta tarde sin que nadie me moleste.

1 comentario:

Vitrioluz, El Fecundo en Ardides dijo...

A mi se me hace que Goku y Vegeta son hermanos...