domingo, 28 de octubre de 2012

Las Memorias de Vegeta (Entrada 53)



23 de Julio 791

Mi enojo hervía con fuerza en mi cerebro, pero las señales que llegaban del resto de mi cuerpo no permitían que  mi ira estallara, los brazos de Rabba me tenían atrapado en un firme pero confortable abrazo; el calor de su cuerpo, la subida de su piel y el aroma de su cabello saturaban todos mis sentidos, por varios segundos perdí la conciencia de los que estaba pasando, nunca había estado tan cerca de una mujer en mi vida y mi cuerpo era mucho mas chico que el de ella, lo que me hacia sentir sobrecogido. De pronto mis oídos registraron otra sensación, era una respiración entre cortada con gemidos y en mi mejilla pude sentir algo de humedad; Rabba se separo de mi apenas un poco mientras permanecía de rodillas para que sus ojos quedaran a la misma altura que los míos; sus ojos estaban vidriosos y resplandecientes, dejo una mano sobre mi hombro y con la otra se seco las lagrimas para luego esbozar una amarga sonrisa.

-          Lo siento, me deje llevar – dijo mientras intentaba no gimotear – discúlpame Vegeta.

Estaba muy confundido, no por su comportamiento, ni por sus lagrimas, ni siquiera porque era la segunda vez que me llamaba por mi nombre, imagine que siendo mayor que yo, me veía como un niño a pesar de ser el príncipe de los saiyajin; lo que me confundía era que no tenia deseos de golpearla, ni siquiera de gritarle, de hecho no quería que se alejara, no quería que me soltara, ¿Porque? ¿Por qué me sentía intranquilo al verla llorar?


-          ¡Es suficiente Rabba! – declaro un voz firme a mis espaldas, al voltear a ver al dueño de esa voz lo reconocí de inmediato… era mi padre, quien caminaba hacia nosotros a paso firme y con un gesto severo en su rostro.
-          V… su alteza – se apresuró a responder Rabba mientras se ponía de pie y hacia una caravana.
-          Ya has terminado con tus tareas de hoy, retírate – ordeno mi padre.
-          … - Rabba mantuvo su posición de reverencia, pero note que sus ojos se clavaron en los de mi padre, por un momento pensé que cometería la insensatez de atacarle, tal y como hizo con aquel soldado antes – como desee, majestad – dijo sin emoción, antes de erguirse, entonces me miro y sonrió nuevamente – fue un placer servirle el día de hoy príncipe – sentí que mis mejillas se enrojecían, así que desvié la mirada para no verla.
-          ¡Tsk! Querrás decir importunarme… mejor vete.

No lo vi, pero estoy seguro de que volvió a sonreír antes de dar media vuelta y empezar a caminar - ¡Vamos Vegeta! – impero mi padre mientras daba vuelta en dirección contraria a Rabba y su capa se sacudió con magnificencia, le seguí, pero me detuve tras dar unos pasos para mirar atrás, para mi sorpresa, Rabba había hecho lo mismo y se despidió de mi moviendo la mano, no estoy seguro pero me pareció que de nuevo sus ojos estaban llenos de lagrimas, luego volvió a caminar sin mirar atrás. Hicimos el camino de regreso a pie, lo cual me pareció extraño, normalmente hubiéramos volado de vuelta al palacio, pero mi padre dijo que no se sentía con deseos de volar; caminamos en silencio todo el trayecto mientras el sol se ponía tras nosotros, conforme atardecía nuestras sobras trepaban por el suelo frente a nosotros mientras crecían, para cuando llegamos al palacio ya la iluminación artificial se había encendido, una vez que entramos, mi padre se dirigió  a sus aposentos sin decir una palabra, para mi sorpresa, no solicito ninguna concubina como solía hacerlo cada noche. Sin darle mayor importancia, me dirigí a mi habitación; me sentía extrañamente cansado, así que en cuanto me quite la armadura y las botas me deje caer en la cama, al cerrar los ojos, la imagen de Rabba con el sol tras de ella se hizo presente en mi mente – que mujer tan molesta, hasta en mis sueños quiere entrometerse – pensé, sentí que mi conciencia se desvanecía por el sueño, antes de quedar dormido decidí que haría de Rabba mi sirviente titular.

Desperté lentamente y desorientado, cuando mi vista se aclaró me di cuanta que estaba en mi habitación de la corporación capsula, tenia varios sensores conectados al cuerpo y no podía mover mis brazos y piernas. De repente la puerta se abrió dejando entrar al padre de Bulma.

-          Menos mal, ya despertaste… ¿Cómo te sientes?
-          Pesado, y con mucha sed – al hablar note lo seca que estaba mi boca – ¿Qué sucedió?
-          Destruiste la prensa al usar toda tu fuerza y por poco te destruyes a ti mismo – dijo señalando mis extremidades.

Estaban completamente vendadas, así como parte de mi torso, no sentía dolor alguno, no sentía nada.

-          Por un segundo superaste tu fuerza en un 200% es la cifra mas alta que pude registrar antes de que destruyeras el equipo, pero al hacerlo lastimaste muchos de tus músculos, eso fue apenas ayer, te puse un potente analgésico, por eso no sientes el dolor, de otro modo estarías gritando como loco, pero tampoco puedes moverte ¿no es así?.
-          … - simplemente asentí con la cabeza.
-          Deberías estar como nuevo según calculo… en una o 2 semanas, te sugiero que descanses… - hizo una pausa y su voz se torno mas grave – Vegeta, se que te gusta exigirte el máximo, pero te pido que no hagas locuras.

Luego se levanto y se dirigió a la puerta.

-          Le agradezco que aumentara el peso cuando se lo pedí…
-          No fui yo… - respondió – fue Bulma.

Acabo de recordar que tengo que ir recoger un smoking a la tintorería, Bulma insistió en que la acompañe a una cena de negocios hoy en la noche, continuare escribiendo mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, nuevamente Vitrioluz.

En mi humilde opinión, creo que Toriyama no se da cuenta del potencial que tiene Dragon Ball.

Creo que tiene lo necesario para convertirse en toda una mitología a la altura del Señor de los Anillos. No se sí porque de plano le acabó cansando o no le alcanza la imaginación o el nivel cultural para hacerlo, finalmente no es escritor.

¿Porqué te lo digo? Bueno, porque me parece fascinante el modo en el que detallas como vivían en el Planeta Vegita, buscas en cada acción la coherencia, y eso me atrapa en tu historia.

Aunque sigo pensando, que le falta lemon jajaja pero bueno, logras captar la tristeza del alma atormentada de Vegeta.

Muchas gracias por tomarte el tiempo para escribir y solo por favor, no lo vayas a votar... No nos dejes en ascuas vales?