domingo, 10 de junio de 2012

Las Memorias de Vegeta (Entrada 38)


 13 de Julio 791

Al salir al exterior Piccoro y los demás estaban esperando. También estaban Krillin y Gohan, pero me sorprendió el ver un rostro familiar, era Dende, el pequeño Namekuseijin que habíamos conocido durante la batalla con Freezer. No podía imaginarme que era lo que hacia ahí y en ese momento poco me importaba.

-          Papa… ¿Cómo te fue ahí adentro? – pregunto mi hijo que se acercó titubeante, su rostro estaba choreando de sudor, imagine que habría estado entrenando.
-          Hum – me limite a dirigirle una sonrisa, la cual aumento al notar que Piccoro esta prestando atención a mi persona, probablemente tratando de estimar cuanto había incrementado mi poder.

Si bien mi entrenamiento no había sido un éxito, tampoco había sido un fracaso; me sentía confiado en que ninguno de los presentes podría igualar mi poder, ni siquiera Trunks, quien parecía ansioso por entrar a la habitación del tiempo.

-          ¡Trunks! – Le llame en tono fuerte – Mas te vale que no pierdas el tiempo allí adentro, si no te fortaleces lo suficiente  yo mismo te matare antes de que Cell lo haga ¡¿Quedo claro?!
-          S, si papa – respondió con timidez.
-          ¿A que estas esperando, entra de una buena vez?
-          Oye Vegeta – interrumpió Krillin - ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Esperaras a que Trunks salga?
-          Eso no te interesa gusano, además ¿Por qué habría de perder el tiempo aquí? Me voy a casa.

Tan pronto lo dije, me eleve y me retire del lugar a velocidad súper sónica. No espere a ningún comentario más o siquiera a que Trunks hubiese entrado a la habitación; estaba cansado de permanecer en ese lugar, así que el volar nuevamente en el cielo azul de la tierra era una sensación refrescante. El haber pasado otro año en el encierro de ese lugar hacia que todo se viera mas colorido, la radiante luz del sol, el viento y los aromas que acarreaba se sentían casi sobrecogedores. Estando tan absorto en mis sentidos por poco pierdo el rumbo, me dirigía a la corporación capsula, el único lugar en este planeta que tenia lo que buscaba en ese momento. Aun faltaban 6 días para el torneo de Cell y realmente no había mucho que pudiera hacer en ese tiempo, aun con la maquina de gravedad del Dr. Briefs la posibilidades de aumentar mas mi poder eran nulas. Sin duda este no podía ser el nivel máximo de un súper saiyajin pero carecía de algo, un elemento desconocido que me permitiera romper la barrera que se erguía frete a mi.


Para cuando llegue a casa era ya de noche. Pero parecía que alguien seguía trabajando, las luces del taller de Bulma en la planta baja delataban un par de siluetas que deambulaban en el interior. Entre por la puerta principal sin preocuparme por quien pudiera estar durmiendo. Las luces automáticas del recibidor se encendieron a mi paso hasta guiarme a la sala, todo parecía estar en calma.

-          Ah, eres tu Vegeta – era Bulma quien asomaba la cabeza a través de la puerta del taller. - ¿viniste tu solo?
-          ¿Qué estas haciendo a estas horas? – le pregunte, normalmente ya estaría en la cama.
-          Mi papa y yo estamos trabajando en No. 16.
-          Aun siguen jugando con esa chatarra ¿eh?
-          Pero que grosero, por si ya lo olv – comenzó a replicar mientras se acercaba a mi pero se detuvo - ¿pero que fue lo que fue lo que te paso? ¿estas herido? ¿acaso fue Cell?
-          Bah, no digas tonterías, lo que vez no es más que sangre seca y algunos rasguños.

Dirigí mi mirada a un espejo de cuerpo entero que pendía en el pasillo y comprendí el porqué de su sorpresa; mi traje de bata estaba hecho harapos, incluso el peto protector estaba roto  y por todos lados las manchas de mi propia sangre daban testimonio de mi entrenamiento. Habiendo estado tanto tiempo en esa habitación y en completa solitud había hecho que perdiera la noción de mi propia persona. Mi cabello era una maraña sucia y polvorienta y ahora que me veía envuelto por el aroma de la casa me percataba del hedor de mi persona.

-          Menos mal, ya temía yo de que eso monstruo te estuviera pisando los talones.
-          Argh.
-          ¡Ay! ¿Pero que es esa peste? ¿hace cuanto tiempo que no te das un baño?
-          Hrmm.
-          Anda, sube a asearte y baja a cenar, porque apuesto que no haz comido nada ¿verdad?

A regañadientes subí a mi habitación, sabia que tratar de alegar con ella solo seria una perdida de tiempo. Me deshice de los andrajos que vestía y me encamine al baño con mi toalla en mano, el familiar ruido de la regadera y el grifo llenando la tina de agua caliente reconfortante. Una vez que me termine baje las escaleras rumbo a la cocina, solo me moleste en vestir unos boxers y unas sandalias: mi cabello aun húmedo luchaba contra la gravedad para erizarse como siempre, la toalla colgada de mis hombros absorbía las gotas de agua que caían de este a cada paso que daba. Al entrar a la cocina Bulma estaba frente a la estufa preparando algo.

-          Te recalenté algunas sobras de la comida, espero que baste con eso.
-          No tengo tanto apetito.
-          Trunks… ¿se quedo entrenando?
-          Si.
-          Ya veo, a veces me cuesta creer que ese joven sea nuestro hijo.
-          No hay duda de ello.
-          Vegeta, ¿Crees que podrán vencer a Cell?
-         

Bulma permaneció mirándome, esperando una respuesta, pero tras unos segundo pareció entender que no la tendría, yo mismo no podía responder a esa pregunta. Con toda normalidad me sirvió un plato de estofado de res; comencé a comer, pero pronto me vi interrumpido.

-          Promete que no vas a morir.
-          No digas tonterías, soy el príncipe de los..
-          ¡Prométemelo! – no me dejo terminar, sus ojos estaban vidriosos de lagrimas… hablaba en serio.
-          No voy a morir – me puse de pie y me acerque a ella.

Acaricie su mejilla y limpie la lágrima que comenzaba a correr con mi pulgar. Sus ojos brillaban con un fulgor lleno de vida, pero también vi miedo en el fondo de ellos, no miedo a morir a manos de Cell, el miedo a sobrevivir y perder a un ser querido. Para mi ese sentimiento era extraño, pero comenzaba entenderlo, tras haber estado separado de ella en otro plano temporal supe lo que era extrañar a otra persona, si hubo una persona que desee ver cuando mi cuerpo adolorido me suplicaba descanso, era ella. Quería oír su voz, sentir su calor y respirar su aroma. En todo el universo no había una sola persona que me hiciera sentir como ella.

La  bese suavemente y fui correspondido, el sabor de su boca fue como una droga en mi sistema, pronto nuestros labios se encontraron pegados victimas de la inercia del deseo, la temperatura comenzó a elevarse tan rápidamente que no me di cuenta cuando llegamos a la habitación, pero me percate que fui despojándola de sus prendas de vestir camino al cuarto. Mis manos recorrieron su piel con familiaridad y mis oídos se extasiaban con cada uno de sus gemidos. Esa noche Bulma fue más dócil que de costumbre, imagine que deseaba que yo tomara el control y yo quería hacerlo; la hice mía al ritmo de mis latidos. Una lujuria que había permanecido dormida por mucho tiempo había despertado y estaba orquestando un concierto de placer en el que ella y yo éramos los instrumentos principales. Esa noche hicimos el amor hasta que llego el amanecer, Bulma cayo rendida primero así que la recosté en mi pecho y la abrace hasta que la somnolencia me hizo cerrar los ojos. No soñé nada en ese lapso, pero al despertar con el sol de medio dia me sentí mas revitalizado que nunca. Bulma no estaba, imagine que habría despertado antes que yo y volvió a su taller.

El resto del dia descanse paseando por la casa y huyendo de la madre de Bulma que como de costumbre me pedía que la llevara a una cita. Por la tarde estaba con su padre en el invernadero, donde me enseño como se podaban los arboles. La tarea de recortar un árbol me parecía estúpida, pero era mejor que acompañar a su esposa a comprar pastelillos.

Esa misma noche Trunks llego a casa, pude comprobar que su nivel aumento nuevamente, pero sabia que no era una diferencia tan grande. Durante los siguientes días la calma fue dando lugar a la impaciencia. Cada noche Bulma y yo no estregábamos a nuestros deseos, durante esos momentos me di cuenta del nerviosismo de mi mujer, y de mi propia incertidumbre. Sabia que Kakarotto seguía estando por encima de mi y que Cell no había mostrado todo su poder aun. Pero una parte de mi me decía que no era una causa perdida, aun podía superar a mi rival, pero antes debía sobrevivir  a esta batalla.

Llego el día del torneo, Trunks recibió una llamada de Krillin, informando que nos veríamos en el templo de Kami Sama antes de ir al lugar de la pelea. Bulma nos entrego nuevos trajes de batalla y se despidió de ambos con una abrazo el cual enfrente de todos en casa me hizo sentir incomodo, el Dr. Briefs y su esposa se limitaron a sonreír mientras miraban la escena. Mi hijo y yo partimos a toda velocidad al encuentro de los demás guerreros.

Es medio día, creo que voy a tomar un descanso y aprovechare para comer algo, ni Bulma ni Bra están en casa así que creo que pediré algo a domicilio.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustoo! espero que no tardes tanto en subir el proximo c:

madara dijo...

hey, estuvo genial me super encanto,espero leer el proximo muuy pronto

Rihan dijo...

Hola¡ Como siempre estuvo fantástica.
Se siente como si el mismo Vegata lo aya escrito :D
SIGUE ASI¡¡¡

Anónimo dijo...

hola muy bonitoo, me ha encantado, cada cuanto subes una entrada?