jueves, 22 de marzo de 2012

Las Memorias de Vegeta (Entrada 33)


 
 10 de Julio 4:45pm

Desperté en mi habitación del palacio, estaba sudoroso y mi respiración era pesada. Había tenido una pesadilla que no recordaba, ya era la cuarta vez que ocurría; quizás el saber que solo en un siclo solar mas mi padre me entregaría al servicio de Freezer me estresaba más de lo que creía. No, no podía ser eso, yo era el príncipe de los saiyajin, mi padre lo había dicho, yo seguramente me convertiría en el legendario súper saiyajin, esa manera de pensar no era apropiada. Me levante de la cama y me encamine al lavatorio para sacudirme el adormecimiento, el cielo brillaba con un tono rosado a través de la ventana, seguramente hacia poco que había amanecido, pronto Nappa llegaría con un súbdito para traer mis alimentos.

El intercomunicador sonó mientras me aseaba, pensé que seria Nappa con ese tono estúpido que siempre usa al hablar conmigo, desearía que dejasen de tratarme como un niño, soy un guerrero de clase alta, aun a mi edad soy mas poderoso que la mayoría de los guerreros de clase media.

-          Muy buenos días alteza – dijo una voz femenina.
-          ¿eh? ¿Quién demonios eres? ¿en donde esta Nappa?
-          El sr. Nappa tuvo que salir por ordenes de su padre, yo estaré a su servicio por el día de hoy.
-          Tsk – ese imbécil, seguramente se había ido a destruir algún planeta y me había dejado aquí aburriéndome.
-          Si me lo permite majestad, le he traído una muda de ropa limpia y su desayuno.
-          Lo que sea, solo entra y déjalo.


Salí del lavatorio con la toalla colgada al hombro, me gustaba sentir el frio después de asearme, la frescura era vigorizante. Pero para mi sorpresa mi habitación nos estaba sola, para al pie de mi cama estaba una mujer de cabello negro y largo, entallada en una armadura de batalla femenina de color purpura, en sus manos estaban mis prendas y a su lado un carrito de servicio con lo que supuse eran mis alimentos. Se quedo por unos segundos quieta viéndome pero luego desvió la vista hacia la ventana, solo cuando una briza mañanera me rozo la cintura recordé que estaba desnudo y mojado. Sentí que mi cara se enrojecía rápidamente y solo atine a cubrirme con la toalla.

-          ¡Estúpida! ¿Porque demonios te me quedas viendo? – replique al tiempo que le arrebataba la ropa de las manos y corría de vuelta al lavatorio.
-          Lo lamento mucho alteza, no creí que estuviera aseándose – respondió cortésmente, pero pude imaginar que se moría de risa por dentro... me las iba a pagar esa tonta.

Salí del lavatorio y ella seguía ahí todavía, me miraba con una tenue sonrisa y con las manos entrelazadas por delante de ella. Por alguna razón parecía emocionada y a la vez nerviosa.

-          ¿Pero que demonios estas haciendo? Ya puedes irte.
-          Pe- pero su alteza, estoy aquí para servirle por el resto del dia, son ordenes directas de su padre el rey.
-          No necesito de ti, así que lárgate.

La mujer no parecía entender lo que le decía, se limito a permanecer de pie en medio de la habitación mientras desayunaba. Fue un suplicio soportar su mirada mientras comia. De vez en cuando  deambulaba por el cuarto para después volver a mirarme antes de voltear otra vez, esta actitud arruino mi apetito, por lo que deje mi desayuno a medias. Me encamine hacia la puerta mientras aseguraba mi capa sobre mis hombros cuando me di cuenta que ella me estaba siguiendo.

-          Deja de seguirme, recoge esos trastos si tanto deseas servirme.
-          Con todo respeto alteza- comenzó a decir mientras señalaba al techo con un dedo – el rey me ha asignado como su paje por el día de hoy y pienso cumplir con mi misión.
-          Grrr, ¡basta! Soy el príncipe de los saiyajin y obedecerás mis ordenes y si te digo que me dejes a solas me dejaras a solas.

Estaba tan agitado por la altanería de esta mujer que mi capa se desprendió de uno de sus seguros cayendo a mis tobillos. Rápidamente ella se arrodillo a recogerla y antes de que pudiera reaccionar la estaba abrochando nuevamente en mi hombro izquierdo; al tenerla tan cerca pude percibir el aroma de su cabello que era de un negro mucho mas brillante que el de otras mujeres saiyajin que había visto; la fragancia que me asaltaba era muy similar a las rakusa recién cortadas. Por lo general las mujeres cuidaban más su apariencia que los hombres, pero era inusual que usaran lociones o perfumes.

No pasaron mas de tres segundos cuando se puso de pie sonriente y satisfecha. Tarde solo un momento en recobrar la compostura mientras mi cara se comenzaba a enrojecer otra vez, carraspee y me di la vuelta para salir de la habitación – de nada – dijo tranquilamente. Nuestros pasos resonaron por el vacío pasillo, pude notar la gran diferencia entre sus pisadas y las mías, su sonido era ligero pero constante, posiblemente era por sus botas, las cuales tenían un medio tacón que resonaba agudamente al caminar. Me imagine que era una guerrera de clase baja, una saiyajin de elite jamás usaría algo tan impráctico. Al salir del pasillo la luz del medio día llenaba de anaranjado el cielo, el clima estaba caluroso, pero mi cabello seguía húmedo, proporcionándome un poco de frescura con cada ligera brisa; por su parte la mujer se limito a seguirme a menos de un metro de distancia. Su presencia comenzaba a irritarme cada vez más y realmente no había decidido que hacer o donde ir. Hasta donde sabia Nappa estaba en una misión por encargo de mi padre y el probablemente estaría reportando los avances en las conquistas de los planetas al Freezer, el solo pensar en ver la repugnante cara de ese gusano me ponía de malas, y para colmo de males mi padre iba a ponerme a su servicio como parte de un tratado a cambio de expandir nuestro dominio sobre la galaxia.

-          ¿Alteza? – llamo mi incomoda compañera.
-          ¿Qué es lo que quieres?  
-          Creo que ya que tiene tiempo libre, podría quizás involucrarse mas en sus deberes reales.     
-          ¿De que demonios esas hablando?
-          Me refiero a las responsabilidades del príncipe – nuevamente apunto al cielo mientras sermoneaba – Cuando su abuelo, Vegeta XIV (ver apéndice) reinaba, su padre tomo a su cargo el archivo histórico de nuestra raza, el aivarc (ver apéndice).
-          Tsk, no digas tonterías, mi padre jamás se enterraría en una pila de documentos y libros viejos, esa es tarea de los ancianos, no de un guerrero de elite como los miembros de la familia real.
-          No debería menospreciar la historia alteza.
-          No lo hago, hace ya tiempo que estudie en el sistema ho-on.
-          No lo dudo mi príncipe, pero el ho-on solo abarca una pequeña parte de nuestro legado.

¿A caso esta mujer no entendía a quien se dirigía? Su manera de hablar a pesar de ser cortes distaba mucho del respeto que debía mostrarme. Sin embargo me intrigaba el hecho de si realmente mi padre había llevado a cabo tan aberrante tarea por lo que acepte que me guiara la cámara de archivos. Simplemente sonrió y comenzó a elevarse en el aire – sígame por favor – dijo antes de acelerar, me sorprendió lo rápido que tomo velocidad, odio admitir que tuve que esforzarme para seguirle el paso. No tardamos mucho en llegar al edificio del aivarc el cual como imaginaba estaba prácticamente desierto salvo por algunos ancianos, Pobres diablos a los que se les había negado el derecho de morir en batalla, ya sea por deserción o por simplemente ser demasiado débiles para ser soldados, pocas cosas son tan deshonrosas para un saiyajin que llegar a la edad avanzada, en la cual ya no eres un guerrero de verdad, solo un estorbo.

Descendimos en una explanada donde un trio de ancianos discutía, sus ropas eran túnicas blancas y hombreras ceremoniales, muy similar a los médicos en las estaciones espaciales.

-          ¡Grandísimo necio! – bramo el más alto de los viejos - ¿Cómo te atreves a dudar de la existencia de Gaimoya el conquistador?
-          Otra vez lo entendiste todo mal… no dudo de su existencia, pero creo que hay muy pocos registros de sus batallas – Le respondió un anciano jorobado y con barba enredada.
-          Ustedes dos siempre discutiendo lo mismo, por eso no progresamos en el inventario del archivo – objeto un anciano de baja estatura que apoyaba ambas manos en un bastón.
-          ¡Silencio! – ordeno la mujer al tiempo que tocaba el suelo – Están en presencia de su alteza el príncipe Vegeta.

Los tres vejestorios parecían no haberse dado cuenta de nuestra llegada en medio de su platica, pero al escuchar la voz de mi paje se irguieron tanto como pudieron en completo silencio. Al verme pude notar que no sabían como reaccionar, quizá dudaban en arrodillarse o permanecer de pie, me imagine que sus atrofiadas articulaciones hacían de aquella decisión algo difícil, por lo que decidí dejarlo pasar. De pronto los ojos del más alto se posaron en mi compañera y su semblante se relajo.

-          Ah, pero si es usted señorita Rabba, que susto me ha dado – la mujer pareció palidecer al escuchar su nombre.
-          S, si, he traído al príncipe para que supervise las tareas del archivo – su tono tranquilo de antes parecía haberse esfumado de repente.
-          Mmm, ya veo – El anciano volvió a mirarme con curiosidad – Mi nombre es Peparu joven amo, estos – dijo señalando a sus interlocutores – son mis colegas.
-          Soy Ropogi – dijo el jorobado.
-          Terike, para servirle – agrego el más bajo.
-          Por favor, síganos, le pondré al tanto de nuestras labores.

El mas alto comenzó a caminar lentamente hacia la entrada del aivarc seguido por por sus colegas y nosotros dos. Rabba como parecía llamarse esta mujer había vuelto a retomar su compostura.

-          ¿Ese es tu nombre? ¿Rabba? – le pregunte.
-          Si… discúlpeme por no presentarme debidamente con usted.
-          Como si me importara… solo quiero saber quien me esta haciendo perder el tiempo con estos ancianos decrépitos.
-          Je, quizá no lo parezca, pero Peparu y esos dos solían ser guerreros de elite.
-          Mientes, ¿Cómo es posible? Un guerrero de elite jamás se deshonraría llegando a ese estado tan marchito.
-          Vera usted, su abuelo considero que preservar los archivos era importante, sobre todo en estos tiempos en los que nuestra raza guerrera se esta propagando por toda la galaxia. Por lo que puso al “trio inmortal” a cargo de proteger nuestro legado
-          ¿El trio inmortal?
-          Así es, la razón por la que Peparu y sus compañeros han llegado a esta edad es porque jamás han sido derrotados alteza.

Tenia que estar bromeando, podía creerme que nunca hubieran sido vencidos, incluso que mi abuelo los hubiera castigado poniéndoles semejante tarea, pero no que un equipo de guerreros elite se pasara su vejez desempolvando libros.

La entrada del aivarc era un enorme arco de granito, sobre este había un grabado de unos saiyajin combatiendo los tsufurujin estos últimos se veían diminutos al compararlos con los demás; recordé cuando estudie la conquista de Gaimoya, siempre me pregunte como habría sido acabar con esos insectos, no me parecía que fuera algo tan impresionante al pensar detenidamente en ello. Rabba caminaba al lado de Peparu que parecía discutir algo con ella, esta se limitaba a asentir y sonreír como boba, mientras que a mi me flanqueaban Ropogi y Terike caminando pesadamente. El interior del edificio estaba lleno de estantes y libreros, podía verse en el recinto varios escritorios donde mas ancianos revisaban pergaminos, otros tantos consultaban bases de datos y otros parecían discutir; seguimos avanzando hasta llegar a una sala circular en la que la luz caía desde el techo, al voltear hacia arriba vi que la luz se filtraba a través de un vitral, el vidrio resplandeciente me cegó por un momento y…

Desperté tumbado en el pasto, el sol me daba en la cara y la brisa salada del mar inundaba mis fosas nasales; Krillin estaba parado a mi lado mirando al horizonte, me di cuenta rápidamente que había estado inconsciente.

Creo que iré a por una taza de café antes de continuar… Si no mal recuerdo Bulma compro una mezcla de café bastante caro, me pregunto donde lo habrá escondido.

6 comentarios:

Rihan dijo...

FUCK AL FIN YA ME STAVA PREOCUPANDO...

Yamy chan dijo...

guao eres un maestro me encantan las memorias de vegeta sigue escribiendo!!

Yamy chan dijo...

Me encanta el blog

Anónimo dijo...

quee buenO que la hiciste creia que habias tenidO un Accidente...LoL TE QUEDO PERFECTA.

Anónimo dijo...

cuando subes la 35 estoy muy ansiosa en leerla y creo que muchas personas que leen esto estan de acuerdo verda??

Anónimo dijo...

ME ENCANTAN LAS MEMORIAS DE VEGETA Y LO QUE MAS ME GUSTA ES QUE SIGUES CONSERVANDO EL CARACTER Y LA PERSONALIDAD TAN CARACTERISTICA DE VEGETA... SIGUE ASI, TIENES MUCHO TALENTO, DEBERIAS SACAR UN LIBRO... Y CUANTAS ENTRADAS PIENSAS HACER??