lunes, 1 de noviembre de 2010

Las Memorias de Vegeta (Entrada 11)



26 de Junio 791

La inmensa montaña espacial se acercaba velozmente, reuniendo todas mis fuerzas dispare mi energía con la intención de destruirla antes de que me alcanzase, mi poder impacto en el objetivo pero no hizo mas que hacer volar algunas esquirlas de roca, desesperado ante la muerte que se cernía sobre mi arremetí con mas fuerza causando que el asteroide estallara, pero no fue para bien, sin medir las consecuencias de mis actos me vi atrapado por la explosión y fui lanzado a la superficie como un insecto azotado por una mano gigantesca, atravesé capas de piedra en la superficie y termine en suelo.

El aire en mi pulmones salio expulsado al impactar en el terreno, terribles punzadas en mi costado derecho me advertían de al menos 2 costillas rotas y mis sentidos desorientados eran señal de cansancio extremo, yo no podía mas, había llegado a mis limites, jamás superaría a ese inútil de Kakarotto, no volvería a la tierra, no saldría con vida de este asqueroso planetoide en el que me encontraba. Mi ira y mi frustración nublaban mis pensamientos, por mis venas corría mas furia que sangre, cada dolorosa respiración era como carbón que alimentaba mi rabia. Sin poder soportarlo mas libere mi angustia en un ensordecedor grito que resonó en los paramos de aquel desolado lugar… entonces sucedió, una sensación eléctrica corrió desde la base de mi espina hasta mi cabeza y una energía nueva y desconocida inundo mi cuerpo expulsando ese añorado brillo dorado.


El éxtasis repentino casi me hace perder el conocimiento,  pero mi voluntad me mantuvo despierto, por fin… ¡POR FIN! Grite sin poderme contener, una risa maniaca encontró su salida  bramantemente desde el fondo de mi ser, lo había logrado, era un super saiyajin, el momento de que el príncipe Vegeta volviera por fin había llegado. Tratando de recobrar el control respire profundamente y me di cuenta entonces que mis heridas aun presentes no dolían tanto como antes, mis sentidos estaban agudizados, y mi cuerpo se sentía tan ligero que parecía no haber gravedad alguna, sentí el calor proveniente de la estrella apunto de estallar volverse mas y mas abrasador, pero mi nuevo poder me llenaba de confianza.

Apunte a la fatídica estrella con una mano y concentre mi energía en una gran esfera antes de liberarla, esta voló a gran velocidad en dirección a la gigante azul a punto de estallar e internadoce en su centro exploto, causado el efecto contrario en el cuerpo celeste que comenzó a contraerse para finalmente implosionar. Fue justo como lo planee, la explosión de mi energía desestabilizo el débil núcleo de la estrella provocando un diminuto agujero negro que succiono todo a su alrededor. Esto me daría algo de tiempo para salir de ahí.

Liberar mi nave fue cosa sencilla ahora sin tanta presión del tiempo, las reparaciones me tomaron cerca de 30 minutos, en este lapso de inquietud note una ansiedad que me obligaba a darme prisa, no por lo que pudiera ocurrir si me tardaba demasiado, no me sentía tranquilo, mi ritmo cardiaco era tan acelerado que mis latidos retumbaban en mi oídos, sabia que era por la transformación, pero no tenia aun control de ella así que quería permanecer mas tiempo en ese estado, tan pronto como estuve listo despegue y me dirigí al siguiente sistema solar cercano, este sector de la galaxia tenia varios planetas con atmósfera respirable y agua lo suficientemente limpia para beber, querría empezar a explorar mis nuevos poderes cuanto antes, pero no estaba seguro si la nave resistirla si entrenaba como super saiyajin, así que tendría que esperar a aterrizar en un nuevo planeta.

Tan pronto inserte las coordenadas en la computadora deje que el piloto automático se encargara de todo, para así sentarme y relajarme, necesitaba reflexionar sobre lo sucedido con el fin de entender mi transformación, tenía una noción de que se había despertado en mi cuerpo pero debía aprender a controlarlo. Cerré mis ojos y recorrí mi cuerpo mentalmente, cada músculo, casa hueso y articulación se ilustraba en un mapa de mi mismo y las sensaciones que corrían por mi sistema nervioso eran acotaciones que me guiaban en mi búsqueda del tesoro que había añorado tanto.

Mientras mi respiración se relajaba descargas eléctricas iban de mi abdomen a mi cabeza haciendo que mis cabellos se erizaran mas de lo normal, centre mi atención en mi torso respirando de manera mas conciente, con cada movimiento de mi diafragma la mecánica detrás de mi actual estado se me rebelaba. Era tan simple que sentí como un idiota por no descubrirlo antes; psicológicamente la transformación inicial era disparada por un estado de estrés mas haya de la ira, una frustración absoluta liberaba las reacciones en el cerebro que provocaban los cambios físicos, la energía acumulada durante el entrenamiento no podía ser liberada a voluntad sin pasar por estos cambios, la presión que sentía en mis arterias, el ardor de mi piel y el dolor muscular que ahora iban en aumento me lo confirmaban, mi nivel de energía había aumentado tanto que mi yo normal no soportaría el expulsarla.

Respire profundo y relaje mi cuerpo, sentí como si hubiera salido del fondo del mar, la presión que apesumbraba mi cuerpo se desvaneció, pero el repentino cambio casi me hace vomitar, me incline en mi asiento hacia el frente dando arcadas, pero logre contener las nauseas. Ahora que el secreto estaba mas claro decidí descansar hasta que la nave llegase a su destino, una vez allí entrenaría para dominar mi nuevo poder por el tiempo restante, el viaje a la tierra tomaría aproximadamente una semana, así que llegaría justo a tiempo.

Me di una ducha helada para contrarrestar el calor de mi cuerpo y luego me sumergí en la tina llena de agua caliente, el agotamiento de mi cuerpo era tal que la idea de quedarme dormido ahí era tentadora, pero mi estomago comenzó a protestar, si hay algo que le guste tanto aun saiyajin como pelear es comer, obviamente la idea de cocinar para mi mismo estaba fuera de discusión, pero por suerte una docena de cenas para microondas calmarían mi hambre por unas horas. Luego de comer me recosté en la cama, distendida y desacomodada no era lo apropiado para un príncipe, pero era suficiente para un guerrero, mire la maquina de gravedad de la nave, su limite eran 450G, y ahora como super saiyajin esto apenas y seria una dificultad, eso y además de que mi nave no resistiría mucho mas castigo. Mis parpados estaban pesados, el sueño estaba por vencerme, mientras me dejaba caer en el letargo la estupida cara de Kakarotto apareció en mi mente - … Por fin te he superado sabandija – dije para mi mismo.

Voy a prepara algo para comer, y continuare después.

1 comentario:

Hazo Pazul dijo...

Pues si quieres regalar algo, unos buenos mangas seinen estarian bien =)