lunes, 11 de octubre de 2010

Las Memorias de Vegeta (Enntrada 8)



24 de Junio 791

Bulma tenia ya 7 meses de embarazo, hasta entonces habíamos tenido habitaciones separadas, pero decidió que durmiéramos en la misma habitación, acepte con tal de no provocar la ira de la vaca de pelo azul en la que se había convertido.

Fue en la primera noche que compartimos la misma cama para dormir que comprendí el porque de su decisión; Eran cerca de las 3:00am cuando los gemidos de Bulma me despertaron, estaba sudando y sus ojos estaban llorosos, se sujetaba su inflamado vientre y aun en la oscuridad de la noche pude notar su cara enrojecida.


-         ¿Bulma?, ¿Qué te pasa?, ¿Qué tienes? – pregunte con una genuina preocupación que me sorprendió tanto como a ella.
-         Ve- Vegeta, no se que pasa, el bebe… ¡aah! – era obvio que trataba de hacer el menor ruido posible mientras soportaba el dolor.
-         Aguanta, iré por tus padres.

Me incorpore para encaminarme hacia la puerta, pero antes de poder dejar la cama su mano me sujeto – no, no me dejes sola – sus ojos llenos de lagrimas suplicaban por mi presencia, esto era tan nuevo para ella como para mi, era natural que estuviera asustada… entonces vino a mi mente como un rayo; otra de las razones por la que la gestación de los saiyajin no fuera natural era porque durante su desarrollo, el feto tendía a expulsar su energía ya que no podía controlarla, en la antigüedad las mujeres de miraza soportaron este dolor durante siglos, para una mujer saiyajin eso no era nada, pero Bulma era humana, mucho mas débil que una mujer del planeta Vejita, incluso mas débil que las esposa de Kakarotto.

Ella seguía soportando el dolor mientras apretaba mi mano, la ayude a levantarse y la lleve a un sillón reclinable que estaba en la habitación, pero el dolor solo diminuyo un poco, mientras me devanaba los sesos tratando de recordar acerca de las antiguas técnicas de parto de mi planeta, nunca pensé que las necesitaría así que no les di importancia. Recordé entonces algo que se axial para tranquilizar al feto, coloque mis manos con suavidad en vientre -¿Qué estas haciendo Vege-?- comencé al irradiar un poco de mi energía tratando de hacerla lo mas calida posible.

-         Esto se llama konutko (ver apéndice) , es una técnica antigua de mi planeta que sirve para este tipo de dolores.
-         Se siente calido, el dolor se esta desvaneciendo.
-         ¿Ya haz pensado en algún nombre para el bebe?
-         Había pensado en “Tong”
-         Suena estupido, porque no le ponemos Vegeta, era el nombre de mi padre y del suyo.
-         Pero que poco original, además seria muy confuso con ustedes dos en la casa… ¿lo sentiste? El bebe pateo.
-         ¿Eso hizo?

Bulma tomo mi cabeza entre sus manos y la acerco hacia si misma – escucha- dijo mientras me veía obligado a quedar de rodillas frente a ella. Sentí el calor de su cuerpo y el ritmo de su respiración que hacia subir y bajar mi cabeza recargada en su abdomen, entonces un pequeño sonido llamo mi atención, me enfoque para escucharlo mejor “tum… tum… tum…” luego se vio acompañado por un “Tom… Tom…”, por un momento no entendí, pero luego  me di cuenta de lo que era, sus corazones… el corazón de Bulma y el bebe latían juntos.

-         Trunks…
-         ¿Que?.
-         ¿Qué te parece Trunks? – respondió ella tranquilamente.
-         Trunks… suena fuerte, un nombre apto para un saiyajin.
-         Ojala que nuestro hijo pueda vivir en un mundo pacifico.

No le respondí, sin lugar a dudas un mundo de paz garantizaba una vida tranquila pero también que el desarrollo de un guerrero se vería comprometido. Al poco rato el dolor de Bulma se calmo, volvimos a la cama y dormimos por primera vez como familia.

Bra quiere que la lleve al centro comercial, así que escribiré un poco mas cuando volvamos.

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