domingo, 22 de agosto de 2010

Las Memorias de Vegeta (Entrada 2)


16 de Junio de 791

Sin darme cuenta bebí 5 tazas de café concentrado en la platica de Bulma, cuando los primeros rayos del sol  se asomaron por la ventana nos dimos cuenta que habíamos pasado la noche en vela; sin poder contener un bostezo ella se levanto – voy a dormir un poco, me gusto hablar contigo – me dijo sonriendo, no pude apartar mi vista de su espalda mientras volvía a su habitación.

El resto del día mi cabeza estaba llena de imágenes de ella, su cabello, sus ojos, sus labios, ¡todo su cuerpo me distraía de mi entrenamiento! “déjate de estupideces Vegeta, eres el príncipe de los saiyajin” me dije a mi mismo, ningún guerrero de clase alta permitiría que tales pensamientos perturbaran tranquilidad. Los días pasaban con extraña lentitud, pero cada que Bulma estaba cerca el tiempo se iba volando, trate de ignorar su presencia, pero con insistencia interrumpía mi entrenamiento, pedía mi ayuda para mover objetos pesados, venia a preguntarme que era lo que quería para la hora del almuerzo o simplemente se quedaba ahí mirando, esto ultimo me obligo a dejar de entrenar en la cámara de gravedad ya que no conseguía que saliera una vez que entraba.


Cierto día en el que huí al invernadero del padre de Bulma para tener un poco de tranquilidad, me lo encontré regando y atendiendo sus plantas, nunca entendí porque este vejestorio pasaba tanto tiempo entre los animales y las plantas; cuando me vio entrar sonrió y me invito a beber una cerveza con el, tras un rato el viejo soltó esto - ¿sabes?, las mujeres son como los girasoles… simple buscan al sol, pero si este no les presta atención se marchitan- sonrió y continuo con su labor sin decir nada mas, sus palabras no hicieron mas que confundirme mas de lo que ya estaba, decidí volver a mi entrenamiento para olvidarme de esas cosas, mientras me encaminaba hacia la cámara de gravedad escuche a Bulma discutir con alguien en la terraza, era Yamcha, ¿Qué hacia es mequetrefe aquí?, me coloque debajo de la terraza para escuchar mejor, y según recuerdo esto fue lo que paso:

-         Bulma… por favor dame otra oportunidad.
-         ¿Crees que soy tan imbecil?... se acabo Yamcha. Ya me canse de tus excusas.
-         Pero yo te amo Bu-
-         Pues yo no, hay muchos mejores hombres que tu en este universo.
-         ¡Si claro!, ¿Cómo Vegeta?... no creas que no he notado como lo miras.
-         Eso no te incumbe.
-         ¡No me digas que es de mi incumbencia mujerzuela!

Me eleve con rapidez hasta quedar encima de sus cabezas, disimulando recién haber llegado.

-         ¿Qué demonios pasa? ¿Por qué tanto escándalo?
-         Hablando del diablo…- dijo en un tono mordaz.
-         ¿Estas provocándome gusano? – dije mientras bajaba y me colocaba entre ellos.
-         Miserable, ¡¿Por qué no te largas a hacer volar algún planeta?!
-         ¡CIERRA LA BOCA INSECTO! – brame dando un paso al frente – Yo voy a donde quiero y me quedare aquí cuanto desee y mientras lo haga esta es mi casa, ¡mi territorio! Y no tolerare que ningún perro sarnoso venga a aullar fastidiando.
-        
-         ¿Quedo claro?
-         … - Yamcha permaneció inmóvil como un ratón ante una serpiente.
-         He dicho ¡¿quedo claro?!

Viéndose ridiculizado, salio volando tan rápido como pudo, siempre que recuerdo su cara cobarde me trae una sonrisa a la cara. Me gire hacia Bulma con una expresión triunfante en mi rostro,  pero me vi sorprendido por un inesperado bofetón de su parte – ¡¿Quién te dio derecho de meterte en lo que no te importa?! – dijo antes de salir corriendo.

Es hora de comer, continuare mas tarde.

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